Esta imagen resume las secuelas de un viernes 13 de terror en París. Un hombre abraza a dos jóvenes mujeres que se aferran a sus brazos como quien se cuelga de sus padres en la peor de nuestras pesadillas.
La foto es de Peter Dejong, fotógrafo de la AP en Francia. Esta fotografía se tomó dos días después de los ataques en aquel barrio francés alrededor de la Plaza de la República, una zona caracterizada por su efervescencia estudiantil y epicentro de innumerables protestas de izquierda que tratan de reinventar el mundo.
Es obvio que los terroristas escogieron claramente la zona de ataques, bares donde se bebe y se fuma en las banquetas y el mítico Bataclan donde se escucha rock, y también se bebe. Es decir, espacios de libertad que en Occidente son territorios consagrados para el esparcimiento, el encuentro casual y el ejercicio de nuestras libertades. Contra todo eso y cien cosas más están los fanáticos del Estado Islámico que hoy abandonan Raqqa para refugiarse en Mosul, en lo que queda de su improvisado Califato soñado.
Alguna vez, Jorge Castañeda comentó en una reunión informal, “no todos los musulmanes son terroristas, pero todos los terroristas son musulmanes” y sí, lo de su nacionalidad o pasaporte ya es lo de menos; su motivación y radicalismo está en el fanatismo religioso y odio a una forma de vida que detestan por incompatible con sus prejuicios.
Este fin de semana estos locos, lograron sembrar el terror por segunda vez en lo que va del año en Francia y seguro no será la última ocasión. Ahora resulta que estar en Nueva York, Madrid, Londres o París ya no es “seguro” para nadie y es cierto. Esta guerra de terror comenzó el 11 de septiembre de 2001 y aunque la ONU establece que se necesitan 5 países para llamarla “Mundial”, esta es ya una guerra Global, la tercera desde el siglo XX o la primera del siglo XXI, como quieran, pero se trata de un conflicto sin fronteras, sin nacionalidades y sin disputas territoriales.
Es una nueva guerra a la que no le veremos el final. Esta imagen representa el triunfo del terror por encima de la razón, de la inteligencia y del entendimiento humano. Esta foto refleja un pánico ya sembrado en la conciencia de todos.
Nada volverá a ser lo mismo, se reforzarán controles, se incrementarán presupuestos de espionaje y los políticos de usarán esto por décadas. El terror se instaló ya en Occidente y con él tendremos que vivir, no hay antídoto pero si respuestas, volvamos a lo básico: libertad, respeto a los derechos de todos, inclusión social, menos concentración de la riqueza, igualdad, fraternidad e imaginación para despertar pronto de esta pesadilla global.