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Ulises Castellanos

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February 17, 2017

La ruptura debe reconciliarnos

Por Ulises Castellanos

Para ser un “crítico poco serio” como también me han llamado, mi columna navideña fue todo un detonante. Memes, textos de defensa, felicitaciones, cartas y hasta un foro se abrió en el Centro de la Imagen para reflexionar sobre los sucedido en la hoy llamada, Bienal de la Ruptura. 

En medio del desencuentro que se desató, de pronto se dieron señales de sensatez, y mientras intercambiamos invitaciones a distintas mesas; todavía se dan muestras de arrogancia que insisten en descalificar al “otro” para tratar de explicar lo inexplicable. 

La semana pasada la directora del Centro de la Imagen, Itala Schmelz en tono amable, serio y respetuoso, me comparte la invitación a participar en una mesa para el 11 de marzo en su próximo foro sobre la Bienal allá en la Ciudadela. Leo el mail, preparo un café y le respondo sin titubeos que acepto participar y agradezco la invitación; pero sobre todo, el gesto. 

Apenas 24 horas antes estábamos buscando también invitar a Itala a otra mesa en el Bella Época para la celebración de los diez años de Luz Portátil; y debatir sobre los resultados de la Bienal, pero no teníamos un canal de comunicación directo. Fue casi una coincidencia y ambos aceptamos colaborar en un debate respetuoso y constructivo. 

En este contexto, que ha ratos parecía escalar, reconozco sobre todo el gesto y la iniciativa; y ¿por qué lo digo? Porqué a partir de aquella columna en diciembre del año pasado se desataron los demonios. Y no debe ser fácil para quien dirige una institución, tratar de ser mesurada en medio de tanta polémica. Itala sabe perfecto, que no hay nada personal en mis señalamientos sobre la Bienal, las decenas de fotógrafos que se han sumado a dicho cuestionamiento han sido una sorpresa para todos, pero leer a los radicales que gozan con la diatriba, es una decepción. Esos son los talibanes de la imagen. 

Si mi texto de entonces les pareció grosero, sólo hay que leer las fallidas defensas y sus argumentos. Sin embargo como se lo comenté a Itala, su invitación es un cambio de ruta, la invitación al Centro deja fuera a los talibanes de siempre, los desarma y se abre la conversación. Y eso siempre será una buena señal. Sin embargo, cuando el liderazgo toma iniciativas, supongo que debe compartirlas a su tripulación. Cosa que apenas está por verse. 

Tan sólo esta semana, en el programa de radio Imagen Líquida que hacemos cada semana con el maestro Óscar Colorado; tuvimos como invitada a Yvonne Venegas -jurado de la Bienal- quien entre otras joyas nos confesó que en algún momento de su carrera, quería ser como Annie Leibovitz. Y ahí, ella nos receta una invaluable combinación de buen humor y arrogancia de antología. 

Ahí me llamó “crítico poco serio”, así como fotógrafo “duro y puro” -lo que eso signifique- y por ahí se dijo incluso orgullosa del resultado de la bienal. Dijo que algunas piezas eran para “provocarme” y que al final yo había caído en la trampa. Yvonne nos contaba de sus estudios en el extranjero, cuando dijo que sus maestros de foto eran unos “viejitos”; uno de ellos por cierto, el artista Rubén Ortíz Torres nacido en 1964, - artista plástico, egresado de la Academia de San Carlos - mientras que su mayor influencia, decía Venegas, fue una escultora, y de ahí deduce que la fotografía es en realidad algo que se expande en tres dimensiones. 

Todo lo anterior para justificar una de las piezas más “extrañas” de la Bienal. La del alambre de púas y sus ya famosos mechones de pelo de vaca, que por ningún lado presenta una sola versión fotográfica de esa ocurrencia.  

Yvonne dice que para que una obra “le mueva el tapete” tiene que ser tridimensional y eso incluye el espacio, por eso les gustó tanto la obra de Carlos Iván Hernández, y remata su argumentación para recomendarnos a los fotógrafos “como yo” a que hagamos nuestra propia bienal.  Hasta aquí parte de lo que expresó la querida Yvonne, aquí el link de nuestro programa para que lo escuchen ustedes mismos. 

https://www.mixcloud.com/imagenliquida/imagen-líquida-2a-temporada-20-con-yvonne-venegas/

En resumen, lo que nos dijo Yvonne en la radio palabras más, palabras menos, fue : “si no les gusta la Bienal, son unos ignorantes”. 

Y entonces supongo que ese será el argumento central de los responsables de esta bienal. Si no nos gustó el resultado, es porque somos unos idiotas o ya no entendemos nada. Así las cosas, en el ambiente parece haber dos señales, una conciliadora y otra excluyente. Espero que prevalezca la conciliadora, la argumentativa, en un marco de respeto y diálogo para superar este momento y juntos entender mejor la fotografía contemporánea.  

Del 16 de febrero al 11 de marzo estará abierta una ventana de oportunidad para reconciliarnos y devolverle al Centro su capacidad de convocatoria plural y diversa. Nada sería más triste, que al final se imponga la visión de los talibanes de la imagen en el sentido de excluir otras expresiones visuales, incluidas las de los fotógrafos “duros y puros” como yo, o la necedad de defender lo indefendible. Este 2017 puede ser el año de la reconciliación del quehacer fotográfico. Pero esto sólo será posible si omitimos de toda argumentación la división del “ustedes o ellos”. Aquí no caben las divisiones. 

Yo voto por un “nosotros” incluyente, respetuoso y diverso de cara a los nuevos paradigmas visuales. Insisto, la Bienal deberá cambiar de nombre y actualizar sus reglas.  A los amigos del Centro, les agradezco la invitación y por allá nos veremos. 

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 4 de Febrero de 2017    

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January 31, 2017

Celebremos la Mirada

Luz Portátil, Diez Años

Por Ulises Castellanos

Luz portátil anda de fiesta y siguen las celebraciones por su primer década y los 30 libros de fotografía que ya reúne esta colección. Alberto Ruy Sánchez director de Artes de México describe así el trabajo de la comunidad visual: “la fotografía en nuestro país sobresale por su diversidad y consistencia, calidad y cantidad, experimentación y rica tradición.” 

Hoy, en medio de todo lo que se ha escrito en torno a la fotografía mexicana, Luz portátil celebra con exposición y mesas de diálogo para pensar y repensar la mirada. Pedro Tzontémoc, fotógrafo y editor de esta colección, incansable colega, comparte la alegría de estos diez años convocando para celebrar juntos la mirada creativa y original en torno a la fotografía de autor. 

Para empezar, el sábado 11 de febrero será la inauguración de la exposición con lo mejor de los autores reunidos en estos libros en la Galería Luis Cardoza y Aragón, dentro del Centro Cultural Bella Época, en donde se encuentra la librería Rosario Castellanos, allá en Tamaulipas 202, en la Condesa. 

Pero eso no es todo, Artes de México y el Fondo de Cultura Económica invitan a un par de mesas que no se pueden perder, la primera denominada “Instantes lúcidos”, contará con la participación ya confirmada de Armando Cristeto, Sandra Lorenzano, Silvana Andrade y Laura González Flores para el próximo viernes 24 de febrero a las 19:00 hrs en la misma librería de la Condesa. 

Y para cerrar este ciclo de celebración y reflexión, Artes de México convoca también a una mesa de debate en torno a la polémica sobre la Bienal de Fotografía. Al cierre de esta columna puedo compartirles la participación de Mauricio Alejo, Gustavo Prado, Juan José Díaz Infante, Beatriz Díaz y quien esto escribe, independientemente de que podría incorporarse un invitado más que está por confirmar. 

Ambas conferencias las moderará Pedro Tzontémoc, y la cita para ésta última mesa denominada “Ojos de la memoria” es el viernes 3 de marzo a las 19hrs en la misma librería del Centro Cultural Bella Época. 

La idea es conversar y exponer argumentos en torno a los nuevos paradigmas que rodean el quehacer fotográfico desde diversos puntos de vista. Siempre respetando todas las voces y con un ánimo equilibrado, plural y de buena fe, entre todos. 

Entre los autores visuales que reúne la exposición están: Federico Gama, Gerardo Montiel Klint, Yamina del Real, Maritza López, Yolanda Andrade y Tatiana Parcero entre muchos, pero muchos más. 

Así pues, no se pierdan la exposición y acompáñenos en las mesas de diálogo que Luz portátil organiza. Celebremos juntos.  

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 28 de Enero de 2017    

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January 31, 2017

El video de la tragedia

Monterrey

Por Ulises Castellanos

No hay duda, todo niño tiene derecho a la protección de la ley. Ningún niño puede ser objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, o su domicilio, ni de ataques ilegales a su honra o reputación. Así lo establece la Convención de los Derechos del Niño en su Artículo #16. 

Es más, aquí en México en la Ley General de los derechos de niñas, niños y adolescentes, el Artículo 77, dice textualmente: “Se considerará violación a la intimidad de niñas, niños o adolescentes cualquier manejo directo de su imagen, nombre, datos personales o referencias que permitan su identificación en los medios de comunicación que cuenten con concesión para prestar el servicio de radiodifusión y telecomunicaciones, así como medios impresos, o en medios electrónicos de los que tenga control el concesionario o medio impreso del que se trate, que menoscabe su honra o reputación, sea contrario a sus derechos o que los ponga en riesgo, conforme al principio de interés superior de la niñez” Nada que debatir. Son sus derechos y deben respetarse. 

Ahora bien. 

Después de la tragedia en dónde un menor de edad, le dispara indiscriminadamente a sus compañeros y maestra en una escuela de Monterrey, el debate en redes giró en torno a la divulgación o no del video que da testimonio del terror. Yo creo que es correcto que el video se conozca sólo salvaguardando la identidad y rostro de las víctimas involucradas. No hay problema. 

Al principio el video se soltó en crudo pero más tarde tanto El Norte como El Universal, lo pixelearon o colocaron sombras sobre los rostros y así está al aire. Denise Maerker decidió no difundirlo esa noche y tan tan. He sido editor de foto en distintos medios, Proceso, Paris Match, El Centro y Excélsior entre otros. 

Desde años en cada una de esas redacciones fui el primero en solicitar al director en turno, que se taparan los rostros de cualquier menor de edad en conflicto violento, terrorista o de narcotráfico, cada vez que publicamos una foto con niños, así se hizo. Así pues, la cosa es sencilla. Cuidando la identidad, no debe ocultarse la información, si acaso agregarse una advertencia y listo. 

Por lo tanto no puedo compartir la idea hipócrita de que no se divulgue bajo ninguna circunstancia el video de Monterrey, como si eso acabara con el problema. 

Antes que nada, el origen de ese material tuvo que haber sido filtrado presuntamente por “alguien”, claramente cercano a la escuela donde fue el tiroteo. Sin ellos nada se sabría. Las autoridades ya investigan. 

Pero también hay que decirlo. La sociedad de hoy, ya no cree en nada y exige todo; y si no hay video ese vacío lo llena la especulación. Hace 50 años cuando asesinaron al Che Guevara, la CIA divulgó las fotos de su muerte para enterrar la idea popular de que “el Che seguía vivo”. 

En 2011 cuando atraparon y asesinaron a Bin Laden, la gente exigía imágenes de la captura o muerte del terrorista y Obama no las presentó, bajo la tesis de que aún con esas fotos tampoco la gente lo creería, y tuvo razón. Pero nadie quedó contento. 

En 2001, se debatió sobre la pertinencia o no, de publicar fotos de la gente que saltaba desde las torres gemelas argumentando su derecho post mortem a la dignidad. Unos hicieron caso otros no. Hace dos años cuando la foto del niño sirio Aylan Kurdi se publicó, se debatió lo mismo. Es una historia sin fin. Un reclamo cíclico. 

Y porqué nadie se queja en México cuando ve niños heridos o muertos de las guerras en África o Medio Oriente. ¿Será que esos importan menos? Aquí la duda es ¿Qué aporta el video? y yo creo que su aportación es enorme. 

Al menos que todos hayan participado alguna vez en un tiroteo; el video da cuenta de la dinámica y circunstancias que solo pueden ser revelados por la imagen en movimiento. Así lo constatamos con el video de Zapruder sobre el atentado de Kennedy, aunque a sus hijos les molestara su difusión. O en el caso de Colosio allá en Tijuana. 

Por lo tanto, el conocimiento de esos documentos, es vital en toda investigación y por ello su difusión es pertinente. Los medios tienen la responsabilidad de atenerse a las reglas y protección de la integridad de las víctimas, punto; con el sombreado sobre los rostros de los involucrados se cumple con ello. El video es un documento clave para entender el horror. 

Todo lo demás es puritanismo. Insistir en censurar el video es equivalente a querer arrancar las páginas de educación sexual en los libros de texto escolar, para que los adolescentes no se embaracen. No sirve de nada. 

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 21 de Enero de 2017         

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January 25, 2017

Juan Rulfo, una mirada privilegiada

Autorretrato de Rulfo a sus 22 años

Por Ulises Castellanos

2017. Cien años del nacimiento de Juan Rulfo. Todos lo hemos leído pero pocos saben que además de escritor, Rulfo también fue un excelente fotógrafo. Más de 6,000 negativos atestiguan su obra. Fueron casi 20 años de narrativa visual atrapados por su mirada entre 1940 y 1958. A través de su ojo Rulfo nos comparte nostalgia, desolación y enorme sensibilidad para retratar su tiempo. Trabajó siempre con una Rolleiflex, cámara alemana de formato medio diseñada para profesionales en los años treinta. 

A sus 22 comenzó a tomar imágenes. Las primeras las hizo en sus largos trayectos a Euzkadi, empresa de llantas donde trabajaba como capataz. Publicó por primera vez sus fotografías en la revista América, en 1949, justo un año después de casarse con Clara Aparicio. 

Recordemos que es en 1953 cuando sale a la luz su primer obra escrita, El llano en llamas (libro que reúne 15 cuentos, siete ya publicados en América y ocho nuevos). Aunque escribe y hace fotografías en esos mismos años, el resultado de su obra corre por canales distintos. Su lenguaje visual va de la mano del realismo mágico. 

Rulfo retrata un México postrevolucionario en pleno desarrollo económico y social. Rulfo tiene una mirada limpia, sin prejuicios estéticos o convencionales. Es un creador libre. 

Expone por primera vez en Jalisco en 1960, ahí presentó unas 20 imágenes en blanco y negro, paisaje y retratos fundamentalmente. Pero fue en 1980 cuando se presenta su obra a nivel nacional, cuando el Palacio de Bellas Artes organizó una gran exposición/homenaje, reuniendo 100 fotografías de éste enorme escritor y fotógrafo nacido en 1917. 

La mirada de Rulfo competía entonces con los afamados fotógrafos Manuel Álvarez Bravo y Gabriel Figueroa. 

Sin embargo, el estilo de Juan Rulfo era único. Se han publicado varios libros que reúnen su mirada, pero el más reciente lo hizo la editorial RM en 2010, en tres idiomas y se tituló100 fotografías de Juan Rulfo. La selección de dichas fotografías corrió a cargo del curador inglés Andrew Dempsey y del crítico italiano de arte contemporáneo Daniele De Luigi. 

Uno de los trabajo fotográficos de Rulfo que a mí más me gusta, independientemente de sus paisajes rurales; es el trabajo que hizo en Nonoalco sobre los ferrocarriles. Rulfo documentó por aire y por tierra aquel paisaje de vías y sus trabajadores, antes de que aquello desapareciera para dar paso a lo que hoy conocemos como la zona habitacional de Tlatelolco. 

Cuando uno ve esas imágenes, inmediatamente se percibe una perfecta composición, ritmo, contraste y textura sin dejar de lado el contexto de aquel México de mediados de siglo. Rulfo hizo miles de fotos, pero el interés de su mirada estaba en el paisaje urbano y rural, los pueblos y su gente. 

Creo que todo estudiante de fotografía de hoy en día, debe acercarse a su obra para buscar inspiración y conocer lo que este fabuloso escritor y fotógrafo hizo cuando rondaba los treinta años de vida. 

Al final, Rulfo falleció aquí en la ciudad de México, el 7 de enero de 1986. 

Este 2017 celebramos sus 100 de haber nacido y es un buen momento para volver a leer sus obras y ver sus imágenes. Los invito a conocer la Fundación que lleva su nombre, desde donde podrán saberlo todo sobre Rulfo. Ellos recomiendan asomarse también a la biografía escrita por Alberto Vital, Noticias sobre Juan Rulfo, para quien quiera saber más de este enorme mexicano.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 14 de Enero de 2017         

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centenario juan rulfo

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January 17, 2017

Arca, el patrocinador incómodo

Los hermanos Berruecos.

Por Ulises Castellanos

Uno patrocina y el otro gana, son los hermanos Berruecos Martínez. ¿En qué momento un patrocinador genera presunto conflicto de interés? Pues justo en el momento en el que un jurado da por ganador al hermano del generoso patrocinador. Y me pregunto: ¿Pero qué necesidad? 

Y así fue, resulta que en esta última Bienal - además de la polémica desatada hace unas semanas - se anunció con bombo y platillo sus nuevas alianzas y entre ellas la incorporación de Arca, una organización cultural que aportó el dinero para los premios. 

Lo que no dijeron en aquel anuncio es que el 50% de esa misma bolsa se la llevaría el hermano del director (creativo) de Arca. 

Así pues, don Emiliano Berruecos, flamante patrocinador fue víctima del talento de su propio hermano, el fotógrafo Diego Berruecos, quién casualmente ganó el segundo lugar de dicha Bienal y se llevó la bonita cantidad de 120 mil pesos. Todo quedó en familia pues. 

Pero vamos por partes. 

Ya en diciembre les conté lo que pensaba de las obras, pero para que vean que no es nada personal, aquí cito a Xavier Aguirre un investigador que escribió sobre la Bienal, y esto apuntó él sobre los premios: “En esta exhibición se presentan 49 trabajos seleccionados, de los cuáles 11 recibieron menciones honoríficas y 2 el Premio de Adquisición ARCA (lo que quiere decir que fueron ellos los que pusieron la lana).” 

Más adelante, Aguirre describe así la serie ganadora : “El trabajo de Diego Berruecos es indefendible, pues está haciendo una tropicalización del trabajo creativo de otra persona. En su justificación, asegura que Twentysix Gasoline Stations del estadounidense Ed Ruscha, fue el punto de partida de su propio trabajo. El problema que yo le veo es que fue el punto de partida y el de llegada. Ni siquiera se trata de una paráfrasis, es abiertamente el mismo proyecto pero ejecutado en tierras mexicanas”. 

Pues bien, ese trabajo de Berruecos le ganó a decenas de colegas. ¿Es ilegal que un fotógrafo participe en un concurso donde su hermano pone el dinero de los premios? Probablemente, no. ¿Acaso el jurado no sabía que Arca patrocinaba? ¿La dirección del Centro no les aviso? Quizá no sea ilegal, pero al menos es raro y refleja falta de ética de los involucrados.  Y van más preguntas: ¿No sabía Diego que su hermano patrocinaba? ¿No podía excusarse por esta ocasión y abstenerse de participar?  

Esto dicen las bases de la convocatoria de la Bienal: 

1.2 No podrán participar: a. Mandos medios y superiores de las instancias de la Secretaría de Cultura. b. Trabajadores adscritos al Centro de la Imagen. c. Parientes en primer grado de los miembros del jurado. 

El espíritu de la convocatoria claramente contempla un conflicto de interés, entre participantes y jurado o trabajadores del Centro. Pero, ¿No aplica para los parientes de un patrocinador? Quizá valga la pena agregar una cláusula extra para la próxima edición. 

Si bien la convocatoria no hace referencia a lo relacionado entre participantes y patrocinadores, aquí presuntamente se perfila un mínimo conflicto de interés. Conozco personalmente a dos miembros del Jurado, Patricia Mendoza e Yvonne Venegas y las respeto. Quiero suponer que ellas no sabían nada. 

En un país donde la corrupción es el pan de cada día, ¿no es legítimo al menos pedirles que lo expliquen a cabalidad? Señoras y señores del Centro de la Imagen, sugiero que agreguen en su agenda para las futuras mesas donde explicarán lo que hicieron en esta Bienal, al menos un nuevo tema : “Conflicto de interés : nuevos paradigmas”. 

Y antes de que vengan las mil y un firmas en defensa del Centro, deberían reflexionar sobre lo que ahora van a defender. ¿Un tema de estética y concepto contemporáneo o un posible conflicto de interés que hace cuestionable el premio de Diego? 

La Bienal presumió así a su nuevo socio “reforzamos nuestras alianzas con Arca, un espacio que impulsa y abre las puertas al talento emergente, potenciando y difundiendo proyectos y plataformas, como la Bienal de Fotografía” y aquí viene lo mejor: “Arca otorgará los Premios de Adquisición, y estos se integrarán al acervo fotográfico del Centro de la Imagen”. 

Lo que no imaginaron quizá, es que uno de los dos premios, se lo llevaría el hermano del director (creativo) de Arca. 

En síntesis, resulta que Diego Berruecos fotógrafo y editor de foto de la estupenda revista Gatopardo, inscribió su trabajo en la Bienal a sabiendas de que Arca era el principal patrocinador. ¿Los miembros del Jurado no se sonrojaron al firmar el acta? ¿Nadie imaginó que de menos, se vería mal? ¿La dirección del Centro, no sabía nada? Insisto, no digo que sea ilegal, pero, ¿Se vale? ¿Es normal? 

Creo que para este lunes, María Cristina García Cepeda, la nueva Secretaria de Cultura, tendrá al menos que tomarse un cafecito, con los responsables de este desastre.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 7 de Enero de 2017       

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December 31, 2016

Imágenes contra la indiferencia

Reyna Yareli Mojica (15 años)

Por Ulises Castellanos

Para cerrar este 2016 permítanme una reflexión positiva.

Desde 2005 soy jurado fundador del Premio Nacional Rostros de la Discriminación del Conapred, institución que hoy dirige la inteligente Alexandra Haas; dicho Premio se convoca junto con otras organizaciones  desde de hace 11 años.

A lo largo de más de una década he tenido el privilegio de conocer, evaluar y premiar a los distintos ganadores de cada edición en la categoría de fotografía, junto con mis respetados colegas: Frida Hartz y el reconocido fotoperiodista y director de la agencia Cuartoscuro, Pedro Valtierra. 

Es por ello que en medio de tantas noticias falsas, cartas extraviadas y otras expresiones de nuestros turbulentos tiempos mediáticos. Hoy me detengo a reconocer justamente el último trabajo de fotografía que premiamos este mismo año. 

Se trata del estupendo trabajo de Martina Zoldos, publicado en Puebla bajo el título “trabajadoras del hogar: retratos e historias”. A lo largo de estos años, nuestro Premio ha tenido las siguientes metas, promover la reflexión de la opinión pública sobre el fenómeno discriminatorio y reconocer el trabajo que realizan los colegas en el terreno de la comunicación en todas sus plataformas; por ello, este Premio es único en México y está enfocado a sensibilizar a la opinión pública sobre la importancia de la no discriminación. 

En este contexto, las fotografías de Martina Zoldos no pueden ser más pertinentes. Martina, eslovaca de origen, en su primer viaje a México, nos revela lo que aquí apenas se discute, la terrible discriminación hacia la mujer, expresada en un contexto laboral casi invisible, pero que según datos oficiales, afecta a casi 3 millones de mujeres en México que se dedican a este trabajo, es decir, un 10% de las mujeres económicamente activas. 

Así empieza el texto de Martina que acompaña su trabajo visual: “Teresa se cubre el rostro y debajo de sus arrugados dedos se deslizan lágrimas. “Ya no me alcanza ni para comprar leche, ya no me alcanza para comprar un kilo de carne para mis hijos”. Se levanta, voltea hacia la pared y suelta el llanto”. 

Las imágenes de Martina, son contundentes y bien hechas. Sin mayor pretensión que mostrar una realidad tangible. Cada una de las mujeres que retrata están en su contexto de trabajo, con sus escobas, trapos y plumeros; todas en casa ajena, ya sea en la cocina, el baño o la sala; junto a una lavadora o en el cuarto de los niños. 

Reyna, Gemma, Luisa, Esperanza y Eva, son sólo una muestra del mosaico de mujeres mexicanas que trabajan en el hogar, donde el promedio de pago se calcula en $160 pesos por día de trabajo. 

Todas las imágenes son tomadas con luz natural, y cada una de ellas ve fijamente al lente de nuestra fotógrafa, por lo que su mirada nos traspasa a nosotros también, para robarnos la indiferencia; cada toma está acompañada de su breve historia, aquí Martina aprovecha la fuerza de la imagen, para inmortalizar y visibilizar está dramática situación laboral en la que se encuentran millones de mujeres en nuestro país. Por eso le dimos el primer lugar. Aquí pueden ver su trabajo completo http://ladobe.com.mx 

Así las cosas, nada mejor para combatir la discriminación y la misoginia, que ser parte de este fabuloso esfuerzo por más de una década. Felicidades a Martina Zoldos por su trabajo, por su Premio y a todos mis colegas del jurado y miembros de Conapred por su tenacidad y entrega de cada año. Feliz 2017.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 31 de Diciembre de 2016     

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December 30, 2016

Noche de paz

Por Ulises Castellanos

“Sus propias vidas rudimentarias no poseen otro bien que su odio” 

Jorge Luis Borges. 

Esta semana me llamaron oportunista, viejo retrógrada y misógino. Primero el odio y después los argumentos. Así los personajes que pretenden defender lo indefendible; el inevitable cambio de paradigma que algunos pretenden negar o la necedad de no respetar géneros y categorías. 

Por cierto, mi texto de la semana pasada ha sido el más leído y compartido por todos ustedes, lo cual agradezco infinitamente; más de 2,200 interacciones en redes y miles de lecturas compartidas. Gracias de corazón. 

Hoy es Noche Buena y hoy seremos conciliadores. 

Varios colegas fueron a ver la expo para verificar lo aquí expuesto, y me recordaron que había buenos trabajos y que yo nos los había mencionado, y tienen razón. Lo bueno casi no se cuenta y aquí lo hago; el trabajo de Adam Wiseman sobre Tlatelolco es una belleza; el de Daniela Bojórquez y su apropiación de imágenes de Instagram, es alucinante, me gustó mucho. Es innovador, fresco y contemporáneo. 

Un trabajo que me dejó helado fue el de Gerardo Landa, “Suicidio Público” imágenes de estaciones del metro desiertas en donde se han registrado lamentables suicidios. Este trabajo es fotografía en esencia, pura y sencilla. Me encantó. 

Así hay varios y ahí el jurado tuvo enormes aciertos, no todo es tan terrible pues. Pero claramente, la Bienal debe actualizarse desde su concepto hasta el nombre que ha usado por años. Muchos compartieron la esencia de mi columna anterior y se los agradezco sinceramente, pero también hubo quienes me atacaron con diversos adjetivos, memes, prejuicios y frases de oídas; sin embargo nadie argumentó nada especialmente articulado, la mayoría solo repitió lo que ha escuchado de otros y al final no agregaron nada nuevo al debate. Es más, nadie ha dicho hasta hoy, que yo haya mentido.

La mayoría de las reacciones fueron puras cortinas de humo, destacaría por ahí un par de textos y en especial uno mesurado, argumentado y preciso, el de Francisco Mata que circula en redes. Lo que queda claro es que en esta comunidad no se sabe debatir, claramente existen debates formales o informales; pero parece que se tira agua en le desierto. 

Sin embargo, me alegra mucho que esta sencilla columna haya logrado abrir un debate intenso y que el Centro de la Imagen haya reaccionado al menos con un comunicado en donde anuncia que para 2017 nos explicará qué es lo que quisieron decir. Sin embargo, tal parece que siguen dándole vuelta al debate plural, franco y abierto, finalmente si solo se convocan entre ellos, el debate será somnoliento. Estaremos atentos. 

La semana pasada argumenté por qué no me gustaba la propuesta general de la Bienal y su mensaje; eso fue todo, el resto lo armaron los lectores, los fotógrafos, los ofendidos y los que festejaron cada párrafo. 

Claro que la fotografía ha evolucionado y con ella todos nosotros, pero su expansión no implica engañar al público, esos mechones de vaca en alambre de púas no es fotografía bajo ningún concepto, ni pertenece a escuela vanguardista alguna. Nada tenía que hacer ahí, punto. 

Pero ya basta, esta noche, es noche de paz y por ello, les deseo a todos una cena en familia y llena de bendiciones. Me parece que buena parte de lo que vimos esta semana sólo se explica en el contexto de la irritación social que agobia a nuestro país. No dramaticemos pues. La vida sigue. A todos mis lectores, colegas y detractores les deseo una noche de paz y alegría, acompañados por sus seres queridos. Feliz Navidad.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 24 de Diciembre de 2016        

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December 23, 2016

Amarga Navidad

Por Ulises Castellanos

Quienes han seguido esta columna en los últimos diez años, saben que no es mi estilo criticar por criticar, mucho menos ofender o descarrilar proyectos individuales o colectivos. Pero esta semana, es inevitable escribir desde la crítica más seca. 

Acabo de visitar la peor exposición de imagen que jamás haya visto. Y no estaba montada en una humilde casa de cultura o en un modesto café hipster de la Roma; no, se trata de una exposición fallida en el recién remodelado Centro de la Imagen, allá en la Ciudadela a cargo de la señora Itala Schmelz. 

La expo reúne los trabajos finalistas y ganadores de la última Bienal de Fotografía, hasta hace poco toda una referencia en torno a la imagen contemporánea, de autor y documental de nuestro país. 

Sin embargo, esta expo es desastrosa, insípida y montada con absoluto extravío. No tiene significado simbólico alguno, ni semántico y mucho menos contextual; tal como lo argumenta la directora del Centro. Y aclaro, la Bienal es de Fotografía, y debe ser de fotografía, no de ocurrencias. 

Me sorprende que el jurado nos recete este cocktail molotov. 

Hace tiempo, muchos pensamos que después de la exitosa administración de Patricia Mendoza, el Centro no podía tocar más fondo que con la gris gestión de Alejandro Castellanos; pero no, ahora la dirección actual del Centro nos demuestra que siempre se puede caer más bajo, y descubro un socavón profundo en este último intento de muestra colectiva. 

Al caminar por la galería soy asaltado por imágenes malas, absurdas e inconexas de puro desconocido emergente. No tiene ni pies ni cabeza. Juro que no exagero. 

De entrada hay una especie de instalación de Bruno Bresani que coloca junto a una pantalla vertical, una pecera con tierra y arriba con foquitos de navidad, la palabra DESAPARECIDOS. Se que Bruno es un artista visual, pero esta pieza es hueca, no me dice nada. Quizá se equivocó de concurso. 

Pero mientras avanzo la cosa se pone peor, veo por ahí un par de piezas de Pavka Segura que ahora compite con un binomio que podría venderle a cualquier tienda vintage de la Condesa, pero que no tendría porque estar colgada ahí. Enseguida me encuentro con el único fotógrafo documental que reconozco, y que es Mauricio Palos, viejo alumno mío de San Luis Potosí, con una carrera meteórica, fresca, e interesante que hoy tampoco nos presenta su mejor mirada. 

De pronto llego a la sala del primer lugar y me encuentro con una vacilada de Sofia Ayarzagoitia, nacida en 1987 y que actualmente estudia en Madrid, quien nos presenta una serie según ella íntima de un sujeto que sostiene una sandia, y que ella misma resume así : imágenes “que a diario me rescatan del sinsentido” y tiene razón, es el puro sinsentido. Mal tomadas, mal editadas y que no transmiten nada. Eso si, se llevó sus $120,000 pesos correspondientes. 

Camino y le doy la vuelta a un poste lleno de basura y de recortes de periódico que según la cédula es una “video instalación” pero esa al menos no ocupa una pared. Sólo para documentar el desastre conceptual, les cuento que en esa sala principal hay una pieza de 12 alambres de púas que como única novedad contiene pelos de vaca arrancados en cada alambre. Más basura. Vamos, ni siquiera hay una imagen ahí. 

Busco al segundo lugar, y me encuentro con las peores fotografías impresas que he visto en décadas, una serie de Diego Berruecos nacido en 1979, que exhibe 26 gasolineras abandonadas, sin composición alguna, ni narrativa, ni nada. El triunfo del choro mareador pues. Pero él también se llevó su cheque. 

Ya ni para qué le sigo, por ahí, veo pura basura conceptual, más preocupados por el rollo de sus cédulas que por la propuesta visual. Y mientras busco la salida de la casa del horror, me topo con una cortina que me lleva a un pseudo laboratorio con luz roja, en donde solo hay una caja de papel fotográfico que pretende evocar no se que estupidez nostálgica. 

En descargo de algunos participantes, quizá estos “artistas” se equivocaron de Bienal, y debieron mandar sus obras al INBA para su consideración a la Bienal de Venecia. 

Ojalá cuando termine la gestión de doña Itala, los fotógrafos profesionales seamos capaces de rescatar un Centro que ha perdido la brújula. Ustedes disculparan que hoy no hay foto en esta columna, pero claramente, no la hay, porque no quiero herir sensibilidades. Vayan a verla bajo su propio riesgo. 

Lleven Alka-Seltzer. 

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 17 de Diciembre de 2016      

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December 14, 2016

Tesoro Visual

40 años de la Fototeca

Por Ulises Castellanos 

La Fototeca Nacional cumple 40 años en este 2016; allí se custodian hasta el cierre de esta columna 857,620 piezas fotográficas de diversos temas y autores. 

Entre las colecciones más importantes con las que cuenta este acervo Nacional, destacan el archivo fotográfico de los Casasola, la mirada de Tina Modotti, el trabajo del increíble Guillermo Kahlo, nuestro Nacho López y las imágenes de Hugo Brehme, por mencionar sólo algunos dentro de las 46 colecciones catalogadas que ahí se resguardan. 

Esta semana visitamos a su director, al querido Juan Carlos Valdez, fiel guardían de estos increíbles tesoros; quien por cierto lleva ya once años al frente del Sistema Nacional de Fototecas y que por supuesto incluye a la Fototeca Nacional con sede en la ciudad de Pachuca. Francamente es un lujo contar con este recinto, el profesionalismo con el que trabajan ahí cerca de 50 personas es tangible; todas y todos los que ahí clasifican y protegen ese tesoro nacional son de primera. Me consta. 

La Fototeca se creó a partir del Fondo Casasola, cuando el gobierno de Echeverría compró las 350 mil piezas que estaban a punto de irse a un archivo en Estado Unidos. En ese lugar se tienen piezas desde 1845 hasta nuestros días. 

El recinto que depende del Instituto Nacional de Antropología constituye el acervo fotográfico más importante del país ya que resguarda casi un millón de piezas en total. Para quien se le antoje visitar la Fototeca, -cita previa-, podrá ver imágenes de la Revolución o retratos de Diego Rivera, así como el enorme trabajo urbano de Nacho López. 

Claramente en estos pasillos se materializa nuestra memoria colectiva a través de cientos de miradas y en una diversidad absoluta de soportes, desde los daguerrotipos del siglo XIX, pasando por el gran formato, el práctico rollo de 35mm hasta lo digital. Buena parte de su archivo ya se puede consultar en línea en http://fototeca.inah.gob.mx 

Y hay que decirlo, la Fototeca no solo tiene un pasado memorable, su director nos adelanta que la institución vivirá pronto una nueva etapa gracias a la donación por parte del gobierno del Estado de Hidalgo de un terreno de 17,000 m2, a donde se pretende trasladar todo el acervo, en condiciones modernas de resguardo, para formar parte de la Ciudad del Conocimiento y la Cultura en aquella entidad. 

Lo interesante de este lugar, es que paralelo a su función de resguardo, la Fototeca es un espacio vivo, cuenta con una galería que cada tanto exhibe parte de su acervo y con otro espacio que generosamente es compartido para los distintos fotógrafos contemporáneos que quieren exponer algo en su acogedora galería “Nacho López”. 

Así las cosas, la Fototeca, guarda un catálogo estupendo de nuestra historia visual, cuenta con espacios para exposiciones temporales de primera, organiza encuentros nacionales, exporta conocimiento a otras fototecas hermanas en el país o en el extranjero; y edita la estupenda revista Alquimia que es de obligada colección para todos nosotros. Felicidades pues a todos los especialistas que trabajan en la Fototeca por estos 40 años y en especial a su incansable guardían, el historiador Juan Carlos Valdez. 

Por cierto, ésta columna cumple ya dos años en estas páginas, por lo que aprovecho para agradecer a Esteban Román, subdirector de Opinión del diario, por su hospitalidad y extiendo un abrazo navideño para todos mis colegas en la redacción.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 10 de Diciembre de 2016    

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December 6, 2016

Cuba sin Fidel ( Día 8 )

Un taxista lee el Granma sobre muerte de Fidel

Por Ulises Castellanos

La Habana, Cuba. Volver a Cuba siempre revoluciona la mirada. Ya perdí la cuenta de mis visitas a la Isla, pero siempre son especiales. Aquí todos llevan a Fidel tatuado en la piel; en su memoria colectiva no hay más referentes. En el ambiente se percibe un aire de orfandad. No hay manera de ignorar su vida o su muerte; mucho menos olvidar su legado. 

Camino por las calles de la Habana Vieja y percibo los cambios, los cubanos empiezan a vestir diferente, ya muchos traen smartphones o tabletas y se conectan como avispas en los parques donde existe Wifi o fuera de los hoteles. 

Durante el homenaje a Fidel que vivimos en la Plaza de la Revolución, en medio de cientos de miles de cubanos, uno de los 18 mandatarios nos recordó una premisa de Castro que resume su filosofía: “En tiempos de guerra, toda disidencia es traición” Y Cuba vive décadas de una guerra fría que se traduce todavía en ese criminal bloqueo comercial que Obama intentó desaparecer. 

En la plaza, mientras vemos imágenes del Fidel guerrillero en pantallas gigantes, la gente corea su nombre e incluso algunos lloran. La energía de aquellos miles traspasa la piel. 

Había cubanos de todas las generaciones, incluso niños que probablemente nunca lo hayan visto en persona. La muerte en realidad se toca a partir de la ausencia, Cuba es un país único, aunque su pobreza material es generalizada, tiene el pueblo latinoamericano más sano y educado del continente, ¿les falta jabón? Sí, pero les sobra dignidad. 

Fotografiar Cuba es un vicio, estar aquí es como vivir en otro tiempo. Un espacio congelado en los cincuenta, los Chevrolet de aquellos años siguen circulando, la gasolina cuesta el doble que en México y tener un auto de los noventa es un lujo. ¿Faltan libertades? Seguro, pero nadie muere de hambre. No hay gente mutilada o niños en sus calles como por ejemplo si existen en México, India o Pakistán. 

Un cambio que noté mientras caminaba por su malecón es que ya casi nadie te pide nada, ni te aborda para venderte algo. Pasan de largo viendo sus celulares o caminando con sus novias. No existen vendedores ambulantes, hay más restaurantes y tiendas que nunca, poco a poco el comercio de corte capitalista comienza a fortalecerse. 

Será inevitable su transformación, dejemos a los cubanos decidir su futuro y sus tiempos. En las esquinas se abren mercaditos nuevos que ofrecen coco, plátano, naranja y arroz sin problema alguno; el peluquero me dice dice “este pueblo es fidelista” y un trabajador agrega “Fidel era cosa grande, no va a llegar nadie, porque no hay nadie que sea como él y nadie puede contra nosotros”  

Se que nos cuesta trabajo ver a un pueblo que “respeta” a sus autoridades; aunque sea por miedo como dice León Krauze. En México eso se perdió hace mucho y también por eso estamos como estamos. 

Cuando Cuba se abra más al Mundo y llegue la democracia o una nueva prensa independiente, seguro serán más libres, pero se quejarán igual. Quizá algún día tengan una democracia real, pero con ella llegarán también la corrupción y las mentiras. 

Seguro vendrán nuevos empresarios, más tiendas y comercio, pero la sociedad cubana empezará a dividirse en función del dinero y sus intereses, habrá nuevos ricos y por ende nuevos pobres. 

Hoy Cuba es un país libre del crimen organizado o tráfico de drogas, eso llegará también con la globalización y las divisiones internas. Quizá es bueno que alguna vez vivan el “mundo libre” para que valoren lo que hoy tienen. 

Regreso a México emocionado por ser testigo de lo que vimos esta semana en la Isla. Nada se compara a la muerte de un líder que tiene en su pueblo, el mayor respeto al que puede aspirar un hombre público. Un reconocimiento absoluto a su valentía y legado revolucionario. Ni más ni menos. Eso en México ya ni lo recordamos. 

En el regreso de la Habana viene en el mismo avión al Ingeniero Cárdenas, quizá uno de los últimos políticos honestos, y que nunca logró ser Presidente en nuestro país; pero que lleva en la sangre la historia de su padre, Lázaro. 

Muchas imágenes en mi cámara de este viaje relámpago, pero me quedo con ésta que tomé a bote pronto en la Habana Vieja, un taxista lee el Granma que da cuenta de la muerte de Fidel; todo el diario esta dedicado a ello, disparo, charlamos y sin más, me regala su ejemplar, y remata: “lléveselo a México para que sepan lo que pasó acá”. 

Y claro que me lo traigo; hoy los dejo con esta imagen que marca un antes y un después para la Isla. La muerte del Comandante que hoy es ceniza. Fidel es también su legado.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 3 de Diciembre de 2016  

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