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Ulises Castellanos

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January 17, 2019

Siempre Fidel

Castro en 1990

Por Ulises Castellanos

Este mes se cumplieron 60 años del triunfo de la Revolución Cubana, fue el primero de enero de 1959 cuando aquellos barbados entraron a La Habana derrotando a la dictadura de Batista. Y fue en 1990 a poco más de 30 años de aquel momento que yo visite por primera vez la isla y pude hacer esta primer imagen del Comandante Castro.

Crecí en una familia de clase media, y fui el primogénito de una pareja de universitarios egresados de la UNAM que me trajeron al mundo en el emblemático año de 1968, crecí pues con la influencia de los movimientos de izquierda de la época y siempre quise conocer Cuba.

Para 1990 yo estaba a la mitad de la carrera de comunicación en la FCPyS de la UNAM así que ahí se organizó el viaje. No trabajaba para nad, así que con mis ahorros y seguramente ayuda de mi padre me lancé a La Habana en Julio de ese año en plenos festejos del asalto al cuartel Moncada. Aquella mañana desde la madrugada llegamos a la Plaza de la Revolución, después de una exhaustiva revisión de equipos que incluía dejar las cámaras desde la noche anterior en el hotel Habana Libre para su revisión.

La mitad del mérito de este tipo de imágenes radica en todas las gestiones previas, visa de prensa, acreditaciones, burocracia local, la competencia con los colegas; calor, hambre y sed. Son horas previas de preparación para pasar unos minutos a cierta posición y hacer estos disparos. 

Fotografiar a un personaje histórico y de este calibre nunca ha sido fácil. Viajé con mi primer equipo dos cuerpos de Canon, la AE 1 y una negra hermosa A 1, lentes convencionales, angular y un telefoto máximo de 300mm, no había para más. El discurso duró poco más de tres horas como acostumbraba el comandante, así que pude realizar diversas tomas a lo largo del evento. Ya lo saben a Cuba he ido en más de una docena de veces desde entonces hasta 2016 cuando asistí a los funerales de Fidel. 

Conozco bien la isla y tuve la oportunidad a lo largo de estás últimas décadas de fotografiar a Fidel varias veces. Incluso alguna vez tuve la oportunidad de entregarle en persona una carpeta de fotografías de distintos viajes. esta foto la tengo firmada por él. Sin embargo, esta imagen es relevante en mi carrera porque me abrió las puertas de mi primer trabajo “formal” en medios para ese mismo año, porque a mi regreso le ofrecí el material a Miguel Ángel Granados Chapa cuando recién dirigía su nueva revista llamada MIRA, una de las primeras apuestas editoriales sobre política y temas generales de aquellos años con páginas a todo color en México. 

Ahí empecé y ahí permanecí por dos años. Pero esa es otra historia. En fin, a todos los jóvenes emergentes que hoy quieren dedicarse a la fotografía documental y periodística les sugiero sumar nuevas herramientas visuales y académicas, para su mejor desempeño en el mundo que les tocará lidiar; no olviden que para ser buenos fotoperiodistas deben tener la resistencia de Rocky Balboa, no bastan las buenas imágenes, se necesita carácter, disciplina y un enfoque original. Hasta la próxima. 

Columna publicada en El Sol de México (Enero 13, 2019)

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December 6, 2016

Cuba sin Fidel ( Día 8 )

Un taxista lee el Granma sobre muerte de Fidel

Por Ulises Castellanos

La Habana, Cuba. Volver a Cuba siempre revoluciona la mirada. Ya perdí la cuenta de mis visitas a la Isla, pero siempre son especiales. Aquí todos llevan a Fidel tatuado en la piel; en su memoria colectiva no hay más referentes. En el ambiente se percibe un aire de orfandad. No hay manera de ignorar su vida o su muerte; mucho menos olvidar su legado. 

Camino por las calles de la Habana Vieja y percibo los cambios, los cubanos empiezan a vestir diferente, ya muchos traen smartphones o tabletas y se conectan como avispas en los parques donde existe Wifi o fuera de los hoteles. 

Durante el homenaje a Fidel que vivimos en la Plaza de la Revolución, en medio de cientos de miles de cubanos, uno de los 18 mandatarios nos recordó una premisa de Castro que resume su filosofía: “En tiempos de guerra, toda disidencia es traición” Y Cuba vive décadas de una guerra fría que se traduce todavía en ese criminal bloqueo comercial que Obama intentó desaparecer. 

En la plaza, mientras vemos imágenes del Fidel guerrillero en pantallas gigantes, la gente corea su nombre e incluso algunos lloran. La energía de aquellos miles traspasa la piel. 

Había cubanos de todas las generaciones, incluso niños que probablemente nunca lo hayan visto en persona. La muerte en realidad se toca a partir de la ausencia, Cuba es un país único, aunque su pobreza material es generalizada, tiene el pueblo latinoamericano más sano y educado del continente, ¿les falta jabón? Sí, pero les sobra dignidad. 

Fotografiar Cuba es un vicio, estar aquí es como vivir en otro tiempo. Un espacio congelado en los cincuenta, los Chevrolet de aquellos años siguen circulando, la gasolina cuesta el doble que en México y tener un auto de los noventa es un lujo. ¿Faltan libertades? Seguro, pero nadie muere de hambre. No hay gente mutilada o niños en sus calles como por ejemplo si existen en México, India o Pakistán. 

Un cambio que noté mientras caminaba por su malecón es que ya casi nadie te pide nada, ni te aborda para venderte algo. Pasan de largo viendo sus celulares o caminando con sus novias. No existen vendedores ambulantes, hay más restaurantes y tiendas que nunca, poco a poco el comercio de corte capitalista comienza a fortalecerse. 

Será inevitable su transformación, dejemos a los cubanos decidir su futuro y sus tiempos. En las esquinas se abren mercaditos nuevos que ofrecen coco, plátano, naranja y arroz sin problema alguno; el peluquero me dice dice “este pueblo es fidelista” y un trabajador agrega “Fidel era cosa grande, no va a llegar nadie, porque no hay nadie que sea como él y nadie puede contra nosotros”  

Se que nos cuesta trabajo ver a un pueblo que “respeta” a sus autoridades; aunque sea por miedo como dice León Krauze. En México eso se perdió hace mucho y también por eso estamos como estamos. 

Cuando Cuba se abra más al Mundo y llegue la democracia o una nueva prensa independiente, seguro serán más libres, pero se quejarán igual. Quizá algún día tengan una democracia real, pero con ella llegarán también la corrupción y las mentiras. 

Seguro vendrán nuevos empresarios, más tiendas y comercio, pero la sociedad cubana empezará a dividirse en función del dinero y sus intereses, habrá nuevos ricos y por ende nuevos pobres. 

Hoy Cuba es un país libre del crimen organizado o tráfico de drogas, eso llegará también con la globalización y las divisiones internas. Quizá es bueno que alguna vez vivan el “mundo libre” para que valoren lo que hoy tienen. 

Regreso a México emocionado por ser testigo de lo que vimos esta semana en la Isla. Nada se compara a la muerte de un líder que tiene en su pueblo, el mayor respeto al que puede aspirar un hombre público. Un reconocimiento absoluto a su valentía y legado revolucionario. Ni más ni menos. Eso en México ya ni lo recordamos. 

En el regreso de la Habana viene en el mismo avión al Ingeniero Cárdenas, quizá uno de los últimos políticos honestos, y que nunca logró ser Presidente en nuestro país; pero que lleva en la sangre la historia de su padre, Lázaro. 

Muchas imágenes en mi cámara de este viaje relámpago, pero me quedo con ésta que tomé a bote pronto en la Habana Vieja, un taxista lee el Granma que da cuenta de la muerte de Fidel; todo el diario esta dedicado a ello, disparo, charlamos y sin más, me regala su ejemplar, y remata: “lléveselo a México para que sepan lo que pasó acá”. 

Y claro que me lo traigo; hoy los dejo con esta imagen que marca un antes y un después para la Isla. La muerte del Comandante que hoy es ceniza. Fidel es también su legado.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 3 de Diciembre de 2016  

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August 27, 2016

Los 90 de Fidel

Fidel

Por Ulises Castellanos  

Esta semana cumplió 90 años el Comandante Castro, uno de los pocos personajes de la esfera pública que todavía generan tanta pasión, debate y polémica. Fidel se mantuvo en el Poder casi 50 años y a sus 26 años de edad ya se defendía a sí mismo en un tribunal cubano; en este periodo ha visto pasar a 14 presidentes mexicanos. 

En 1990 se generó mi primer vínculo con Cuba, yo cursaba el segundo año de la carrera de periodismo. En ese año, un grupo de compañeros de la Facultad, decidimos viajar a la Isla por primera vez. Recordemos que apenas había pasado la invasión norteamericana a Granada, y temíamos que siguiera la Isla de Castro. 

Así las cosas, nos organizamos para estar en un aniversario más de la toma del cuartel Moncada, un 26 de Julio de 1990. 

Esa fue la primera vez que fotografié a Fidel en la Plaza de la Revolución después de un breve concierto de Pablo Milanés y rodeado de agentes de seguridad en aquella plaza. Es difícil explicar el ambiente en un espacio como ese, toda La Habana se mantenía a la expectativa y se notaba su liderazgo absoluto. 

Yo tenía 22 años, y ya soñaba con ser fotógrafo y viajar por el mundo, así que empezaría por Cuba, y nunca imaginé que volvería a esa Isla casi cada año y en circunstancias tan distintas. Primero para conocer La Habana, su historia, su gente; luego para el registro de su rituales santeros, siguieron los funerales del Che en 1997 y después la visita del Papa en 1998, y es justo en ese contexto que le hice esta imagen que ustedes ahora pueden ver. Castro al centro de la foto y a su lado un amigo entrañable, el escritor García Márquez a quien sólo se le ven las canas. 

Esta fotografía la tomé en los últimos años de la fotografía analógica con un lente 500mm, Fidel nos daba la espalda casi todo el tiempo, hasta que en un instante volteó por encima de su hombro cuando apareció Juan Pablo II en su Papa Móvil para encontrarse con él y con el pueblo Cubano. Ahí disparé. Fidel Castro siempre dijo que para ser revolucionario había que ser optimista. "Si salgo, llego; si llego, entro; si entro, triunfo”. 

Quienes lo conocieron aquí en México durante su exilo, dicen que antes de zarpar en 1956 para iniciar la lucha guerrillera en Cuba se la pasaba haciendo bromas y mantenía un optimismo muy particular. El resto es historia. Cuando regresé a México revisé mis fotos y se las llevé Miguel Ángel Grabados Chapa, director en aquel entonces de la revista Mira. La generosidad de Miguel Ángel se hizo patente, me compró las fotos, se publicaron y oficialmente me dio la oportunidad de trabajar con él y ese fue mi primer trabajo formal, así durante dos años. 

Finalmente, gracias a la invitación de un amigo fraterno, me invitaron para asistir a una cena en el Palacio de la Revolución por ahí del año 2000, sería un viaje de ida y vuelta, apenas 36 horas en La Habana para un reunión y cena inolvidable con Fidel, su equipo cercano y algunos mexicanos. En esa noche le obsequié al Comandante una carpeta con cerca de 20 imágenes mías sobre la Isla que había realizado durante la última década, ahí, él se detuvo en esta misma foto y con curiosidad me preguntó bromeando que “¿por qué se veía así?”, “¿Pues que con quién andaba cabreado, para tener esa cara de enojao?” Todos reían. Le pedí que me firmara una, y el autografió aquella foto que le hice un 26 de Julio de 1990 en La Habana. 

Su cumpleaños coincide con ésta, mi columna #90 para El Universal, así que hoy le dedico este texto al pueblo cubano por su valentía, dignidad rebelde y ejemplo para toda América Latina. 

¡Viva Fidel!  

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 20 de Agosto de 2016            

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April 2, 2016

Obama en Cuba

Obama en Sierra Maestra

Por Ulises Castellanos 

El pasado 21 de marzo en La Habana se escribió un insólito capítulo entre la Isla de los Castro y el Imperio de Barack Obama. Ambas naciones se reconciliaron después de cinco décadas de tensión. 

Aunque a lo largo de los tres días que estuvo Obama en Cuba, se dieron varias imágenes para la historia, sin duda, me quedo con esta del encuentro oficial entre Raúl Castro y Obama en el Palacio de la Revolución, no porque sea espectacular, sino básicamente porque esta tomada en un sitio muy simbólico. 

Pocos saben, que ese follaje que enmarca a los dos Presidentes y sella el encuentro que entierra el último símbolo de la Guerra Fría; fue sembrado en este Palacio precisamente por Fidel Castro, son plantas y helechos que sólo se dan en Sierra Maestra. 

Como saben, la Sierra Maestra es una cordillera montañosa que recorre la región suroriental de la isla, una zona que abarca especialmente las provincias de Granma y Santiago de Cuba, donde precisamente desembarcó Fidel Castro para iniciar su Revolución y en donde sobrevivió junto con su hermano Raúl y el Ché Guevara, alrededor de dos años antes de derrocar al dictador Fulgencio Batista. 

Los helechos que se ven al fondo en esta imagen sólo se dan en esa cordillera cubana por arriba de los 1,000 msnm, lo que hace muy complejo su mantenimiento en este Palacio que prácticamente se encuentra a nivel de mar y es una especie de invernadero fantástico. 

Aunque este Palacio se terminó de construir en 1957, fue en 1965 cuando Fidel Castro ordenó trasladar ahí los poderes del gobierno para que ahí fuera la sede del Consejo de Estado. Y el detalle curioso es que fue el propio Fidel quien pidió que se trajeran las plantas y helechos de la Sierra Maestra como símbolo claro de lo que no debían olvidar en el poder, su origen guerrillero. 

Hace poco más de doce años, en ese mismo lugar, tuve la oportunidad de conocer personalmente al Comandante Castro, y en aquella cena en Palacio, le obsequié a Fidel una carpeta con una serie de imágenes que yo había tomado en la Isla a lo largo de 20 años, conversamos sobre las fotos y él mismo, junto con su canciller de entonces me contaron sobre los detalles de aquellos helechos traídos de la Sierra. 

Es por ello, que al ver esta imagen, me estremeció imaginar a Obama en ese sitio con uno de los Guerrilleros que hace más de 50 años arriesgaron su vida, persiguiendo un sueño que esta misma semana sumó una nueva página a la historia de Cuba.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 26 de Marzo de 2016   

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