Ucrania: La mentira es el mensaje
Por Ulises Castellanos
Si nos apoyáramos en la información que circula en Twitter, Ucrania y su feroz resistencia estarían ganando la guerra. Pero cuando lo contrastamos con la realidad en base a otras fuentes, la invasión rusa va en camino de controlar todo el país en cosa de horas. Una cosa hay que reconocerle a los ucranianos, es su decidida y heroica resistencia frente a un ejército profesional que los triplica en soldados y fuerzas blindadas. No hay manera de detener al ejército rojo.
Sin embargo, una estrategia novedosa de esta guerra informativa es el uso de redes por parte de Ucrania. A pesar de que Ucrania señaló que han muerto 2,000 ciudadanos suyos, -Rusia admite 498 soldados muertos- sus cuentas en redes sociales difunden cada tres minutos contenido donde aparecen uno o varios soldados -presuntamente rusos- detenidos y humillados. Tanques destruidos y un sin fin de llamados a la resistencia por la patria; del lado ruso no hay nada, ni un tuit, menos un Tic Tok.
Pareciera que los soldados rusos si se toman en serio la guerra y seguramente les prohibieron incursionar con sus teléfonos celulares.
Aunque los tuits no paran los bombardeos, de cualquier manera, independientemente de como termine esto, para la próxima guerra, los nuevos generales, tendrán que incluir un “community manager” en sus tropas, tanto en el terreno como desde oficinas dedicadas a bombardear con propaganda, como antes lo hicieron en la Segunda Guerra Mundial, cuando dejaban caer volantes desde los aviones a territorio enemigo para que se rindieran.
El Community Manager del futuro ejército que lo utilce, deberá ser un profesional responsable de construir y administrar las cuentas que defiendan su causa en redes y gestionar la identidad y la imagen de su ejército y los valores que su país representen; deberá crear contenido para las distintas plataformas en diferentes idiomas e inundar la red con historias heroicas de su comunidad y generar incertidumbre en el enemigo.
Este nuevo integrante de cualquier ejército, deberá crear y mantener relaciones estables y duraderas con otros gobiernos, sus aliados, sus tropas, su pueblo y tratar de confundir al enemigo y la población civil que aún le apoye. Las cuentas afines a una causa bélica deberán incluir transmitir una emoción valiente, intrépida, de carácter invencible, osado, épico, indomable que resulte memorable, grande, y trascendente. Y con eso, al menos ganarán la conversación pública, independientemente de la atrocidad de la guerra que encabece. Además es obvio que la cobertura de medios profesionales está siendo rebasada por estas nuevas guerras.
En el caso de Ucrania, casi no hemos visto soldados rusos porque no hay fotógrafos ahí. Hay infinidad de frentes abiertos y las distancias son tremendas. No hay manera de que los fotógrafos destacados por lo general en las capitales se desplacen a zonas de combate. Y aunque ya algunos corresponsales se han ido de Ucrania. En Kiev permanece uno de los mejores fotógrafos de la AP, es Emilio Morenatti, premio Pulitzer y quién ha documentado el día a día de esta guerra desde la capital ucraniana, aquí les dejo una de sus mas recientes imágenes, donde se ve una señora caminando por una calle vacía durante el toque de queda, en Kiev, el pasado martes 1 de marzo. Síganlo en twitter para ver sus últimas imágenes en esta cuenta: @EmilioMorenatti
En esta guerra, primero vemos un video de un ciudadano en zonas de combate que la imagen de un fotógrafo en la portada del New York Times. Y aunque obviamente las imágenes de los colegas profesionales por allá, son mejores en contenido y fuerza informativa, los videos mal tomados con sonido ambiental, llantos y balazos resultan más atractivos para la audiencia.
Recordemos al gran fotógrafo de guerra Robert Capa con su imagen icónica del desembarco de Normandía, poco importó que estuviera borrosa y movida, la fuerza de su imagen radicaba en la transmisión de una emoción, el peligro de la muerte. Y para ventaja de Capa, en aquella época los soldados nazis no traían celulares.
Occidente ganó aquella guerra y ganó también la narrativa pública, por sus periodistas en todos los frentes. Ahí esta la foto de la isla japonesa Iwo Jima, de los soldados norteamericanos colocando su bandera en la cima de una montaña, que terminó siendo un monumento de esa victoria colocada en Washington. Sólo esa foto ayudó a recaudar cientos da millones de dólares de la población norteamericana para seguir apoyando la guerra. Así de importante es la fuerza de la imagen. Por todo lo anterior, atrás quedó la premisa de que “el medio es el mensaje” no, hoy en día más bien “la mentira es el mensaje”.
Columna publicada en La Silla Rota (Marzo 04, 2022)