Hoy quiero platicarles de una mentira, una falsa imagen que nació el pasado 14 de diciembre a nivel global y que alcanzó una “viralidad” importante en redes e incluso tuvo su espacio noticioso en distintos medios “establecidos” en la red. Según dicha “nota”, a partir de un pequeño dato real, que fue el hecho de que cayera algo de nieve en Egipto, Siria, Israel y en algunas otras zonas de Medio Oriente, y que en más de 100 años esto no había ocurrido, pues se engendró la mentira de las pirámides nevadas de Egipto.
En alguna parte del planeta, a cierto “ingenioso” chamaco de la generación del Mileniumm, se le hizo fácil abrir su laptop, jugar una broma y apropiarse de una imagen aérea real (der.) y Photoshopearla (izq.) para simular nieve sobre la piedra, -vean como las sombras son idénticas- lo cual sería imposible en fechas distintas a vuelo de helicóptero, pero seguramente a otros también los inspiró y entonces a partir de una ciudad “maqueta” en Japón, en donde sí cae nieve sobre las miniaturas a escala, pues se les hizo fácil subirlas como imágenes “reales” de otro ángulo de las famosas pirámides y durante horas eso circuló y “funcionó” durante un rato para muchos, sobre todo en Twitter.
Debo confesar que cuando me contaron que había nevado en las pirámides de Egipto, dudé, pero no me pareció imposible, me dio curiosidad y busqué las imágenes.
Caí en la mentira durante varios minutos, hasta que con cierta calma las revisé y me pareció muy sospechoso que nadie más lo retomara o que no hubiera docenas de fotografías del tema, así pues, pasado un rato, la mentira se hizo obvia.
Este asunto me hizo recordar mi tesis sobre el “fin del fotoperiodismo” y los golpes de credibilidad que cada tanto lo azotan. Y curiosamente recordé que fue Obama el primero en sepultar dicha “credibilidad” cuando declaró después de la muerte en 2011 de Osama Bin Laden por parte de sus tropas: “ que aunque ellos tenían las imágenes del terrorista muerto, no las mostraría, porque nadie se lo iba a creer” y efectivamente, nunca dieron a conocer ninguna foto, si ustedes “Googolean” a Bin Laden, sólo aparece una docena de fotos de su rostro en vida y varios photoshopazos muy malos de su supuesto cadáver.
Pero no siempre fue así, en 1967 hace más de 45 años cuando asesinaron al Ché Guevara y se esparcía el rumor de que seguía vivo, la CIA filtró las imágenes de su cadáver en Bolivia y se acabó la discusión.
En aquel entonces una foto era irrefutable. No olviden la pifia de los colegas del diario “El País” en enero de este año, cuando salieron con imagen de portada y toda la cosa, con una foto del supuesto cuerpo de Chávez en quirófano que les había vendido una agencia italiana y que era “falsa”, el error les costó más de 225.000 euros por repetir toda la edición impresa y se vieron obligados a disculpares epublicamente.
En definitiva, y con toda razón, hoy la fotografía periodística pierde “fuerza de verdad” con cada una de estas historias, y eso se deriva de las enormes posibilidades de mentir que hoy existen, -es cierto, que desde que desde que se inventó la fotografía, posible usarla para mentir, pero nada se compara a la facilidad que hoy cualquiera tiene a la mano y la velocidad de su difusión; por lo tanto hoy sólo nos queda verificar el origen de las imágenes y confiar sólo en “fuentes” serias apelando al sentido común con la esperanza de no caer en alguna otra mentira visual.