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Ulises Castellanos

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April 5, 2018

Sarajevo, Juegos de Guerra

Bienvenidos a Sarajevo

Por Ulises Castellanos

Atrás había quedado el puerto Italiano de Ancona, último punto de la Europa comunitaria del primer mundo. Anochecía y el enorme ferry que me llevaba a Sarajevo cruzaba el mar Adriático, esa frontera líquida entre las paz y la guerra de finales de los noventa. 

Llegué al amanecer al puerto de Split en Croacia, un país nuevecito de apenas 4 millones de habitantes en aquel entonces. La vieja Yugoslavia se había partido en seis Repúblicas: Croacia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y lo que quedó de la Yugoslavia Serbia; sólo queda pendiente hoy, por reconocer internacionalmente la independencia de la provincia Serbia de Kosovo que sigue en disputa. 

La disolución de la antigua Yugoslavia arrancó en 1991 y concluyó más o menos en 2006, yo viajé al corazón de aquel infierno en el verano de 1998; ahora justo se van a cumplir 20 años de aquel viaje que hoy les cuento y en donde tomé una de las fotografías más representativas de mi trabajo. Entre Split y Sarajevo me separaban 17 horas de viaje en autobús, 28 retenes de la OTAN y revisiones en todo momento a una velocidad máxima permitida por los militares de 60 kmh. 

El trayecto era contrastante: un cielo azul intenso y la belleza del paisaje rodeaban decenas de pueblos destruidos. Nada quedó en pie. Pueblos enteros fueron arrasados por soldados serbios para acabar con los musulmanes; ahí sólo quedaron escombros, ruinas, cementerios, minas y un penetrante olor a muerte. 

Aquel autobús estaba lleno de civiles y militares bosnios. Reinaba el silencio. Por las ventanillas solo se veía destrucción y soledad. Así eran los Balcanes. Recuerdo que nuestro chofer solo ponía música árabe. En el rostro de todos se veía la muerte y el rencor. Pasadas las 9 de la noche llegamos a Sarajevo, la terminal desolada, una ciudad sin luz, sin gente. Nos recibe una ciudad devastada. Ahí nadie espera a los que llegan. 

Cuando ya no quedaba gente, ahí solo, de pronto un bosnio me ofrece un taxi, intenta hablarme en inglés, pero toma palabras prestadas del italiano y el alemán, al final nos entendemos en francés y acepto. El sujeto vuelve a bordo de un Mercedes negro balaceado pero que funciona. La ciudad sin hoteles, el chofer me lleva a casa de una familia me rentará la habitación a precio del Marriott. 

Todo en efectivo, me recogen pasaporte y ahí comienza mi estancia en Sarajevo. Aunque para entonces Bosnia ya no estaba en las noticias de primera, los combates habían cesado y su población estaba cansada y diezmada, se respiraba un aire denso. 

Nadie sabe con exactitud cuanta gente murió ahí, pero sus muertos se contaron por cientos de miles. En ese momento el mundo solo seguía un balón de futbol que rodaba en Francia. Era el último Mundial del siglo XX. Sarajevo era una ciudad devastada por la guerra, sus calles y fachadas estaban marcadas por ráfagas de metralla. Las calles estaban llenas de boquetes que dejaron las granadas que recibieron durante la batalla. Las ventanas solo tenían plásticos de la ONU. 

El vidrio en Bosnia era un lujo. 

Mientras recorría sus calles, me encontraba con decenas de militares de la OTAN o cascos azules de la ONU. Los únicos extranjeros, eran soldados o periodistas. Por las calles se apreciaba una mayoría femenina y niños por todos lados, los hombres eran escasos y los que paseaban por las plazas o trabajaban en el mercado, estaban lisiados o en muletas. Ese era el rostro de la posguerra en Bosnia. En ese contexto, los niños jugaban a las escondidas entre escombros y tumbas, se escondían detrás de lápidas y se apuntaban con armas inservibles o de plástico. Ahí tomé esta imagen. 

Los cementerios se visitaban a diario. Los adultos que deambulaban entre sus lápidas, regaban con agua su dolor. Sarajevo se rompió en mil pedazos. Aquella ciudad que visité hace 20 años era más bien un albergue de la Cruz Roja, un cuartel de la OTAN o una oficina de la ONU, su tejido social e institucional era inexistente. 

Todo era un inmenso cementerio. Se respiraba odio, rencor y un dolor inmenso. La ciudad gritaba su angustia. Era verano y el frío ya mordía, el invierno se adivinaba mucho peor. 

Así recuerdo aquel viaje lleno de historias, cuando salí de allá nunca volví a ser el mismo, tenía 30 años de edad, pero ahí perdí tres de muerte natural. Hoy que cumplo 50, celebro estas cinco décadas con una sencilla donación a la Fototeca Nacional donde depositaré este material y 90,000 mil negativos más que recorren mi mirada desde 1985 hasta el 2005 aproximadamente. 

El 12 de abril, paralelamente a la donación, presentó mi nueva expo “Memoria”, donde este tema y otros serán expuestos en los muros de la galería Nacho López de la Fototeca, en una muestra que contiene 50 imágenes sobre lo visto y vivido en esos años de fotografía analógica. Desde el terremoto del 85 hasta un viaje que hice a China en dónde hice la transición a la fotografía digital. 

Agradezco a la Fototeca Nacional su hospitalidad para ser depositaria de mi archivo en donación y para que en el futuro cualquier interesado se asome a lo fotografiado en aquellas décadas; la mayoría de esos miles de negativos los registré con NIkon F3, F90 y F4, y aprovecho para agradecer también a Nikon de México su generoso patrocinio por la impresión de las imágenes para dicha muestra. 

Siempre hice foto, para no olvidar.

Columna publicada originalmente en El Heraldo de México el 5 de abril de 2018

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March 28, 2018

De Tánger a Calais, la obra íntima de Eniac Martínez

Imagen de Eniac Martínez Ulloa

Por Ulises Castellanos

La semana pasada estuve en casa del estupendo fotógrafo Eniac Martínez en la Condesa; nos conocemos desde hace poco más de 20 años, y siempre he admirado su trabajo y estilo.

Eniac arrancó en La Jornada haciendo foto periodística y urbana con un buen sentido del humor.

“La vida es un viaje y sin duda es una manera de vivir el tiempo que nos toca”

Mañana 29 de marzo, Eniac cumplirá 59 primaveras y estará a un año de cruzar una nueva década. Lo vi reflexivo, siempre inteligente pero muy diferente a nuestras últimas charlas. Acaba de regresar de un viaje largo por África y Europa que lo dejó agotado. 

Tan sólo en 2017, quizá el año más duro de su vida, perdió a su madre en febrero y al padre en octubre. Y por si esto fuera poco, una ruptura amorosa se le cruzó entre ambas muertes, peor imposible. En ese contexto nos reunimos para platicar de su último libro, el más íntimo “Tánger a Calais 2017” una edición de tan sólo 100 ejemplares que no está a la venta y que fue realizada sólo con iPhone. 

Se trata de una pieza que contiene 33 imágenes de aquellas ciudades y que gira en torno al duelo interno. Todos pasamos por inumerables retos emocionales en la vida y cada quien los canaliza como puede o quiere. 

Eniac estaba de viaje y mientras atendía un asunto profesional entre Marruecos, España y Francia, colateralmente se desgarraba haciendo estas fotografías. 

El viaje duró menos de tres meses, pero las imágenes de su libro dialogan entre si, como si Eniac llevara décadas sumido en la pérdida. Son fotos de calle, dispersas, donde de vez en vez aparecen mujeres, sombras, pájaros y muros infinitos. 

Sin duda, este libro de Eniac es un libro absolutamente sincero, sin maquillaje, en él nos revela el enorme talento de su mirada, pero también el costo de sus pérdidas. 

La foto de portada estremece; allá en medio del viaje recibió esa llamada de pesadilla que todos tememos, suena el celular y del otro lado su hija le dice: “Papá, el abuelo está muriendo, te lo paso” …. en dos minutos, Eniac se convierte en huérfano. Algo alcanzó a decirle a su padre pero ya no sabe si al final él lo escuchó. 

Abatido, el continúa su viaje -no le ve sentido a asistir a un funeral- y con el recuerdo de su padre en los párpados, hace en Dunkerke la foto de portada de este libro, con decenas de pájaros recortados en el horizonte, donde finalmente evoca a su padre, por el gusto que le provocaba siempre contemplar el vuelo de un ave. 

Eniac Martínez Ulloa es fotógrafo y traduce sus sentimientos en imágenes, en este libro incluso él juega a las escondidillas con el espectador, hay imágenes donde el aparece sin aparecer, pero su silueta lo delata. 

Al final Eniac escribe en su libro : “Voy a extrañar toda la vida a la gente que perdí en este trayecto … “ Y sí, su libro es testimonio de lo anterior, fueron tres mil kilómetros de viaje; es una obra que recorre sin rumbo las calles de los barrios musulmanes en Marruecos, donde los perros no pueden faltar, pero es un libro donde su narrativa visual también nos lleva por pisos de aeropuertos, estaciones de tren en Europa, niños, miradas y reflejos estéticamente encantadores. 

Es un libro que gira en torno al duelo, pero que al mismo tiempo celebra la vida y pone a prueba nuestra capacidad para enfrentar el dolor. 

Hoy, su peor pesadilla, es un sueño recurrente en donde suena el teléfono de madrugada y del otro lado escucha la voz de su padre. Al final, ya saben, se corta la llamada y el siempre despierta aturdido. Se trata de un sueño que sin duda evoca ese diálogo roto al saberlo muerto del otro lado del mundo. 

Reto a quien tenga este libro en sus manos a que encuentre la silueta de Eniac en al menos una docena de sus imágenes. A mi en lo personal me impactó una foto donde se ve una brújula rota en medio de cristales astillados. Creo que esa imagen resume su viaje. 

Al final, gracias a la mirada, los fotógrafos siempre sacamos a nuestros demonios y les damos alas a nuestros ángeles.

PD. Eniac Martínez tendrá nueva Expo en el Museo Archivo de la Fotografía en el centro de la ciudad el próximo 14 de junio, los tres pisos del recinto se llenarán con su mirada. Abajo presentará “Basura” que es lo más nuevo, y en el resto del museo podrán ver lo mejor de Litorales, Ríos y Camino Real. Eniac es un fotógrafo documental que pertenece a la generación de Marco Antonio Cruz, Francisco Mata, Antonio Turok, Patricia Aridjis, Elsa Medina y Pedro Valtierra entre otros.

 Gracias Eniac por compartir tu mirada.

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March 21, 2018

Bucareli 8

Hace días Noam Chomsky declaró al diario El País que: “La gente ya no cree en los hechos” y tiene toda la razón. Hoy en día la gente prefiere construir sus propias realidades y reforzar sus prejuicios, alimentar filias o fobias con base en fuentes interesadas, dolidas o resentidas.

Es por ello y en atención a los múltiples mensajes que he recibido en las últimas semanas preguntando sobre mi salida de El Universal y en virtud de que no me es posible ver en lo personal a cada uno de los interesados en el tema, les cuento que después de 3 años y tres meses de intensa colaboración con el diario, no tengo más palabras que solo de agradecimiento por la oportunidad que se me otorgó al colaborar con aquella redacción, sobre todo, en el contexto de la celebración de los 100 años del diario.

A lo largo de mi carrera profesional de casi 30 años como fotoperiodista y editor, desde que comencé mi carrera con el maestro Granados Chapa en la revista Mira, para después trabajar en Proceso bajo la conducción de Vicente Leñero y Julio Scherer; hasta mi paso por los diarios, El País, El Centro, Excélsior y El Universal; siempre demostré compromiso, trabajo, innovación, profesionalismo y liderazgo dentro de las distintas áreas de fotografías que he tenido a mi cargo.

Los fotógrafos con quienes he trabajado son testigos de ello y la mejor referencia de mi desempeño. 

No olvido mi primer publicación en las páginas del diario, allá por 1987 en la sección de cultura que dirigía Paco Ignacio Taibo I, cuando yo era un fotógrafo emergente.

Por ello, quiero agradecer públicamente a David Aponte, Director Editorial del diario, por su confianza inicial y el apoyo decidido que demostró durante todo el tiempo que trabajamos juntos, y como el mismo me lo expresó alguna vez, los periodistas nunca nos despedimos para siempre. 

Para los 16 fotógrafos que trabajaron conmigo, sobran los detalles, ellos saben perfectamente que a lo largo de los últimos nueve meses de operación, no se presentó ninguna crisis interna ni problema particular alguno, -que no fueran ordinarios en cualquier redacción- por lo que aprovecho para expresarles a cada uno mi agradecimiento por su paciencia y excelente trabajo. 

Para Alejandra, Berenice, Camila y Lucía, las mujeres de la lente en el diario, mi reconocimiento profesional por su mirada y su talento. 

A Cristopher, Ariel, Valente, Yadín, Luis, Germán, Irvin, Juan Carlos, Iván, Alejandro, Juan y Jorge mi respeto y consideración permanentes. Todos en conjunto son hoy por hoy, el mejor equipo de foto disponible en el medio.

A los colegas del área de Tv y Video que tuve a mi cargo en los últimos meses, mi respeto por su desempeño, por su entrega y horas extras. Toda la suerte.

Para Alan Carranza, responsable del área de foto de suplementos. Y por supuesto, a todos los diseñadores y editores del cuarto piso, mi reconocimiento por su esfuerzo y creatividad. 

En las distintas redacciones que he trabajado siempre he contado con profesionales capaces de mantener los más altos estándares periodísticos y un nivel de excelencia que hace que la fotografía sea el eje central de mi desempeño, ofreciendo en cada día de trabajo mi entrega total. Así lo he hecho en casi tres décadas. En El Universal no fue la excepción. 

Debo agregar que en realidad estoy en una de las etapas personales y profesionales con mayor satisfacción de los últimos años. 

Del trabajo en el rotativo no tengo queja. Era el editor de foto del diario, coordinador de Video y columnista semanal en Cultura. En todas estas facetas mi entrega fue al límite de mis capacidades, aunque seguramente no exento de errores y por ellos me disculpo. 

Desde que me abrieron las puertas para escribir en diciembre de 2014 gocé de total libertad creativa y editorial a lo largo de 165 columnas.

En la Mira se publicó ininterrumpidamente por casi 40 meses. Por lo anterior y en atención a las decenas de mensajes donde me preguntan sobre la ausencia de mi trabajo en el diario, les comparto el presente texto.

Regreso entonces a la idea original respecto de mi alegría y satisfacción por estos años en la redacción de Bucareli; en esta temporada hice nuevos amigos y sus mensajes personales así me lo confirman; en el diario hay grandes profesionales, editores responsables, reporteros y diseñadores de primera; fue muy estimulante trabajar con un equipo bien preparado y que comparte una visión moderna para elaborar nuevas narrativas. 

En especial las áreas de métricas, redes y on line están dirigidas por estupendos profesionales y sus resultados están a la vista. El área de periodismo de investigación también cuenta con un par de profesionales de primera. Y ni que decir del área de cultura, siempre en la nota y a la vanguardia informativa.

Ustedes saben quiénes son y no es necesario personalizar mis referencias, es obvio que en general hay una generación muy buena en este momento en la redacción del diario. 

Tomarse las cosas con autocrítica, es un privilegio exclusivo de la inteligencia. 

Para quienes ya llegaron hasta aquí y les interesa a profundidad el tema, les cuento que en enero de 2015 se me encomendó también la reestructuración del área de foto. 

Como consultor, en Círculo Rojo elaboramos un diagnóstico y evaluación del área de fotografía del diario. En acuerdo con la dirección General y Editorial, hicimos cambios profundos en la mejora de su operación, le dimos capacitación a los fotógrafos durante meses, trajimos nuevos editores, nuevos fotógrafos, planteamos nuevos enfoques visuales y se recomendó la compra del equipo más actual en el mercado que finalmente se cumplió, es por ello que desde hace dos años al menos, El Universal es líder en la propuesta de imagen entre los diarios nacionales. La base está en su talento humano, son públicos los premios recibidos.

El reto desde 2015 fue encontrar esa mirada profesional, original y al mismo tiempo reclutar y conformar un equipo diverso con fotógrafos nuevos y estimular al talento local, aprovechando también sus años de experiencia. 

Así pues, gracias a mucha gente y a diversos profesionales, la celebración en 2016 del primer centenario del diario fue memorable. Entre varias actividades, ahí quedaron como muestra, la exposición de fotografía y portadas de El Gran Diario de México en las rejas de Chapultepec y un par de libros de caricatura y fotografía que recogen la memoria de estos 100 años. 

Creo firmemente que hoy en día, toda redacción contemporánea debe potenciar su fuerza colaborativa, ya que la innovación y enfoque originales se dan mejor en equipo, que en la egocéntrica soledad. 

Tuve el privilegio de ser el primer editor de foto en el diario que impulsó la sinergia para trabajar en conjunto entre dos áreas de imagen claves: fotografía y video; se crearon nuevas secciones, incluyendo la integración operativa de los equipos de video y fotografía con la intención de fortalecer los esfuerzos informativos de la redacción.

Ahí están las coberturas del 19 de septiembre del año pasado, el trabajo que hicimos en Bolivia a 50 años de la muerte del Che, entrevistas, reportajes, la cobertura de campañas, Venezuela, el uso de drone y su difusión a través de la web.

Se abrió la cuenta de Instagram del área de imagen que dejamos con poco más de 3,300 seguidores, creamos entre otras cosas, una cápsula semanal sobre asuntos policiacos llamada Historias de la Ciudad y un clip sobre sobre fotografía que destacaba lo mejor de nuestros fotógrafos.

Si en algo me extralimité fue en entregarle 12 horas de trabajo al día a esa redacción, renuncié a mis clases en distintas universidades para concentrarme en el diario, dejé en pausa otros proyectos y me enfoqué en el 2018, con todo el gusto del mundo. 

Fueron más de tres años de colaboración permanente y en especial los últimos meses de absoluto frenesí. La nueva hoja de ruta está sembrada y claramente no me necesitan para nada. 

Por supuesto aprovecho para dar las gracias a la familia Ealy por su confianza, ustedes saben que mi colaboración desde 2014 fue siempre profesional y propositiva; debo agradecer en especial a Francisco Santiago, Director Editorial hasta el año pasado por su impulso, confianza e invitación para hacerme cargo del departamento de fotografía y trabajar en esa área del diario. La experiencia fue inolvidable. 

A todos mis colegas de la junta editorial, gracias por sus consejos y mi respeto por su instinto periodístico y perseverancia. Si hoy El Universal es líder en su sector, es sin duda por sus aportaciones, experiencia y enfoques originales. 

A los trabajadores de rotativas, los vi horas y horas trabajando bajo ese especial olor a papel y tinta. Mi reconocimiento por su esfuerzo de cada madrugada.

Agradezco también la entrega de los fotógrafos en el interior de la república y a los que colaboraban desde el extranjero. 

México vive hoy días cruciales y el periodismo no escapa a la inestabilidad del cambio de paradigma en el consumo informativo de las nuevas audiencias. Los retos de hoy son formidables.

Sólo con ideas innovadoras y honestas la industria de los medios transitará de mejor manera hacia el futuro. Hoy como siempre, nos debemos a la gente, a los lectores, a los usuarios de dispositivos, al ciudadano inmerso ya en una sociedad más horizontal y participativa. Es decir, a las nuevas audiencias.

Fortalezcamos la honestidad, profesionalismo y franqueza, tan escasos a veces en este medio.

Gracias mil. Bienvenida la Primavera.

CDMX, Marzo 21 de 2018.

PD. Un beso especial a mi esposa Laura, sobre todo por la paciencia incondicional expresada en este último tramo, en particular por ser el año en el que juntos nos convertimos en padres de nuestra amada Estefanía.

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February 22, 2018

Anaya y el Superagente 86

Ricardo Anaya como Steve Jobs / Berenice Fregoso

Por Ulises Castellanos

Anaya es la sorpresa de la temporada, y aunque ya terminaron las precampañas, permítanme cerrar esta trilogía sabatina con algunas observaciones sobre la imagen del joven maravilla, quién de hecho mañana será ungido como candidato oficial del Frente.

La agenda del equipo de campaña de este personaje fue la más inestable de todas, lo que dificultó seguirlo como al resto de sus adversarios; sin embargo varios de mis colegas aquí en el diario lograron hacer imágenes interesantes de este político, entre ellos, ésta imagen a contraluz de Berenice Fregoso del pasado primero de febrero. 

Ricardo Anaya fue el que menos eventos hizo, sólo realizó 74 de precampaña, contra 76 de Meade y 207 de Andrés Manuel según reporta Integralia; adicionalmente la gran mayoría de los eventos de Anaya fueron en espacios cerrados en un formato de conferencia con imágenes y cifras al estilo de Steve Jobs cuando anunciaba sus nuevos productos. 

Lo curioso es que casi todos eran por la tarde noche, lo que dificultaba en general que marcara agenda y varias veces su información llegaba tarde a las distintas redacciones. Quizá lo más relevante de los últimos días fue el insólito video que él mismo subió a sus redes, balconeando a un agente indiscreto del CISEN, que con 26 años de “experiencia” fue descubierto por el joven Anaya; lo que de inmediato nos hizo recordar al Superagente 86, aquella serie de televisión que parodiaba a las películas de espías, como James Bond, y que todos los adolescentes que veíamos tele en los ochenta recordamos perfectamente. 

Dato para los millenialls que nos leen, la serie creada por Mel Brooks se emitió por la NBC entre 1965 y 1969, era original y divertida. Aquella serie se trasladó más tarde a la CBS, donde se transmitió la última temporada a finales de 1970, y ganó siete Premios Emmy según IMBD. No cabe duda que la idea de “cazar” a ese agente del CISEN fue un acierto del equipo de propaganda de Anaya; esa ocurrencia marcó la agenda de esta última semana, movilizando incluso al secretario de Gobernación quién tuvo que salir a explicar su “operativo” anunciando además la suspensión de toda la cadena de mando del CISEN en Veracruz. 

Así las cosas, si no fuera porque son asuntos vitales para el futuro de la Nación, esto podría quedar en una simple anécdota de espías espiados, pero al revisar los últimos números de Anaya y ver la velocidad con la que sube en las encuestas, es momento de tomarse en serio a este personaje, es el candidato que más subió en los últimos 50 días, y ya está a sólo 8 puntos de AMLO. 

Anote usted, Anaya cuenta con 18 años de militancia panista, cinco años de experiencia legislativa y nueve de orden gubernamental, tiene maestría y es originario de Querétaro. Su tema de tesis giró en torno al valor artístico del grafiti. Tiene 12 años de casado y es católico. La entidad que más visitó después de la CDMX, fue Querétaro y en tercer lugar Veracruz, incluso en este último estado, escaló por una torre metálica para ver desde lo alto su propio mitin; claramente energía y ganas de ser Presidente le sobran; arrasó en su partido con todos sus competidores. 

El manejo de su imagen y discurso disruptivo empatan con una sociedad enfurecida con el actual régimen y se proyecta como un fuerte catalizador del descontento social bajo las siglas de izquierda y derecha; las palabras más repetidas en su narrativa son “cambiemos”, “historia” y “movimiento ciudadano”. 

Le favorece que la aprobación del Presidente Peña es baja y que su candidato va lento; Anaya no es especialmente carismático pero su oratoria es impecable y poderosa en un país con poca capacidad de expresión oral y lenguaje limitado. 

Adicionalmente Anaya aglutina el enfoque pesimista de la sociedad, vendiendo esperanza y sed de justicia. Las elecciones son un referéndum emocional por encima de lo racional, los seres humanos somos fundamentalmente sentimentales a pesar de que “pensamos” y no a la inversa; porque hay que aceptarlo los mexicanos en casi nada somos racionales; a la mayoría nos gana la emoción y ahí es donde hace sentido el discurso de Anaya; para muestra ese breve video con el agente cazado del CISEN, y que debe haberle reportado algunos puntos al alza. 

En Twitter tiene casi medio millón de seguidores; en Facebook rebasa el millón y en esta última red, triplica al ciudadano Meade; pero queda muy lejos todavía de AMLO que en el Face cuenta con cerca de tres millones de fans. Anaya no desperdicia oportunidad y pasará por encima de quien le estorbe, escalará como lo hizo en Veracruz, demostrando energía, seguridad y arrojo que en muchos sentidos, son valores que el mexicano admira. En una de esas, don Ricardo alcanza al Peje y la final será de película. 

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 17 de Febrero de 2018.        

anaya elecciones ricardo

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February 15, 2018

El Ciudadano Meade

Por Ulises Castellanos

Esta campaña y su candidato me recuerdan a Orson Welles y su obra maestra realizada en 1941, “El Ciudadano Kane”. 

En aquella cinta, el tema central gira en torno a la condición humana sobre el anhelo de las cosas perdidas y la necesidad de mantener ciertos valores; tal como lo plantea hoy Meade, pidiendo a los maestros su apoyo y confianza, subrayando la importancia de la familia y la educación. José Antonio Meade es un hombre inteligente, ajeno a los gritos y sombrerazos, egresado de la UNAM y del ITAM que quiere ser Presidente de México; y que asegura poseer la llave de un mejor futuro para nuestro país. 

Se dice ciudadano y bien preparado, el problema es que pertenece a la clase política tradicional y va cobijado por una coalición encabezada por el PRI. Este hombre que le ha dado la vuelta al mundo 32 veces como recién se explica en su último spot, sin duda es el mejor candidato que pudo proponer el PRI; el problema es que parece no conectar con la gente y su realidad; habla muy bien y expone con lujo de detalle los problemas de nuestro país, pero no prende, no siembra frase alguna que pueda recordarse con sencillez dos horas después. 

Eso si, mientras el precandidato hablaba en Tabasco, una docena de profesionales le hacían un video que seguramente luego será un nuevo spot, hacían travelling desde todos los ángulos; usaban un pequeño drone y se les veía muy concentrados en ello. Meade es un candidato para televisión, pero con tibia estrategia en redes. 

Viajé esta semana con él y algunos de sus colaboradores a Villahermosa, para observarlo en la tierra de ya saben quién, pero lamentablemente para mi sorpresa el evento duró menos tiempo que el vuelo de ida y en general el encuentro con los maestros de Nueva Alianza, fue más cercano a una conferencia académica, que a un mitin político. 

De cualquier manera el evento me sirvió para analizar parte del manejo de su imagen. Honestamente el candidato turquesa se mostró siempre amable, de buen humor, conocedor de las entrañas de la administración pública, paciente y muy estructurado. No en vano lleva el récord de comandar cinco secretarías de Estado en dos administraciones diferentes. Pero no lo vi conectando con la gente. 

Los cargos públicos no siempre lo ganan los más eruditos, sino los más carismáticos. Las campañas se ganan con frases memorables, promesas imposibles pero que suenan bien y que de alguna manera generen esperanza o alivian la rabia. Ninguna campaña se gana con estadísticas o ideas para una tesis. Así siento es la campaña de Meade, una narrativa de alto nivel intelectual, pero en un contexto nacional donde la mayoría promedia la secundaria. 

El evento de Villahermosa se realizó a unos kilómetros del aeropuerto, la mayor dificultad para movernos y hacer alguna buena imagen, fue el hecho de que a la prensa nos colocaron en un corralito sin salida posible y que al final además se nos confinó a un pasillo sin posibilidades de verlo hasta que se subiera a su camioneta para regresarlo al aeropuerto. Meade todavía se mueve como funcionario, no como candidato. 

A diferencia de los otros aspirantes, Meade cuenta con un discreto equipo de agentes del Estado Mayor que lo protegen todo el tiempo, pero que al mismo tiempo impiden que lo podamos captar con una imagen más natural, cuando de lo que debería tratarse es de todo lo contrario, ¿así cómo? 

Al equipo de comunicación de este ciudadano sin partido, le hace falta una estrategia para acercar a su personaje con la gente y dejar que libremente los colegas de los medios, registren lo que se ve. Meade es un candidato afable y que cae bien, no pasa nada si lo dejan ser y le permiten romper esa pequeña burbuja de seguridad que lo aísla. Para eso son las campañas. 

Si acaso, el encuentro sirvió para entender que José Antonio Meade está bien preparado y domina las cifras de macroeconomía, lo que habla bien de él, pero difícilmente lo acerca a los taxistas de Villahermosa que a diario salen a trabajar con el temor de ser asaltados o asesinados en cualquier momento por el crimen organizado que desde hace un par de años azota aquella región. Son dos universos distantes. 

En resumen, buen candidato, buena producción, pero demasiado suave en su discurso, frente al ánimo colectivo y ya ni que decir de la beligerancia discursiva de sus principales adversarios: Anaya y Obrador. Francamente de seguir así, se ve complicado remontar el tercer lugar que algunas encuestas le adjudican al ciudadano Meade. 

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 10 de Febrero de 2018.      

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antonio candidato imagen josé meade presidencia

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February 9, 2018

Así la imagen de ya saben quién ...

Por Ulises Castellanos

Esta semana tuve la oportunidad de acompañar un tramo de la pre campaña de Andrés Manuel López Obrador, rumbo a su tercer cita electoral por la Presidencia de la República. Fue en La Paz, Baja California y lo vi muy contento. 

¿Pero, quién lo asesora, quién lo convenció de modelar su carácter o a quién escucha en ese tema? Como fotoperiodista he cubierto al Peje en cuatro campañas, desde el 2000 cuando buscaba ser Jefe de Gobierno, hasta este 2018; he sido testigo involuntario de su carrera política y de su transformación personal. Nunca lo vi más desencajado y enfurecido, que en aquella noche de 2006 cuando por milésimas se anunciaba la mínima ventaja de Calderón en aquella elección. 

Por ello me sorprende su sonrisa de ahora, después de perder dos elecciones consecutivas. 

Ahora que lo volví a ver y tuve la oportunidad de hacerle algunas imágenes, me sorprendió su cambio, su buen humor y serenidad. Coincido con Carlos Loret quien hace dos días consignó en estas mismas páginas, sobre las muestras de aprendizaje de AMLO en estos años: “Del discurso incendiario, ha pasado a la conciliación”. Incluso en La Paz, le dijo a la gente que no se peleara con los vecinos o la familia, así no fueran a votar por él. Apeló a la unidad y al respeto de la diversidad política y religiosa entre otras variantes. 

Pero ¿será suficiente para ser Presidente? Ciertamente su optimismo no es casual, es el puntero de toda encuesta, sea cuchareada o no, el gana en los ondeos de Facebook, Twitter o preguntando en las colonias. En las últimas dos encuestas públicas, el va a la cabeza. Pareciera que esta vez, su camino a Los Pinos es inevitable. Andrés Manuel es tenaz y astuto. 

Sin duda ha aprendido de sus errores y ha madurado políticamente, parece contener sus impulsos cada que se le quiere provocar; dosifica la información que suelta y se le ve más seguro que antes. AMLO es un político que vive según sus propio universo de ideas, me da la impresión de que aún le cuesta escuchar a los otros, es testarudo; sin embargo, no cabe duda que ahora está más abierto a la diversidad que en 2006 por ejemplo. Eso es un avance. Incluso cuesta trabajo creerlo. ¿Será Infalible? No. ¿Se va a terminar la corrupción en México? No lo creo. Con su posible triunfo, ¿se terminará la violencia en el país? Tampoco: Hay mil cosas que no dependen sólo de él o de su voluntad. Pero quizá valga la pena explorar nuevas alternativas. 

El Tabasqueño tiene ese carisma de líder popular que conecta con la gente sencilla, pero choca con las élites; sin duda su reto está en convencer a un enorme sector de clase media que aún no se decide; y la tarea por venir será saber si es capaz de atemperar los ánimos del círculo rojo que aún duda de sus políticas de ruptura. 

En la Paz, habló de convertir a Los Pinos en Centro Cultural, insiste en cerrar el nuevo Aeropuerto y becar a todo nini por el hecho de ser mexicanos. Muchas de sus propuestas suenan fuera de la realidad, pero el parece creerlas sin duda alguna. Desconozco como ha revertido su desconfianza generalizada y que antes lo aisló. Sorprende como lo busca la gente para tocarlo o tomarse selfies. 

Sin duda, proyecta seguridad en sus actos públicos y se crece frente al ataque, su estilo no es clásico pero su narrativa “anticorrupción” es casi irrebatible, ¿quién puede estar en contra de combatir la corrupción? Nadie. 

El ambiente “antisistema” que se ha instalado en la sociedad mexicana lo acompaña y lo festeja. Las redes sociales son su mejor nicho. Claramente hay temas que ya han sido rebasados, hoy no existe el “tal cerco informativo” que padeció hace años; ni se le ve ahora como un peligro para México. 

Aunque insisten en su círculo cercano que nadie lo asesora en imagen; intuyo que si hay una persona que ha logrado serenar a Andrés Manuel, desterrando sus rencores y fortaleciendo una imagen más madura y paternal que en elecciones anteriores; y ese nuevo factor de inteligencia emocional, creo, es su esposa Beatriz. Sólo así me explico, cómo ha sido posible que Andres Manuel pasara del “cállate chachalaca” a cantarle las mañanitas a su esposa sin despegar la mirada de su nueva musa. Es obvio, las mujeres siempre nos convierten en mejores personas. Ni hablar.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 03 de Febrero de 2018.         

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February 2, 2018

La Mexicana

Parque La Mexicana por Laura Garza

Por Ulises Castellanos

En poco más de medio siglo no se había construido en la CDMX, un espacio público como el nuevo parque La Mexicana; este espacio fue recientemente inaugurado en Santa Fe, a finales de diciembre del año pasado. 

Este nuevo parque tiene alrededor de 30 hectáreas y es tres veces más grande que la Alameda Central. 

Pero lo que sorprende, es que a pesar del increíble poder de convocatoria que tiene un territorio como éste, hasta ahora nadie lo registra. ¿En dónde están los escritores contemporáneos realizando crónicas del sitio? Monsiváis seguro ya se habría dado su vuelta. ¿En dónde están los fotógrafos emergentes o los nuevos poetas de la Ciudad? ¿Acaso hoy en día, ya no hay quién haga crónica urbana? 

La Alameda Central fue concebida hace poco más de 400 años, allá por 1592; aunque fue hasta 1910 que oficialmente se inauguró en el Porfiriato como parte de las celebraciones por el centenario de la Independencia. Ahí está la obra de Rivera realizada en 1947, “Sueño de una tarde dominical en la Alameda” que ahora se expone en su propio Museo. 

Aquel mural de Rivera representaba al México de la Colonia; pasando por la Independencia, la Revolución o los movimientos campesinos, hasta llegar a los retratos de artistas de la época como Frida Kahlo o Guadalupe Posada entre otros. Una enorme obra de arte que retrata el México de al menos cuatro siglos. La última remodelación de la Alameda fue en 2012. 

Pues bien, desde hace más de 50 años, no se había construido ningún otro espacio público con este carácter recreativo. En La Mexicana se dan cita personajes de la cultura, el deporte, la política o empresarios que discretamente caminan escoltados por guaruras que los siguen a distancia; mientras conviven igual con millennials que andan volando drones o chavos banda que se distraen con patinetas en las áreas correspondientes. Es también territorio selfie por excelencia. 

En este parque la gente viene a caminar, correr o tirarse a tomar el Sol; sin embargo, para donde uno mire, se topa con familias o grupos de amigos que representan a todos los Méxicos posibles; porque mientras lo anterior sucede, también llega el trabajador que baja de su taxi con 7 hijos y dos pepsilindros para extender su mantel al más clásico estilo exportado de Chapultepec y sus alrededores. 

No faltan las quinceañeras que van a tomarse su foto pal Face, o gente que se reúne ahí para no andar como zombies en los centros comerciales. Aquí uno gasta menos y se divierte más. Los niños andan en bici o patines según sea el caso. Otros se empapan en el chorro de las fuentes. Eso sí, el domingo las filas de autos son interminables, el estacionamiento les quedó chico y el Turibús ya hace escala; lo que no hay, son vendedores ambulantes ni nadie que venda globos o burbujas de jabón. 

De pronto uno se siente en cualquier parque del primer mundo. Pero eso si, ya andan por ahí las franquicias de moda como los churros El Moro, los helados Roxy o las jicamas de La Ciudad de Colima; todos con filas infinitas. Se trata de un espacio con casi 39 mil metros cuadrados para caminar, que además cuenta con una ciclopista de 4.3 kilómetros y un lago de 12 mil metros cuadrados. Su costo superó los 2 mil millones de pesos. 

El diseño es moderno y responde a las principales necesidades de los vecinos y de quienes lo visitan, es un modelo innovador que refresca el paisaje de la Ciudad; su iluminación y energía es alimentado por celdas solares. Cuenta con espacio para perros y juegos para niños; adicionalmente pronto tendrá más cafeterías y restaurantes. 

En resumen, la Megalópolis cuenta hoy con un nuevo paisaje urbano y de convivencia social que nos da un respiro dentro de la mil cosas que se hacen mal en esta ciudad. 

La Mexicana es un espacio casi diez veces más grande que el parque España de la Condesa, pero mucho más limpio y ordenado que cualquiera. El espacio que ocupa La Mexicana equivale al territorio que representan los seis parques más emblemáticos de la CDMX; sumando la Alameda, el parque Hundido, el Lincoln en Polanco; el México y el España más el parque América; todos juntos, apenas le llegan a este nuevo espacio en el poniente de la Ciudad. 

Para todos los jóvenes fotógrafos que andan buscando nuevos escenarios para sus retratos o quienes aman la arquitectura; no lo duden, éste parque es un lugar obligado de visita. Ojalá pronto este nuevo territorio colectivo, escriba sus propias historias. Y para muestra un botón, aquí les comparto una imagen tomada por Laura Garza, fotógrafa millennial que ya recorre con su mirada, estos nuevos territorios.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 27 de Enero de 2018.           

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January 26, 2018

Instagram para profesionales

Por Ulises Castellanos

Frecuentemente me consultan fotógrafos emergentes sobre la mejor forma de gestionar una cuenta personal en Instagram, sobre todo chicas y chicos que buscan ser profesionales en el mundo de la imagen. Aquí algunas sugerencias para compartir su talento visual en esta fabulosa red al alcance de todos. Instagram ya se acerca a los mil millones de usuarios gracias a la potente administración que le imprimió el señor Zuckerberg cuando la adquirió, para sumarla a su emporio basado en Facebook. 

Destacar en ese mar de usuarios no es fácil. 

El primer paso para empezar a brillar en Instagram es crear una especie de comunidad que siga tu estilo, propuesta y manera de contar las cosas. Empieza por escoger un buen nombre de usuario que sea sencillo, claro y fácil de recordar. Enseguida sube una foto de perfil que defina tu personalidad; nada barroco y mucho menos con más gente o mascotas, eso no ayuda. La foto de perfil debe ser un buen retrato que transmita estilo y profesionalismo. 

Define tu territorio visual, ¿Eres fotoperiodista?, ¿Te gusta la naturaleza?, que quede claro desde la primer foto que subas. De preferencia no mezcles trabajo profesional con fiestas, vacaciones o tu instantánea de los chilaquiles del desayuno. Eso a nadie le interesa. Determinar una paleta de colores o subir tu material sólo en blanco y negro le dará personalidad a tu cuenta. Tu decide donde y cómo se ven mejores tus fotos. 

No abuses de os filtros y desecha las fotografías confusas o que puedan dañar la reputación de terceros. 

La única manera de crear comunidad a largo plazo es mantenerte fiel a ti mismo, sube fotos originales que de preferencia nadie más pueda hacer, sólo así conseguirás un nicho particular y tus seguidores estarán pendientes de tu cuenta. No tienes que subir docenas de imágenes al día, selecciona y comparte dos o tres buenas cuando valga la pena, pero mantén viva tu cuenta posteando cada 24 horas como mínimo. 

Editar y seleccionar es parte clave del éxito, quien sube todo lo que toma, aburre; quien selecciona, da una mejor impresión y mantiene el interés en tu perfil. Comparte imágenes valiosas que aporten a la comunidad o que generen interés artístico, social o informativo, desecha lo mediocre. Usa tu creatividad, no hay de otra. 

Aprovecha los hashtags para integrarte a otros perfiles y busca títulos sencillos, cortos pero contundentes. Se honesto, no mientas, no robes imágenes de otros y procura no ofender al resto de la comunidad. Sigue cuentas de profesionales o gente en Instagram que te interese para construir tu time line y estar en contacto con el sector del que deseas aprender y que también quieres que te vean. Menciona a otros usuarios cuando creas que puede interesarles lo que publicas. 

Por supuesto vincula tu cuenta a tus redes en Facebook o Twitter y busca viralizar tus contenidos. Por último, sean pacientes, no insistan en forzar seguidores o rogar por “likes”, mantengan la sobriedad y estén atentos a las últimas tendencias. Un feed con pocas fotos pero buenas, será mucho mejor que una cuenta llena de basura visual. 

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 20 de Enero de 2018.         

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January 19, 2018

Migración 2.0

Nueva York, de Alan Carranza

Por Ulises Castellanos

Francisco Mata es incansable, hace tiempo convocó por redes a un nuevo trabajo colaborativo; la invitación era sencilla, enviar imágenes sobre la migración hacia el norte, así fue como recibió miles de propuestas, que de la red pasaron a este libro editado por la UAM: Migración 2.0 

Esta obra consta de 119 páginas y participan en ella 53 fotógrafos, que reflejan la diversidad de miradas que sobre un tema tan complejo se pueden producir. El libro presenta retratos, recopila objetos que los migrantes transportan con ellos, congela espacios y paisajes de la frontera que son únicos y traspasa fronteras conceptuales. No todas las fotos son maravillosas, pero el conjunto es bueno y poderoso. 

El libro incluye imágenes en color y blanco y negro, son piezas que dialogan entre lo documental, lo periodístico, el concepto de autor y el collage. 

Abre con un amanecer y cierra con máscara de Trump. Entre los autores hay imágenes de Alan Carranza, Juan Carlos Reyes, Benjamín Alcántara, Anilú Hinojosa, Nikola Okin y el propio Mata. Los retratos de Nikola son un poema visual, su iluminación y mensajes estremecen a cualquiera. La serie de objetos retratados por Juan Carlos Reyes, evocan la fuerza del objeto como último testigo de un fenómeno social imparable. 

Este es un libro que recoge el peregrinar del migrante, pero también nos muestra su destino y matiza el choque de culturas. Se nota el espíritu latino de quien lo deja todo para fundirse en otro universo que nada o casi nada tiene que ver con él. Estas imágenes nos confrontan con la narrativa convencional; aquí vemos gente que migra, pero que también sonríe, personajes demuestran su coraje sin renunciar a sus sueños. Su meta es vivir mejor. 

La vida siempre presenta retos y busca descarrilar nuestras metas, la tenacidad es un valor humano que nos llena el tanque de alegría sin darnos cuenta. Los protagonistas de este libro abandonaron su barrio para buscar nuevos horizontes. Su enorme desafío: cruzar la frontera más larga del planeta, que a diario nos recuerda la incomprensible diferencia que separa nuestros mundos. Nada más arbitrario que el trazo de una frontera que divide al ser humano, sin mayor justificación que la presunta diferencia cultural o económica. 

Al final, la línea fronteriza deriva en drama cuando separa sueños y familia, en un mundo tan desigual. La edición y narrativa visual corrió a cargo de nuestra colega Camila Mata Lara, joven promesa de la fotografía mexicana, que se estrena con este libro, en el complejo reto de jerarquizar la fuerza y diálogo visual que cada imagen nos provoca. Enhorabuena pues a los participantes, al querido maestro Francisco Mata por su iniciativa y a la Rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana por apoyar estos esfuerzos editoriales que dejan huella en nuestro universo visual.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 13 de Enero de 2018.       

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January 11, 2018

El Chapo, la serie.

No soy seguidor de las historias que pretenden re-significar a los Narcos, como personajes heroicos, exitosos o que los presentan como personajes aspiracionales. Pero la serie original de Netflix producida por Story House en Univisión es una maravilla.

Esta serie lo tiene todo, cuenta con un personaje muy interesante, una fotografía sobria y bien cuidada, actuaciones de primera y caracterizaciones de lujo, combinado con acción, drama, muerte y un entramado complejo de intriga política, criminal y refleja un ecosistema repleto de Traiciones y lealtades a muerte. 

El Chapo es a todas luces, una teleserie. Sus capítulos tienen duración promedio de 50 minutos. Es un drama biográfico, con acción y suspenso que toma influencias del cine negro y los clásicos westerns; se nutre de corrientes artísticas como el costumbrismo, pues muestra aspectos de la vida real y contemporánea, en medio una sociedad actual sumida en el terror de la violencia cotidiana de la que es víctima y cómplice al mismo tiempo. 

Iván Hernández es el director de fotografía responsable de la textura visual de este trabajo, trae una paleta de colores sabor madera que se mezcla con el azul y naranja propios del paisaje del pacífico. Esta secuencia de imágenes en movimiento toma ritmo gracias a la edición de Jorge Macaya quien mantiene la tensión dramática, logrando que quienes la vemos no podamos despegar la mirada de nuestra pantalla. El audio es impecable. 

La serie me encantó y aquí les comparto mis razones:

En primer lugar la serie tiene un corte híbrido entre ficción y realidad muy bien tejido; se nota la asesoría del colega Alejandro Almazán, quien le agrega ese toque periodístico y puntual que toda serie biográfica requiere para ser tomada en serio. 

El próximo lunes 8, se cumplen ya dos años de la última detención de Joaquín Guzmán Loera quien está por cumplir un año en Estados Unidos, en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York, sometido a un juicio que probablemente resultará largo. Guzmán Loera, ahora con 60 años de edad y nacido en Sinaloa un 4 de abril de 1957, resultó ser el narcotraficante mexicano más poderoso de las últimas dos décadas y de quien menos conocemos detalles de su historia a lo largo de su vida. 

Esta serie intenta dar luz entrelazando hechos probados bajo una narrativa inteligente que lleva a entender los impulsos y estrategia detrás de las decisiones de Guzmán Loera. En esta serie, los escritores Carlos Contreras, Silvana Aguirre, Alejandro Almazán, Esteban Orozco y Sara García se inspiraron en hechos históricos y documentados, que giran en torno al Chapo y obviamente se apoyan en algunas medida con personajes ficticios que son necesarios para las exigencias narrativas de cualquier pieza de entretenimiento audiovisual de este tipo. 

Cabe señalar que a pesar de que Guzmán Loera estaba interesado en llevar la historia de su vida al cine; se sabe que él personalmente no está de acuerdo con esta versión sobre su vida; un dato de lo anterior, esta consignado en la prensa mexicana en donde José Refugio Rodríguez declaró que la serie está basada en hechos que no corresponden a la realidad y que eventualmente estudian demandar a los productores por el guión de esta serie. "Son dichos que no son ciertos y que lo presentan como un criminal despiadado” comentó el propio Refugio Rodríguez a El Financiero en 2017. 

Así que mientras son peras o manzanas, yo le recomiendo que se organice este fin de semana para ver la serie y conocer parte de la vida de este interesante personaje que sin duda se ha ganado ya un lugar en la historia de nuestro país nos guste o no. 

La serie de El Chapo está dirigida por José Manuel Cravioto y Ernesto Contreras y créame, no escatima nada para tocar los diversos momentos que México ha vivido desde el asesinato de Camarena, pasando por el sexenio de Salinas, la llegada de Fox y la administración de Felipe Calderón; nada queda fuera de la serie, ni el tema de la guerra contra los narcos, ni el dolor de los familiares de los miles de muertos y desaparecidos que ha dejado esta pesadilla criminal; le aseguro que vale la pena repasar el doloroso camino de una tragedia nacional que será recordada siempre, como un trauma social, político y generacional que marcó el arranque de nuestro ensangrentado siglo XXI.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 6 de Enero de 2018.     

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