Narciso Contreras

¿Pero qué necesidad?

Esta semana se presentó un nuevo caso de “alteración” digital en una fotografía periodística. No es la primera vez que pasa ni al parecer será la última. Se trata de una imagen del fotógrafo mexicano Narciso Contreras, Premio Pulitzer 2013. A Narciso lo conozco desde años, es mi amigo y no pretendo sumarme al linchamiento social que ya se ha dado esta semana.

Pero es muy importante ventilar el tema. El debate debería centrarse en la ética y la credibilidad de todos, periodistas, agencias y medios de comunicación. Eso es lo que está en juego. La gente está harta de que le quieran mentir. 

Narciso estudió filosofía en la UNAM y foto en México, empezó tarde en el mundo periodístico pero arrancó pisando fuerte, primero en nuestro país y luego en el extranjero. 

Resulta que la AP lo exhibe esta semana por alterar digitalmente una foto suya y rompe toda relación profesional con él, desde las oficinas centrales en Nueva York.

El boletín firmado por Santiago Lyon es devastador y ya ha sido ampliamente difundido. Y es obvio que esto le afecta no sólo con dicha agencia sino con todas las demás que ya se dieron por enteradas. 

Aquí vale la pena decir que la AP ya había pasado en 2011 por otro caso similar esta vez de la mano de Miguel Tovar, quien había borrado su propia sombra en una foto suya. Otro caso célebre fue en 2003 de Brian Walsky quien trabajaba para Los Angeles Times. 

Santiago Lyon es Vicepresidente de la AP y El Director Mundial de Fotografía de la misma agencia. Es quizá uno de los fotógrafos ejecutivos más poderosos del mundo y el mejor colocado dentro del organigrama de cualquier agencia internacional. 

Narciso cometió una tontería absolutamente innecesaria, decidió “desaparecer” de la parte inferior izquierda una cámara de video que se metía a la toma y sustituirla por unas piedritas tomadas de la misma toma. Nada más, pero nada menos. Todas las agencias en el mundo y los diarios en Europa y Estados Unidos son muy claros en el tema de “manipulación” digital. Simplemente está prohibido. 

Aquí pueden leer un párrafo de lo que dice la agencia AP en su manual de estilo interno sobre ese tema : “Las imágenes de AP siempre deben decir la verdad. No se debe alterar o manipular el contenido digital de una fotografía de cualquier manera. 

El contenido de una fotografía no debe ser alterada en Photoshop o por cualquier otro medio. Ningún elemento debe ser digitalmente sumado o restado de una fotografía.” 

Narciso es esencialmente una buena persona, un fotógrafo con un ojo extraordinario y ha corrido riesgos inimaginables en Siria. No debe terminar aquí su carrera, pero creo que si tendrá que tomarse un tiempo para pensar y reflexionar sobre lo que hizo. 

Como el mismo lo expone en una carta pública : “Por favor, tomen mi decisión desafortunada como una lección de oro. La industria será sacudida por un tiempo, pero como parte de la vida, necesitamos el castigo público para enseñar a otros …. ” 

Nada justifica la alteración o manipulación digital. Sobra decir que en casi todos los casos documentados la “idea” parece venir de una presión interna del propio fotógrafo por hacer una toma “más perfecta” de lo que ya es. 

Me da la impresión de que Narciso no se resignó a aceptar su imagen “original” como era. 

El ya es Pulitzer, nadie le iba dejar de recibir imágenes porque se asomaba una camarita de video, nadie. Lo que esta en juego no sólo es un tema ético para las agencias, también subyace un asunto comercial, la AP le está diciendo a sus miles de clientes en todo el mundo, “no se preocupen, si detectamos una mentira, seremos implacables con quien sea” y claro que lo son. Los medios abonados a su servicio se lo exigen, por que lo único que al final del día nos queda a los periodistas es la ”credibilidad”, y con eso no se puede jugar. 

Al mismo tiempo la AP le manda un mensaje contundente a sus cientos de fotógrafos en todo el planeta, “no alteren sus fotos por ningún motivo” 

Ojalá que Narciso aprenda esta dura lección y que pronto podamos volver a ver esa talentosa mirada de nuevo sobre el campo de batalla. 

Ojalá.