Henri Cartier-Bresson regresa a México y vuelve por la puerta grande: El Palacio de Bellas Artes. La mirada del siglo XX se llama la nueva exposición y se abre al público del 25 de febrero hasta el 17 de mayo de este año, con cerca de 400 imágenes del mejor fotógrafo de vida cotidiana que nos ha dado Francia en los últimos 100 años.
Debo decir, que si algún fotógrafo influyó en mi mirada, fue precisamente Cartier-Bresson. Fue en 1983, cuando ingresé a Casa de las Imágenes, una vieja escuela de fotografía ubicada en la Roma, que conocí su trabajo cuando yo rondaba los 15 años de edad. Desde entonces sus libros y trabajo documental me han acompañado siempre.
El estilo de Cartier-Bresson era único, un viajero curioso y con un ojo privilegiado. Por él, decidí ser fotógrafo documental y fotoperiodista, me obsesioné con el encuadre de “negativo completo” que consistía en imprimir las fotografías sin recortes adicionales o ediciones posteriores a la toma, dejando como testimonio de dicha decisión el marquito negro que se producía con los bordes del negativo.
Y es hasta la fecha, 32 años después de mis primeras imágenes, que mantengo la idea de cuadro completo sin una segunda intervención. Cartier-Bresson arrancó a los 23 años con su primer cámara, mientras estudiaba pintura.
A lo largo de su trayectoria, tuvo la oportunidad de retratar a personajes increíbles como Picasso, Matisse, Édith Piaf, Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, entre muchos otros. Fue testigo también de la muerte de Gandhi; vivió y fotografió la Guerra Civil Española; documentó la entrada triunfal de Mao a Pekín y tras la muerte de Stalin, Cartier-Bresson fue el primer periodista occidental que pudo entrar a la Unión Soviética.
En 1947 fundó la Agencia Magnum y tiene más de 100 libros publicados. Cartier-Bresson estuvo México en 1934, y aquí conoció a Manuel Álvarez Bravo lo que derivó más adelante en una relación intelectual y amistosa que los llevó a organizar una exposición conjunta que se montó también en Bellas Artes.
En 1963 este viajero trotamundos regresó a México y fotografió Pátzcuaro, Xochimilco, Oaxaca y algunos espacios de la Ciudad de México. De aquel viaje es esta imagen sobra la calle de Cuahutémoc donde un par de prostitutas le coquetean al francés y el lo registra con su Leica en mano.
Para el año 2000, junto a su esposa, Martine Frank, creó la fundación encargada de reunir sus mejores obras. El lugar fue inaugurado 4 años antes de su muerte a los 95 años de edad.
La expo que viene a México la curó Clément Cheroux, un historiador francés y conocedor de la obra de Cartier-Bresson. Será una delicia visual ver y recorrer los pasillos de Bellas Artes con las mejores imágenes de este extraordinario artista visual. No se la pierdan.