Hoy Europa tiene un nuevo rostro en el campo, son migrantes que se desplazan desde Medio Oriente, África o Europa del este, son polacos, rumanos, griegos, sirios o africanos. Unos huyen de la guerra y otros de la pobreza.
Irving Villegas, es un fotógrafo mexicano que decidió dedicarle años de su trabajo, a documentar la vida de algunos de estos migrantes en el Viejo Continente. Hace apenas algunas semanas el New York Times le publicó parte de su trabajo para compartir esta mirada. Así, bajo el sol y con jornadas de todo el día, estos trabajadores recolectan verduras de todo tipo para ganar medio euro por kilo levantado. Es el drama del trabajo rudo en el campo europeo.
Esta foto que tomó Villegas en algún paisaje alemán nos habla de la tenacidad de esta gente, de su determinación por sobrevivir y el agobiante resultado de trabajar jornadas de más de 10 horas al día. Por otro lado, es gratificante ver el trabajo de un compatriota que si bien ha publicado en varias revistas y ganado distintos premios en lo últimos años, ahora se destaque por este relato en particular, por su profundidad y enfoque personal.
Aquí hemos dicho en diversas ocasiones, que si algún futuro tiene la fotografía documental a nivel global, es precisamente con trabajos como éste por los que sigue siendo pertinente construir una narrativa visual que ponga en la agenda ciertos temas. El propio Irvin Villegas describe así su apuesta por este trabajo en su página web “Mi intención con el proyecto “Trabajando lejos” es documentar las circunstancias de los trabajadores estacionales en diferentes países y no sólo su arduo trabajo, sino también la forma en que viven…Tengo la intención de seguir trabajando en este tema en los meses y años venideros”.
Es por ello, que cuando vi su trabajo en la red, decidí dedicarle esta columna para subrayar la idea de que en medio de toda esta transformación digital, que actualmente trastoca los medios en general y a la fotografía documental en particular; no debe quedar duda, de que la apuesta clara debe seguir siendo por el talento visual, en la búsqueda de temas que profundicen un drama social.
Al final, es el ser humano el centro de todo nuestro interés por el mundo y las mil historias que todavía pueden contarse. Así pues, felicito a este joven fotógrafo por su mirada y determinación para documentar estas crónicas visuales.