¿Dónde quedó el talento fotográfico nacido y cultivado en la Ciudad de México? ¿ En dónde están los fotoperiodistas del DF? ¿Qué hacen ahora? Durante la segunda mitad del siglo XX floreció en México una estupenda generación de fotógrafos de prensa vinculados a medios impresos de enorme calidad y valor documental.
Ahí están en la historia: Héctor García, Nacho López, Marco Antonio Cruz, Andrés Garay, Pedro Valtierra, Elsa Medina, Frida Hartz, Raúl Ortega, Francisco Mata, Víctor Mendiola y Ernesto Ramírez entre muchos otros. Durante las últimas décadas del siglo pasado fueron referencias claras los fotógrafos de La Jornada y Proceso a nivel nacional. Cúspide de aquel momento fue la cobertura zapatista de 1994 en ambos medios, pero tal parece que diez años después se empezó a diluir esa fuerza visual y poco a poco se esfumó un estilo documental, sin tomar en cuenta que además, la mayoría de ellos abandonaron las filas de sus respectivos medios.
Es decir, una buena generación de fotoperiodistas de finales de los 90s están por su cuenta o de plano ya no hacen foto en prensa, (obvio con un par de excepciones). Y entonces, ¿cuál es nuestro presente? Pues me parece que claramente los fotógrafos del interior de la República son los que traen un nuevo empuje, nuevas miradas y los más recientes e importantes reconocimientos para nuestro país.
En la última década los trabajos y los premios en World Press Photo han sido para Guillermo Arias desde Tijuana, Fernando Brito en Sinaloa, Pedro Pardo en Guerrero y Christopher Venegas desde Coahuila por mencionar algunos. Adicionalmente, hay excelentes fotógrafos que están por dar lo mejor de su carrera en estos años y son Héctor Guerrero en Jalisco y Enrique Rashide Frías radicado en Sinaloa entre otros muchos sitios a lo largo y ancho de la Nación.
Así las cosas, lo que estamos viendo en los últimos años es un talento emergente en rincones del país que antes eran ignorados por la arrogancia del “centro”.
Hay que decirlo, el talento fotográfico en la Ciudad de México se llenó de ego, mediocridad, arrogancia, desdén y pérdida de espacios en medios que llevó a los colegas locales a producir menos y de muy escasa relevancia o calidad.
Hoy los mejores asuntos están fuera de la Capital; aquí vivimos de las conferencias de prensa, de las declaraciones banqueteras, una que otra marcha colorida y los infinitos bloqueos viales, y tan, tan. Todo se repite y es visualmente muy “pobre”, no se hacen historias de ningún tipo, y esto sumado a una sobrepoblación de fotógrafos “profesionales” que coexisten con una nueva camada de fotógrafos “independientes” más los “fotógrafos ciudadanos” con celular en mano y todos en la misma marcha sobre Reforma, pues no parecen tener nada mejor que hacer.
Vaya desde aquí una fuerte felicitación a los admirados colegas del interior del país que están renovando la mirada bajo condiciones extremadamente difíciles de seguridad y con remuneraciones lamentablemente todavía muy por debajo de su talento.
En serio, gracias por su nueva mirada.