Mañana 8 de julio de 2006, se cumplen 30 años del golpe a Excélsior. Sin duda, un día negro en la prensa mexicana.
Desde el poder y apoyados en la traición de Regino, se despojó a Julio Scherer y a su equipo del control del periódico. A la mala, con mentiras e intimidación se consumó un asalto a la libertad de expresión en nuestro país.
Aquella tarde de julio de 1976, un joven formador de la revista Sucesos, dirigida por Gustavo Alatriste, es avisado de una bronca en Excélsior y se va a la avenida Reforma con su cámara. Este es el debut fotográfico de Miranda, autor de la emblemática imagen de aquellos momentos en la salida de Scherer y un nutrido grupo de periodistas.
Esta imagen representa una bisagra en la historia de nuestro periodismo moderno. En aquellos años ser periodista requería no sólo de un cierto talento profesional, sino sobre todo, información, intuición y valentía. Y salvo, otras tomas de Aarón Sánchez, fotógrafo del mismo diario, casi no hay imágenes de ese día.
Pero si recapitulamos, es inconcebible que no hubiera otros fotógrafos de prensa en ese momento; sólo basta recordar que en la misma calle de Bucareli está el periódico El Universal y hasta hoy, 30 años después, no se conoce una sola foto de los fotógrafos de ese diario. Por increíble que parezca, de ese tamaño era el control del gobierno sobre la prensa de los setenta.
Y esto explica el silencio cómplice de la televisión y otros medios alrededor de este golpe. Nadie dijo nada.
Hoy en día por menos, ante cualquier novedad en la ciudad, arriban al sitio decenas de fotógrafos. México ha cambiado. De ahí la importancia de esta imagen, “estar ahí y disparar a tiempo¨ nos decía siempre Leñero.
Esto se traduce en la insuperable fuerza de la imagen, la relación tiempo-espacio como medio de expresión y testimonio de la historia. Sin esta ecuación lograda a plenitud, no hay foto que valga la pena. La técnica es lo de menos.
Miranda no tenía idea de lo que pasaría esa tarde, ni de las consecuencias que tendría para su vida profesional el haber sido testigo de esos hechos.
En 1977, Juan se integra al equipo que fundó Proceso, en donde ya estaban Rogelio Cuéllar y Maritza López como fotógrafos. Miranda se convertiría así, unos años después, en el coordinador de fotografía del semanario hasta 1999. Mi reconocimiento a Juan por esa imagen y un abrazo sincero en donde quiera que se encuentre.