Pocos premios internacionales son tan reconocidos como el Pulitzer que otorga la Universidad de Columbia y que ahora además cumple un siglo de existencia, desde que lo entregaron por primera vez en 1917.
Este año lo ganó de nuevo Daniel Berehulak, fotoperiodista australiano, trotamundos, que vivió en Londres en 2005, para luego mudarse a Nueva Delhi en 2009, y que ahora curiosamente esta radicado en nuestro país, concretamente aquí en la Ciudad de México.
Pues resulta que este enorme profesional acaba de ganar por segunda ocasión el Pulitzer – ya lo había recibido también en el 2015 – y en esta ocasión lo obtuvo con un estupendo trabajo mucho más cercano a la nota roja que a cualquier otro género, derivado de la despiadada guerra contra las drogas y el narcotráfico que ahora encara Filipinas bajo el régimen del Presidente Rodrigo Duterte y que este fotógrafo documentó durante un periodo de 2016.
Apenas en diciembre pasado el The New York Times publicó su trabajo con casi 20 imágenes sobre el tema. Daniel Berehulak recorrió y registró con su cámara, asesinatos, ejecuciones y crímenes que se viven día con día en calles de Manila.
Aunque claramente nuestro país no está lejos de la situación en Filipinas; el trabajo de Berehulak es impresionante por su mirada, su estética y su limpieza visual.
Las imágenes de Daniel hay que decirlo, son crudas, pero también demuestran respeto y profesionalismo sobre cada una de las historias que le tocó registrar.
Berehulak ganó el Pulitzer 2017 en la categoría Breaking News Photography, por la increíble tenacidad de su trabajo en Manila, una ciudad en donde el promedio de asesinatos rebasa los 55 muertos por mes derivado del tráfico ilegal de drogas. Este fotoperiodista cuenta que lo que experimentó en Filipinas, es algo que no se puede comparar a sus coberturas en Afganistán, Pakistán, Irak o África. Sin embargo, Daniel lamenta que diariamente las calles de Manila estén cubiertas por cadáveres y violencia cotidiana.
Berehulak es un fotógrafo independiente que conoce más de 60 países en los que ha trabajado desde la guerra en Irak, pasando por el juicio a Hussein, el trabajo infantil en la India o las elecciones en Afganistán. Así como las secuelas del Tsunami de Japón y el desastre de Chernobyl.
Como verán, tiene enorme experiencia en los infiernos globales.
El trabajo de Daniel Berehulak, su estética, su profundidad y el manejo de su narrativa visual nos devuelve la esperanza en la fotografía documental y periodística como un reflejo contundente de lo que nos acontece como sociedad. Cuando Joseph Pulitzer creó estos premios, lo hizo con la convicción de estimular la excelencia en todas su categorías, y ahora que celebran sus primeros 100 años desde la creación de este Premio; no olvidemos que fue en 1942 cuando se concedió por primera vez en la categoría de fotografía bajo el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
Así las cosas, vaya un fuerte abrazo al admirado Daniel Berehulak, hijo de padres inmigrantes, y que ha decidido viajar con su mirada alrededor del mundo, identificando los peores territorios de la humanidad. Daniel no solo repite el Pulitzer, sino que ha sido ganador también en distintas categorías del World Press Photo, en las ediciones de 2008, 2011, 2013, 2016 y 2017.
Para los que quieran saber más de Daniel, independientemente de que cualquier día se lo pueden topar echando tacos de pastor en el Tizoncito de la Condesa; también pueden asomarse a su cuenta de Twitter en @berehulak o en Instagram como @danielberehulak en donde ya cuenta con 118 mil segudores y en donde podrán ver sus últimas dos imágenes tomadas en México, una que parece ser desde alguna azotea de la delegación Cuahutémoc y la más reciente en donde retrata a Norma Jiménez Osorio, una de las mujeres que presuntamente fueron agredidas sexualmente por la policía mexiquense hace una década en San Salvador Atenco.