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Ulises Castellanos

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January 30, 2021

Nueva edición virtual del FINI

Por Ulises Castellanos

Faltan 80 días para la nueva edición virtual de uno de los mejores festivales de fotografía en México. La Décima edición del Festival Internacional de la Imagen (FINI) se llevará a cabo del 23 al 30 de abril de 2021, de manera virtual, en medio de esta pandemia, teniendo como eje temático el Agua, y como país Invitado de Honor a Georgia. 

El FINI, es un festival organizado por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo a través de la División de Extensión de la Cultura, y en esta ocasión será dirigido por la fotógrafa y maestra Frida Bulos, subdirectora del Festival, pero responsable operativa de todo lo que vendrá; el Festival de la Imagen es un encuentro multidisciplinario que pretende promover, difundir y apreciar la creación artística y la comunicación visual en un espacio de reflexión y debate en torno a la estética y el valor de las imágenes en sus diversos géneros, expresiones y aplicaciones. 

La primer edición se llevó a cabo hace exactamente 10 años en mayo de 2011, recuerdo muy bien el lanzamiento de este esfuerzo universitario, por que nos tocó apoyarlos desde la Fundación Meyer, cuando yo estaba a cargo de dicho espacio y los apoyamos decididamente desde entonces. 

El arranque de este Festival se dio en el contexto del 50 aniversario de la fundación de dicha Universidad. En aquel entonces formé parte del jurado de su primer concurso internacional, junto con Teresa Franco, David Adamson, Fulvio Eccardi, Javier Hinojosa, Camille Seaman y Alberto Ruy Sánchez. Y tengo buenos recuerdos de mis colegas por allá. 

A lo largo de esta década, el Festival ha tenido una presencia ininterrumpida, (salvo el año pasado por la irrupción del Coronavirus que canceló definitivamente la edición del 2020), sin embargo ahora retoma los bríos de manera virtual, con talleres, concurso y exposiciones virtuales que podremos disfrutar desde casa. En años anteriores los países invitados fueron República Checa, Taiwán, Hungría, Italia, y Dinamarca entre otros. Y los temas que se han abordado como ejes temáticos han sido el Populismo, la Justicia Social, las Fronteras o la Educación. Aquí pueden asomarse al archivo histórico del Festival y ver todo lo que han hecho por allá: https://www.uaeh.edu.mx/fini/ 

Por cierto, esta nueva edición es el debut de la querida Frida Bulos en su coordinación general, y para ella la foto es : “Magia, memoria y resistencia.” Frida es fotógrafa y artista visual. Hidalguense de nacimiento y veracruzana por adopción. Fiel creyente de la magia que produce la plata y la luz, e integrante permanente e indispensable del Martes de Malta. El Twitter de ella es @fotografrida 

Así las cosas, los invito a reflexionar sobre la imagen en el marco de esta nueva edición, en medio de una crisis sanitaria que aún no termina y que nos ha llevado a repensarnos como sociedad y por supuesto como productores de imagen. 

De hecho en esta edición presentaremos el libro coordinado por Francisco Mata, titulado CORONALIBRO y que recoge imágenes de aficionados y profesionales que dan testimonio del año maldito que nos encerró a todos en casa. Aprovecho el cierre de esta columna para invitarlos a nuestros nuevos diplomados de periodismo y literatura que daremos en la Fundación Poniatowska, todo en línea y con invitados de lujo para cada módulo. Escríbanos a contacto@fepa.org.mx y mencionando esta columna tendrán un 10% de descuento en cualquiera d nuestras ofertas educativas. No se queden fuera de la conversación.

Columna publicada en La Silla Rota (Enero, 29, 2021)

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November 23, 2020

Fotografía Documental, un planteamiento disruptivo

Cementerio Covid / México Imagen de Duilio Rodríguez

Por Ulises Castellanos

La semana pasada hablamos en este espacio sobre los antecedentes y desarrollo de la fotografía documental desde sus inicios, y hasta nuestros tiempos. Y ese fue justo el tema de la última sesión de nuestro Diplomado de Fotografía Documental impartido por quién esto escribe desde la Fundación Poniatowska. 

Así las cosas, en la sesión del viernes pasado, nuestro invitado fue Francisco Mata, fotógrafo mexicano de larga trayectoria. Pues bien, en esa misma charla hablamos y debatimos sobre el devenir de la fotografía documental y aquí les presento una síntesis de lo expuesto por él. Mata comenzó diciéndoles a los alumnos que el había sido invitado para mostrar su trabajo, sus las series, o proyectos en los que andaba trabajado; pero a el le pareció que se aprovechar mejor el tiempo compartiendo algunas ideas en las que estaba pensando, y que después si quedaba tiempo veríamos algo de su trabajo. Cosa que no sucedió porque la charla se extendió por casi tres horas y los alumnos quedaron encantados. 

Francisco Mata señaló que: “mi campo de trabajo siempre ha sido, o fue... con mis inicios en el documentalismo; esa fue la manera como yo arranqué, yo fui fotoperiodista”. Dijo. Y se siguió para exponer un tema disruptivo, para él la fotografía documental, ya sólo es fotografía y debajo de ese gran paraguas podemos clasificarlo todo lo demás, Mata siguió: “Ulises ya hablaba de aquellas épocas donde nos conocimos (1994) pero ahora, ahora vale la pena preguntarnos si el documental, y si la fotografía documental, o lo documental, sigue siendo una categoría válida en la sociedad, o si sigue siendo algo que realmente funcione o si eso sigue siendo lo que entendemos por documental” 

Entonces Mata se arrancó cuestionando el concepto de fotografía documental -“¿eso existe?,y citó al profesor Steyerl de una universidad Alemana: “Cuanto más rápido se transforman, menos hay que ver en ellas —se refiera las imágenes— cuanto más cerca de la realidad estamos, menos la entendemos. Lo llamaremos en principio la incertidumbre del documentalismo moderno.” Y eso pone en jaque lo que hasta hace poco creíamos de la fotografía documental y su fuerza de verdad. Mata continúo : “Cuanto más intentamos localizar la esencia del documental menos capaces somos de comprenderlo. Se debe a que los conceptos usados para describir los documentales están tan mal definidos como las imágenes mismas. Términos como verdad, realidad, objetividad y otros, se caracterizan tanto por una falta de interpretación válida como una definición inequívoca, así pues, nos enfrentamos con la primera paradoja: la forma documental, que supuestamente transmite conocimiento de una forma clara y transparente, tiene que ser investigada con herramientas conceptuales que no son ni claras y transparentes”. 

“Cuanto más real consigue ser un documental, más perdidos estamos conceptualmente; cuanto más firme es el conocimiento ofrecido por las articulaciones del documental, menos se puede decir de éstas con seguridad. Todos los términos utilizados para describirlas se vuelven dudosos, peligrosos y sujetos a debate. Dudar de la representación documental no es, por supuesto, algo nuevo, es tan viejo como la propia forma documental. Sus pretensiones de verdad siempre han sido cuestionadas, deconstruidas o tachadas de arrogancia”. La verdad es que para no reinterpretar a Francisco Mata, les comparto aquí una transcripción de los que nos dijo en la Fundación. “Generalmente, la relación con las propiedades de lo documental siempre han sido las de un inpass no reconocido que oscila entre la creencia y la incredulidad, entre la confianza y la desconfianza, entre la esperanza y la desilusión. 

Por esta razón, la forma documental siempre ha planteado problemas filosóficos a sus audiencias, siempre se ha cuestionado no sólo si representa la realidad sino la manera cómo la representa. El principal argumento se mueve entre los defensores del realismo y los de el constructivismo: mientras que los primeros —los defensores del realismo— creen que las formas documentales reproducen los hechos naturales, los segundos las ven como una construcción social. Los realistas creen que la realidad está ahí afuera y que una cámara puede capturarla; los constructivistas se centran en la función de la ideología y la comprensión de la verdad como una función del poder”. Ufff Así la clase magistral de hace unos dias. 

Por supuesto no puedo desarrollar en este espacio todo lo que charlamos, pero si decirles que su participación en el Diplomado los revolucionó a todos. Presentó imágenes y ejemplos que decontruyen lo que entendíamos todos por fotografía documental, siempre con humor y un toque provocador. “Michael Foucault acudió a la construcción “política de la verdad”; según los constructivistas la forma documental no representa la realidad sino lo que representa es la voluntad del poder de quien la produce. 

En esta época de ansiedad generalizada, (Covid_19 por ejemplo), de incertidumbre general y de pánico e histeria provocada por los medios, se debilita nuestra creencia en las demandas de verdad articuladas por cualquiera, por no hablar de los medios y sus producciones documentales pero al mismo tiempo, nuestras condiciones de vida, más que nunca, dependen de acontecimientos remotos sobre los que tenemos muy poco control.” 

La omnipresencia de la cobertura de noticias corporativas que soportamos diariamente sostiene la ilusión de control de nuestra parte, mientras que al mismo tiempo, demuestran que estamos reducidos a un papel de mirones pasivos; mientras nosotros ensayamos actitudes de respuesta racional ellos nos transmiten miedo a un nivel básico, afectivo, así, las fórmulas documentales articulan un dilema fundamental en la sociedades del riesgo contemporáneo. Los espectadores se sienten abatidos entre falsas certidumbres y sentimientos de pasividad y exposición, entre la agitación y el aburrimiento, entre su papel como ciudadano y su papel como consumidores”. 

Como verán, la charla fue magnífica, interesante y demoledora. Mata seguía : “Vamos a hablar de la actualidad, ya no me gusta hablar de la fotografía documental como un género, a mí me parece que los géneros están desapareciendo. Me refiero no sólo a los géneros fotográficos: todos los géneros están desapareciendo o se están mezclando o están hibridando y están creando nuevos géneros, pero en particular, en fotografía, debemos entender que lo que está sucediendo con la producción de imágenes actuales es un conjunto de convergencias y de hibridaciones no sólo tecnológicas: la mezcla, la idea de mezcla de imagen en movimiento con imagen fija, sino que también conceptualmente hablando”. Aquí Francisco Mata fue contundentes: “La fotografía llamada “construida” o “fotografía artística” utiliza temática documental para desarrollar arte contemporáneo y la “fotografía documental” utiliza estrategias de la fotografía construida para informar o documentar. 

Entonces, partiendo de la idea concédanme esa libertad de plantear la idea de que la fotografía documental ya no existe como género. Entonces vamos hablar de fotografía con intención documental, o sea, imágenes fotográficas, producción de imágenes cualquier tipo, que tengan una intención documental, fotografía con lectura documental, ¿esto que quiere decir? Imágenes que aunque provengan de otro ámbito, de otro espacio, nosotros como consumidores les podemos dar una lectura documental. Fotografía con perspectiva documental, fotografía con —o en— un entorno documental y el gesto documental, ¿sí? Entonces estas categorías nos hablan de un acercamiento distinto a este tipo de fotografía y no más, ya, como un género establecido, como un campo particular de conocimiento”. 

Tomen aire. Porque además sembró una serie de preguntas. “Hay otra línea, otra línea muy interesante, otra teoría contemporánea que habla de todo esto, que es el Documental Especulativo. El Documental Especulativo nos pregunta ¿cómo podemos repensar el documental en términos de contenido forma y método?, ¿cómo podemos estar inspirados por la paradoja de que tan pronto como intentas acercarte a la realidad de forma documental, se vapora y muta inmediatamente?, ¿cómo podemos sacar el documental de sus divisiones disciplinarias y desarrollar estrategias que escapen el pensamiento de mercado formateado?, ¿cómo podemos asumir nuestra responsabilidad por los mecanismos que determinan lo que puede o puede ser observado visto, oído, dicho, pensado, hecho y cómo los documentalistas mismos tratan con sus propias posiciones de poder y puntos ciegos?” “Debemos plantearnos todo esto porque la relación que existía antes, entre la fotografía documental y el mundo exterior era muy sencilla: la realidad ocurría, ocurría frente a nosotros y el fotógrafo la captaba. 

En la actualidad entendemos este proceso como muchísimo más complicado que tiene matices políticos, matices filosóficos, matices ecológicos, matices emocionales y esto no lo plantea. Estos son los entornos actuales en los que estamos planteando estas ideas: la convergencia, la hibridación, fronteras porosas, los cruces y la mezcla o el ensamble. Esto tiene que ver, insisto, no sólo con cuestiones técnicas, tiene que ver sobre todo con cuestiones conceptuales o filosóficas”. “Los lenguajes: la fotografía en la actualidad, la la fotografía en general, la imagen en general, la fotografía con intención documental cruzada, está atravesada, ahora, por los lenguajes del cine, de la televisión, del cómic, de la ilustración, de los videojuegos, de las artes plásticas, de la literatura, de la realidad virtual, la realidad aumentada; entonces aquí podemos ver cómo este concepto de fotografía expandida adquiere todas estas formas. La fotografía ya no es un campo único de producción de imágenes o de pensamiento, sino que está atravesada por todos estos lenguajes”. 

Lo voy a resumir muy rápido: el metamodernismo trata de explicar la situación actual, donde estamos oscilando entre dos campos, donde la cultura contemporánea oscila entre el modernismo y el posmodernismo, donde esta explicación nos habla, por ejemplo, de cómo la generación actual, la generación llamada Millennial, ¿sí?, donde nos dice que la cultura que va a prevalecer en las próximas décadas tiene que ver con la cultura hipster, los hackers y la cultura hippie, entonces, en esa oscilación entre pasado, futuro, presente, filosofía, ciencia, religión, etcétera, etcétera, es en la que nos estamos moviendo”.

“El documental liberal, el documental del siglo XX, el documental del modernismo, mitiga los cargos de conciencia de quien lo contempla, del mismo modo que rascar, alivia. Las imágenes se pueden soportar si te dejan atrás, “son ellos, no nosotros”, podemos concluir. La televisión, los periódicos y la pantalla de la computadora permiten esa distancia; no sentimos a salvo de no ser nosotros, al menos por ahora. Nuestras paredes, nuestro techo, nuestras pertenencias y sobre todo, nuestra familia, nos protegen y nos ponen bajo buen resguardo; creemos que no compartimos mucho con ellos, los vemos pero no nos leemos, los vemos pero no los olemos. Las huellas de las que habla Roland Barthes en estas fotografías, nos resultan lejanas”. 

“Los fotógrafos —y en particular los documentales— constituyeron una clase privilegiada, sobre todo en el siglo XX. Estaban donde nadie más quería estar, tenían el coraje la valentía que son atributos ampliamente reconocidos por la sociedad, eran una especie de portadores de la verdad. Su imagen —de los fotógrafos documentalistas del siglo XX— se volvió y idílica en algunas novelas y películas: eran los nuevos aventureros, los nuevos conquistadores del mundo, la punta de lanza de una sociedad ávida de información, de catalogación y con una insaciable necesidad de conocer el mundo”. Y con esto terminamos de contarles un pedacito de la charla con Mata: “La nueva generación de fotógrafos ha dirigido el documental hacia unos fines más personales; su objetivo no es ya, reformar la vida sino conocerla, su obra delata compasión, casi afecto por las imperfecciones y debilidades de la sociedad; el mundo real —y no sus horrores— no deja de maravillarles, fascinarles y para ellos es una fuente de valor no menos preciada por ser irracional. Comparten la creencia —los jóvenes fotógrafos— de que merece la pena mirar lo común y de que existe un valor en mirarlo común. Al mismo tiempo, como decíamos, la frontera entre los géneros se ha diluido o disuelto, de plano”. 

Así las cosas, como verán, queda mucho por reflexionar sobre el presente y el futuro de la fotografía documental en el mundo. Por lo pronto par ala sesión de hoy tendremos como invitado a Duilio Rodríguez, de quien les presento la foto que encabeza esta enorme columna y que él tomó en un Funeral COVID, en el panteón Civil de Iztapalapa, aquí en la Ciudad de México durante esta pandemia, para debatir hoy sobre las Fake News y su impacto en el periodismo moderno. Por acá la cuenta de Duilio por si quieren seguirlo en twitter @Duiliorodriguez. Actualmente es fotógrafo y editor de fotografía y vídeo en el portal Pie de Página (www.piedepagina.mx) y trabajó 15 años como editor en grupo Expansión, pero arrancó su carrera como fotoperiodista en el diario La Jornada en los noventa.

Columna publicada en La Silla Rota (Noviembre, 06, 2020)

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November 8, 2020

Fotografía documental, sus antecedentes y retos del presente

Imagen de Francisco Mata, Centro Histórico, CDMX, 2020.

Por Ulises Castellanos

La difusión y desarrollo de la fotografía documental en el presente, es quizá lo único que salve a la fotografía social en la era post pandemia. Si bien el fotoperiodismo está acorralado frente al embate de las imágenes y videos que circulan en redes, hacer trabajo visuales de largo aliento, agregando audios y video, puede ser una tabla de salvación para muchos colegas que hoy andan sin trabajo y en la búsqueda de un estilo personal. 

Pero vayamos por partes para comprender el desarrollo de la fotografía documental y revisemos algunos antecedentes. El quehacer profesional que rodea el trabajo documental, consiste en términos generales en levantar un testimonio visual con propósitos de difusión para acercarnos a los problemas sociales de nuestra comunidad. Desde que la fotografía mejoró técnicamente, con películas más rápidas y cámaras más compactas, los fotógrafos pudieron paulatinamente escudriñar más y mejor en los distintos temas del acontecer social. 

Una vez dominada la capacidad de registro de la fotografía a finales del siglo XIX, la mirada de los nuevos fotógrafos del siglo XX, concentró su mirada en conflictos sociales y condiciones de vida difíciles que experimentaba nuestra sociedad en todos los rincones del planeta. Así las cosas, por ejemplo, la Revolución Mexicana es uno de los primero hechos registrados por la fotografía documental, destacando el trabajo de los Casasola y el equipo de fotógrafos que lo acompañaban en aquella época.   

Sin embargo, según el portal de ÓscarEnFotos “Apenas un año después del debut de los primeros procesos fotográficos creados por Daguerre en Francia y Talbot en Inglaterra, los fotógrafos escoces David Octavius Hill y Robert Adamson documentaron mediante calotipos la forma de vida de los pescadores en Newhaven, villa cercana a Edimburgo. Fue una de las primeras muestras de la aplicación antropológica y sociológica de la fotografía, aunque sus autores no tenían mayores pretensiones activistas.” Y así se registran los primero pasos de la fotografía documental. 

Un clásico que se usa de referencia en la historia de la fotografía documental es el trabajo de Jhon Thomson quien se asoció con el escritor Adolphe Smith, en 1877 para publicar Street Life in London. “Estas imágenes son uno de los ejemplos más tempranos de auténtico documentalismo social e inspirarían a otros creadores” según el doctor Oscar Colorado aquí citado. En cualquier caso aquí les comparto un bloque de cronológico de lo que sido el desarrollo de la fotografía documental hasta nuestros días. 

Entre los años 1880 y 1899 Las imágenes realizadas por los fotógrafos Jacob Riis (fue un fotoperiodista y reformador social danés nacido en Ribe (Dinamarca, y emigrado a los Estados Unidos en 1870) y Lewis Hine, (En 1932 publicó su famosa colección Men at Work, documento fotográfico que da testimonio de la construcción del Empire State, en Manhattan y su obra fue donada al Museo de Fotografía George Eastman House.) ellos dos establecieron los “cimientos de la fotografía documental”, su trabajo inspiraría a los fotógrafos emergentes del siglo XIX 

Entre 1905 y 1950, en la primera mitad del siglo pasado la fotografía que más se realizaba d manera documental, era la antropológica y de viajes, era la época dorada de los descubrimientos, para muestra los trabajos publicados en ese periodo en National Geographic y la revista LIfe durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora bien, a partir de 1950 y hasta finales del siglo XX, la fotografía documental tendría su época de oro, para los años cincuenta y sesenta, publicar en las grandes revistas ilustrada de aquel entonces, era una validación total del trabajo documental, aunque hacia 1980 las revistas de entonces fueron perdiendo la batalla por la irrupción de la televisión, la fotografía documental continuó desarrollándose en otros espacios, grandes exposiciones, concursos, y libros comenzaron a propagarse por todo el mundo. 

Sin embargo, la aparición de la televisión en cada hogar de nuestra sociedad, desplazo la necesidad de ver esas revistas y esas fotos, se volvió un tema de expertos o estudiosos y público muy selecto. Aquí en México podemos documentarlo con la historia del maestro Héctor García, Nacho López y otros que fueron pioneros con su mirada. Más adelante vendría le llamado nuevo fotoperiodismo mexicano, surgido en los ochenta y ampliamente difundido por los diarios más progresistas. Ejemplos de ello, tenemos a Pedro Valtierra, Elsa Medina, Marco Antonio Cruz y Francisco Mata por mencionar algunos. Es con la llegada del internet, la cámara digital, las redes sociales y el dispositivo móvil de alta gama, que la fotografía en general volvería a ser sacudida. 

Hoy, su debacle en el espacio editorial y la devaluación de salarios, derivado también de la presente crisis económica que nos dejó la aparición del Coronavirus en el mundo, lo ha sacudido todo. Entonces ¿Qué hacemos? Pues como siempre, superar el reto, sumar habilidades (nuevas narrativas, video, audio, texto y foto fija de calidad) sumando valores de contenido para las nuevas audiencias. 

De eso y más hablaremos en nuestra tercer sesión de hoy en el Diplomado de Fotografía Documental, en dónde para esta sesión nos acompañará Francisco Mata, (Twitter @matarosas) uno de los mejores exponentes de su generación y quien sin duda, más ha estudiado este fenómeno, siendo el mismo un extraordinario fotógrafo documentalista. 

Y ya de salida, les dejo un fuerte abrazo a Patricia Aridjis y Gabriel Figueroa por su merecida medalla al Mérito otorgada en estas horas por el Sistema Nacional de Fototecas en la edición 2020 de su encuentro fotográfico anual. Enhorabuena a los galardonados en este año de terror.

Columna publicada en La Silla Rota (Octubre, 30, 2020)

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November 8, 2020

Tamara Merino, una mirada bajo tierra

Por Ulises Castellanos

Tamara Merino, se convirtió en la fotógrafa de su familia desde los 9 años de edad, heredó el espíritu “trotamundos” de su abuelo materno y hoy a sus casi 30 años de edad es una de las jóvenes fotógrafas más relevantes de América Latina, con fuerte exposición en el circuito europea y los Estados Unidos. Hija de una mujer colombiana y padre Chileno, ella combina una mirada latina que le ha dado originalidad y belleza a su trabajo.

Sus imágenes se han publicado en National Geographic y The Washington Post entre otras importantes publicaciones internacionales. Su fotografía seduce y su mirada nos atrapa. Tamara es una fotógrafa documental con un estilo especial, único, su trabajo de gente viviendo en cuevas, es extraordinario y la llevo a registrar esa peculiar manera de vivir en Australia y España, donde hizo imágenes muy poderosas. Claramente ella conecta fácilmente con sus personajes desde una perspectiva íntima. Tamara se enfoca sobre todo en temas socioculturales, historias de identidad y pone lo “humano” como el centro de su narrativa. 

En 2015 fue seleccionada en el World Press Photo Masterclass y también fue finalista en la agencia Magnum en 2016. Sin embargo, a pesar de su increíble mirada, ella es poco conocida en nuestro país y en general en el resto de Latinoamérica, hoy radica en Chile y desde ahí planea sus viajes, talleres y futuras exposiciones. Seleccionada en el Portafolio del New York Times. Tamara ha cosechado una infinidad de premios y distinciones como el premio Inge Morath de la Fundación Magnum o el Programa de Talento Global de World Press Photo. Según su propia página web ella ha recibido el premio Chris Hondros Fund Award y el premio Young Leader Award de El Mercurio allá en Chile. 

Merino es miembro de la International Women’s Media Foundation y ha expuesto sus fotografías en Photoville en Nueva York, en el Bronx Documentary Center también en Manhattan; en el Lumix Photo Festival de Alemania, en el Athens Photo Festival en Grecia; en sudamérica en el Foto Prensa de Chile y en el Salón del Sur de Argentina, entre otros sitios. Esta semana hablé brevemente con ella, pero la encontré en medio de una semana complicada y quedamos de charlar más ampliamente en próximos días. Sin embargo, no puedo esperar a contarles sobre ella y su talento. Prometo traerles por acá más adelante, lo que ella conceptualiza como parte de su tarea documental, sus referencias fotográficas y la ruta de su trabajo para entender lo que la motiva a fotografiar con esa belleza estética, en un contexto siempre áspero. 

Ella estuvo en México hace algunos años, y vino a fotografiar la frontera de nuestro país con los Estados Unidos para National Geographic, reafirmando su estilo y profundizando en cada toma. Tiene una técnica y manejo de la luz natural en forma excepcional. Tamara realizó un trabajo espectacular que desarrolló en la India, en el sector de Aghor donde cuenta con una serie espectacular de ese ritual indio donde se quema a los muertos que arden en madera durante horas hasta convertirse en ceniza antes de arrojarlos a un río sagrado. Asómense por aquí a su sitio web en tamaramerino.com y verán de que les hablo. 

Esta incansable fotógrafa también ofrece talleres de fotografía documental en distintos países, incluso para parte del staff de National Geographic en diversas ocasiones. Esperemos que pronto pueda volver a visitarnos en México y contar con su trabajo, mirada y experiencia en nuestro territorio. Le seguiremos la pista. Su Instagram es : @tamaramerino_photography donde cuenta con más de 40,000 seguidores. 

Imagen Líquida : Por cierto, en otros asuntos, les cuento que el próximo viernes 16 de octubre arrancamos el Diplomado de Fotografía Documental que diseñamos en la Fundación Elena Poniatowska. Serán 8 sesiones y contaremos con 8 invitados de lujo, Pepe Jiménez fotoperiodista de muchos años; Federico Gama, documentalista y actual editor de foto en el Heraldo de México; el querido y talentoso Francisco Mata; el fotógrafo Duilio Rodríguez; el doctor Óscar Colorado, autor del Blog oscarenfotos.com y el legendario Pedro Valtierra director de la Agencia y revista Cuartoscuro; nos acompañarán también el director de la Fototeca Nacional, Juan Carlos Valdéz y cerraremos con la documentalista Gabriela Olmedo para finalizar el diplomado en Diciembre de este 2020. Escribanos a contacto@fepa.org.mx y mencionando esta columna tendrán un buen descuento. Todo será por Zoom los viernes de 5 a 8pm y recibirán su respectivo Diploma de la Fundación Poniatowska. No se queden fuera de la conversación, hay becas disponibles también.

Columna publicada en La Silla Rota (Octubre, 09, 2020)

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November 26, 2019

Reflexiones al vuelo

Por Ulises Castellanos

Esta semana se publicó un texto del Maestro Francisco Mata en el portal de “Periodistas de a Pie” que dirige Daniela Pastrana y que recientemente ha incorporado una sección para reflexionar sobre la fotografía y que coordina mi buen amigo Duilio Rodríguez. 

El texto de Mata se titula “Fotografía documental: paradoja de la realidad” y es muy bueno, puntual e inteligente, como su autor. Siempre he considerado Francisco como uno de los mejores fotógrafos de su generación y uno de lo más inteligentes analistas de la imagen que yo conozco. Su texto me dejó con muchas reflexiones sobre la imagen y me parece genial como describe nuestros tiempos modernos. 

Sin embargo, me gustaría responder algunas de sus preguntas, aunque no alcance su nivel de lucidez, para exponer el tema. No pretendo polemizar, y menos con él, a quién además considero ya, un entrañable amigo desde hace muchos años. Veámoslo como un ejercicio de convivencia intelectual. 

Comienzo por citarlo textual : “En el contexto de las nuevas maneras de producir, difundir y leer las imágenes fotográficas, es cada vez mas difícil establecer barreras o fronteras precisas entre los géneros, las técnicas, las interpretaciones, las intenciones o las lecturas de la fotografía. Cuando hablamos del trabajo documental, ¿de qué fotografías estamos dejando de hablar?, ¿una imagen por el solo hecho de ser construida pierde este carácter de documento?, ¿cómo podríamos establecer las características básicas que nos definan a la fotografía documental?, ¿es esta manera de fotografiar un conjunto de certificados de veracidad?, ¿la foto no documental es entonces un montón de mentiras?” Y ahora trataré de responder sus preguntas desde mi óptica. “¿De qué fotografías estamos dejando de hablar?” 

Aunque Paco dice que: “Hablar de foto directa ya no basta para definir al documentalismo” con lo que coincido plenamente, solo agregaría que desafortunadamente el debate sobre la fotografía documental y periodística en nuestro país es muy pobre e intermitente. 

En los ochenta se debatía con mayor pasión y desde distintas plumas, hoy eso no existe, salvo un par de excepciones, quizá esto último se explica derivado de la pérdida de relevancia que hoy le dedican la sociedad y sus medios a la producción fotográfica documental, al menos en México. Es un hecho, que solo por mencionar una categoría, la fotografía periodística está en fuerte recesión, falta de espacio, salarios bajos y una industria que vive su peor momento financiero y de influencia social. Se perdió el monopolio de la información, la palabra y la imagen, frente al embate de las redes sociales. 

En las dos últimas décadas del siglo pasado y quizá la primera de este nuevo siglo, ser fotoperiodista era relevante para los medios y para nuestra sociedad en su conjunto. Había coloquios, encuentros, libros, concursos, suplementos, exposiciones, talleres y una intensa vida fuera de las páginas de los diarios y revistas. Eso se ha esfumado en la última década y son contados los esfuerzos que unos y otros permanentemente hacemos. 

Así que en lo hechos, hoy en día, si se ha dejado de hablar de fotografía documental y periodística, y los jóvenes universitarios ya no retienen ni los nombres de los colegas cuando hacen una buena foto porque la vieron pasar en Twiter en menos de un segundo. Así que de eso, es también, de lo que estamos dejando de hablar. “¿Una imagen por el solo hecho de ser construida pierde este carácter de documento?” 

Aunque Mata plantea una hibridación de distintas categorías y sustenta muy bien lo argumentado, yo creo que sí, que si se pierde ese “carácter de documento” cuando de alguna manera el autor (que se ostenta como fotoperiodista) interviene o construye una realidad alterna al hecho original, dado que se cruza una línea sin retorno, el de la imaginación. Ahí están los célebres casos de Giorgio Viera y Narciso Contreras, uno haciendo pasar su “creación y plagio” como “trabajo documental” y el otro “desagregando” información que le quitaba el “carácter” de exclusividad a su imagen. Y ya sabemos cómo terminaros esas historias. 

Por ello la “construcción” me parece el antagonista más obvio de la fotografía directa o documental. “¿Cómo podríamos establecer las características básicas que nos definan a la fotografía documental?” Sencillo. Apegarse lo humanamente posible a los principios de honestidad y veracidad que al periodismo atañen. Obvio aceptando la subjetividad del autor. Pero sin aceptar mentiras. “¿Es esta manera de fotografiar un conjunto de certificados de veracidad?” No, eso depende de cada imagen y su contexto. Pero la mentira es la mentira, venga de donde venga. 

“¿La foto no documental es entonces un montón de mentiras?” No. Tampoco, tampoco. Insisto, dependería de su contexto y de su intencionalidad. La fotografía “No” documental tiene su narrativa, su espacio y su pertinencia; es el equivalente a una novela, si está bien escrita, felicidades, pero nadie en su sano juicio cree que los hechos narrados en una novela, son hechos “reales” 

Así pues, termino comentando respecto del ejemplo que da Francisco Mata, sobre el trabajo “documental” de Robert Doisneau, que en mi caso, si se detonó una decepción personal al enterarme que eran personas pagadas por el autor, para besarse en la calle, y que hizo pasar por “espontánea”. Tan es así, que descolgué esa foto de mi sala cuando supe aquello. 

Para mí, el valor del trabajo honesto sobre lo fotográfico periodístico o documental, sigue teniendo un valor esencial. Así las cosas, aprovecho para dejarles por aquí el link original del texto de Mata, que es infinitamente más profundo y mejor, que lo que acaban de leer: https://piedepagina.mx/fotografia-documental-paradoja-de-la-realidad/? Gracias Paco, por hacernos reflexionar siempre con inteligencia, sobre nuestro quehacer profesional. 

Columna publicada en El Sol de México (Noviembre 8, 2019)

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francisco mata

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February 10, 2019

Códigos abiertos

Por Ulises Castellanos

Pocos profesionales de la imagen, son tan brillantes y acertivos como lo es el maestro Francisco Mata Rosas, uno de los mejores fotoperiodistas que ha dado este país en los últimos 30 años.

Hace unos días en el cierre del primer foro de fotografía documental que organizamos en la Fundación Elena Poniatowska, el talentoso Paco Mata, ofreció una conferencia magistral que expuso con claridad los retos del presente y el futuro de la imagen a nivel global. 

A Mata Rosas lo conozco desde hace poco más de 25 años y por supuesto que ya nada es como antes; nuestra generación creció y trabajó la fotografía documental directa con fuerte influencia de lo que se venía haciendo desde la segunda mitad del siglo XX, la “no intervención” de la escena como premisa y la “objetividad” como prueba irrefutable de verdad. 

No haré aquí una reseña de la conferencia de Mata, porque fue muy vasta y compleja, y no da el espacio de esta columna para una síntesis de todo lo que nos expuso; más bien compartiré una reflexión sobre lo que nos dejó escucharlo aquella tarde en la Escandón. 

Hoy en día los géneros periodísticos se mezclan, la fotografía informativa compite con lo que hacen los usuarios de redes y aunque los profesionales ya perdimos el monopolio de la imagen desde hace mucho, el fotoperiodista sigue siendo un factor de verificación, frente a la manipulación colectiva y la mentira desatada en redes. 

Hoy no hay manera de llegar primero a una tragedia sin que nos gane un tuitero; en cosa segundos los testigos y víctimas de cualquier evento trágico suben sus videos a la red y es así cómo nos enteramos de cualquier desastre; lo que sigue es ir a verificar, sintetizar y narrar la historias de manera profesional. 

En 1984, cuando la explosión de San Juanico, en el Estado de México; la explosión mató a decenas de personas y nadie hizo fotos de aquel instante, las imágenes que recordamos son las de Fabrizio León publicadas al día siguiente en el diario La Jornada. Sí, amigos millennials, casi 24hrs después apenas estábamos viendo las fotos en los diarios. 

Hace un par de semanas cuando estalló el ducto de Tlahuelilpan en Hidalgo, los primeros videos ( que no fotos ), fueron registradas por militares y testigos, sin embargo, no podemos recordar una foto emblemática de nuestros colegas al día siguiente, a pesar de que varios profesionales acudieron más tarde a registrar la tragedia en el lugar de los hechos. 

La saturación visual, reduce el tiempo de contemplación y nuestra capacidad de memoria. Así las cosas. No hay manera de ganarles en tiempo y oportunidad a los usuarios de redes. Esto nos lleva a reflexionar sobre el objetivo actual del fotoperiodismo, antes nuestra tarea era difundir: “así fue”; hoy se trata de verificar, mediante la idea general de “así lo ví” y esta son sus historias. Paco Mata sentenció que hoy era urgente tener más editores que fotógrafos en los medios y es verdad. No se trata pues ya de denunciar los “horrores de la vida”. Si no de conocer los hechos a través del relato con imagen, audio y video. Levantar historias y construir una narrativa que genere interés en la gente, más allá de la nota en imagen. 

Es por ello que hoy el fotoperiodista promedio debe multiplicar sus habilidades narrativas. Debe incorporar video y la capacidad de síntesis suficiente para hacerlo rápido, preciso y breve. Y pienso que adicionalmente los medios deben usar mejor la imagen fija y en movimiento al momento de presentarlas a su audiencia. 

La imagen es el ancla. 

Francisco Mata nos invitaba en aquella charla a transitar de los códigos cerrados (foto fija en blanco y negro) a los códigos abiertos, incorporando: estética, punto de vista, audio, video y foto fija. Y yo agregaría a “saber contar historias” qué conecten con la gente, que toquen emociones y que al mismo tiempo dimensionen toda tragedia desde el punto de partida más humano: su gente. 

La idea es superar el “esto es …” al “esto vi…” es decir, te lo cuento para compartir y además crear interactividad con la premisa hacia el consumidor de información de ofrecerle la oportunidad de saber lo que “él piensa”. Es una comunicación nueva de ida y vuelta. Absolutamente transversal. 

Es cierto, “todo se vale, pero no todo funciona”, hoy debemos multiplicar los canales de comunicación, desde medios tradicionales hasta nuevas plataformas, pero hacerlo bien, y por supuesto, aprovechar las redes sociales y su infinita penetración para llegar a todas las audiencias. 

Hoy en día el periodista “profesional” y el “ciudadano” usamos casi las mismas herramientas e infraestructura tecnológica. Cualquier ciudadano puede hoy desde una zona de desastre, documentar y compartir al instante; y eso antes era un privilegio exclusivo de los medios y sus periodistas. 

¿Entonces cómo le hacemos? No es sencillo, pero hay un camino: el profesionalismo, el ojo educado, la pluma certera, la edición, el talento para jerarquizar, la forma como lo contamos y presentamos. En fin, existen soluciones y herramientas, el tema es conocerlas y aplicarlas. 

Fue una tarde de enorme aprendizaje con Mata como siempre que nos encontramos. Creo que se está gestando una nueva manera de comunicar y un nuevo entorno para su difusión y contacto con las audiencias fragmentadas pero ansiosas de conocer, ver y saber lo que nos sucede. O, ¿ustedes cómo lo ven?

Columna publicada en El Sol de México (Febrero 10, 2019)

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January 19, 2018

Migración 2.0

Nueva York, de Alan Carranza

Por Ulises Castellanos

Francisco Mata es incansable, hace tiempo convocó por redes a un nuevo trabajo colaborativo; la invitación era sencilla, enviar imágenes sobre la migración hacia el norte, así fue como recibió miles de propuestas, que de la red pasaron a este libro editado por la UAM: Migración 2.0 

Esta obra consta de 119 páginas y participan en ella 53 fotógrafos, que reflejan la diversidad de miradas que sobre un tema tan complejo se pueden producir. El libro presenta retratos, recopila objetos que los migrantes transportan con ellos, congela espacios y paisajes de la frontera que son únicos y traspasa fronteras conceptuales. No todas las fotos son maravillosas, pero el conjunto es bueno y poderoso. 

El libro incluye imágenes en color y blanco y negro, son piezas que dialogan entre lo documental, lo periodístico, el concepto de autor y el collage. 

Abre con un amanecer y cierra con máscara de Trump. Entre los autores hay imágenes de Alan Carranza, Juan Carlos Reyes, Benjamín Alcántara, Anilú Hinojosa, Nikola Okin y el propio Mata. Los retratos de Nikola son un poema visual, su iluminación y mensajes estremecen a cualquiera. La serie de objetos retratados por Juan Carlos Reyes, evocan la fuerza del objeto como último testigo de un fenómeno social imparable. 

Este es un libro que recoge el peregrinar del migrante, pero también nos muestra su destino y matiza el choque de culturas. Se nota el espíritu latino de quien lo deja todo para fundirse en otro universo que nada o casi nada tiene que ver con él. Estas imágenes nos confrontan con la narrativa convencional; aquí vemos gente que migra, pero que también sonríe, personajes demuestran su coraje sin renunciar a sus sueños. Su meta es vivir mejor. 

La vida siempre presenta retos y busca descarrilar nuestras metas, la tenacidad es un valor humano que nos llena el tanque de alegría sin darnos cuenta. Los protagonistas de este libro abandonaron su barrio para buscar nuevos horizontes. Su enorme desafío: cruzar la frontera más larga del planeta, que a diario nos recuerda la incomprensible diferencia que separa nuestros mundos. Nada más arbitrario que el trazo de una frontera que divide al ser humano, sin mayor justificación que la presunta diferencia cultural o económica. 

Al final, la línea fronteriza deriva en drama cuando separa sueños y familia, en un mundo tan desigual. La edición y narrativa visual corrió a cargo de nuestra colega Camila Mata Lara, joven promesa de la fotografía mexicana, que se estrena con este libro, en el complejo reto de jerarquizar la fuerza y diálogo visual que cada imagen nos provoca. Enhorabuena pues a los participantes, al querido maestro Francisco Mata por su iniciativa y a la Rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana por apoyar estos esfuerzos editoriales que dejan huella en nuestro universo visual.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 13 de Enero de 2018.       

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November 30, 2017

19S Ciudad Solidaria

Ciudad Solidaria

Por Ulises Castellanos 

A dos meses del peor terremoto que ha sacudido a la Ciudad de México en este siglo, tengo en mis manos la primer edición impresa que reúne cerca de 300 imágenes del sismo registradas por alrededor de 100 fotógrafos mezclados entre ciudadanos y profesionales de la lente. 

Este esfuerzo editorial fue convocado en redes por el maestro Francisco Mata, coordinador general de difusión de la UAM y apoyado por Eduardo Vázquez Martín, secretario de Cultura de la CDMX. 

A unos días de la tragedia, Mata convocó por Facebook a los interesados en formar parte de esta memoria colectiva, para que enviaran sus fotografías a un correo ex profeso para este proyecto. Al final llegaron cerca de 6,000 mil imágenes y este fue el resultado. 

La edición está impresa en papel periódico, tabloide tipo Berlín y el trabajo de impresión fue realizado aquí, en las rotativas del Gran Diario de México. La impresión es estupenda y la narrativa visual es contemporánea, atractiva y contundente. 

La edición arranca con unas 13 imágenes que evocan el caos de los primeros segundos, y en seguida cuatro páginas más adelante: la irrupción de los voluntarios y la reacción solidaria de nuestra gente en las primeras horas. Son imágenes que estremecen por lo impresionante de la respuesta social en los primeros minutos pasado el shock. 

Ahí están los rostros de mujeres y hombres rescatistas, médicos, marinos, taxistas, soldados, mecánicos, vecinos y estudiantes que sin descanso se organizaron y trabajaron durante días sin parar. 

Las imágenes 101, 102 y 103 sintetizan el espíritu solidario y la determinación de nuestros jóvenes. A la mitad del impreso no podía faltar el texto que mejor se refiere a lo que sentimos aquel 19; la pieza que escribió Juan Villoro en aquellos días, “El puño en alto”. 

A partir de ahí las imágenes son un tsunami de cubetas, puños, miradas, palas, cubre bocas, cuerdas, lentes y chalecos naranjas. Muchas imágenes son de rescatistas o vecinos que se dieron un respiro para fotografiar lo que veían. Imágenes robadas a pesar de la insólita restricción que se auto impusieron algunos en varias zonas de derrumbe. Imágenes de la madrugada; las cadenas de solidaridad infinitas y la prueba documentada que le da identidad a nuestra ciudad a través de su gente. 

La entrega incondicional en momentos de vida o muerte. Francisco Mata quien imaginó desde el principio este proyecto, también decidió colocar hacia el final, la lista completa de los autores visuales en orden alfabético, sin protagonismos, tal como fue el espíritu general de los voluntarios en esta tragedia. 

Enhorabuena a todos los participantes. Se trata pues, de un documento histórico que no tiene precio y que literalmente será regalado y distribuido en la ciudad por sus editores. 

Pero por lo pronto, si a usted le interesa obtener un ejemplar de esta joya impresa, vaya este martes 28 de noviembre a las 19 hrs, a la Casa Rafael Galván de la UAM, ubicada en la calle de Zacatecas #94 en la colonia Roma norte de la CDMX. Ahí será la presentación en sociedad y usted podrá charlar con algunos de sus autores. Por allá nos veremos.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 25 de Noviembre de 2017      

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October 26, 2017

No fotos

Imagen de Francisco Mata en la Condesa / CDMX

Por Ulises Castellanos

En medio de esta hipervisualidad colectiva, hoy toca reflexionar sobre los efectos mediáticos del último terremoto registrado en México, en septiembre de este año. ¿Por qué enmudecieron las redes sociales en términos visuales? ¿Qué motivó esa baja circulación de imágenes en las primeras 24 horas? 

En ese contexto invitamos a Francisco Mata, fotógrafo experimentado y analista serio de la imagen contemporánea, para platicar con él sobre lo que se vio en esos días y cuáles serían las presuntas respuestas a este fenómeno. ¿Qué cambió? ¿Qué nos paso? ¿Para qué tomar imágenes en ese momento? ¿Fue la fotografía una herramienta más, en el contexto de solidaridad colectiva? 

De entrada Mata plantea que socialmente los usuarios de redes en general están mejorando su calidad y producción visual, primero por el afán de competir y ser más vistos frente al contexto de imágenes que inundan la red, seguido de un aprendizaje colectivo que ha mejorado su capacidad de síntesis visual. Esto en el entendido de que la gente comprende que un video movido, nadie lo ve y se brinca al siguiente. 

La conversación con Mata Rosas se de a un mes del 19/S y juntos tratamos de entender lo que circuló en los primeros minutos en redes, para después derivar en un silencio visual de horas y horas, donde el ciudadano dejó de hacer foto para convertirse en voluntario y rescatista. 

Algunas posibles respuestas a este fenómeno, podrían ser: En primera instancia todos volvimos a usar los dispositivos móviles para lo que son: comunicarnos, y en los primeros instantes se hicieron llamadas o usamos Whatsapp para saber como estaban la familia o los amigos. 

Frente a la tragedia, por instinto y empatía frente a la urgencia, la gente se acercó a la zona de desastre a quitar piedras, salvar vidas, llevar agua, y ayudar de manera solidaria. En las siguientes horas los celulares se comenzaron a usar para ubicar los edificios derrumbados, pedir medicinas, comida, cobijas y ayuda en general. 

Además, cuándo se trabajaba en la zona y alguien se acercaba con celulares a tomar alguna imagen vino el reclamo colectivo y la censura social exigiendo “respeto a las víctimas” y pidiendo cero fotos. -Esta columna incluye una imagen que tomó Francisco Mata en la Condesa- donde expresamente se pide: NO FOTOS, RESPETO A LAS VICTIMAS para cerrar con un “Gracias México” 

Y al final, un último factor posible sería suponer que al ciudadano en general le ganó la idea de emergencia, frente a la necesidad de manos para remover escombros; y que ninguno de ellos antepuso la idea de comunicar o compartir imágenes, frente a la urgencia de ayudar en ese momento. 

Francisco Mata también agrega que al final hubo adicionalmente un factor emocional sobre el ciudadano que lo separa de los fotógrafo profesionales, quienes al llegar al lugar tienen una premisa que resolver por encima de lo emocional: hacer la foto y enviarla al medio. Disyuntiva a la que no estaban sujetos los ciudadanos por obvias razones. 

Pero, como todo fenómeno complejo, el tema aún tiene muchos ángulos por desmenuzar. Como siempre escuchar a colegas inteligentes como Francisco Mata, nos enriquece a todos, y ayuda a entender mejor nuestro presente. Para quien quiera ver la charla completa y las imágenes del sismo, el clip se encuentra en nuestro Facebook oficial de la cuenta de Video de El Universal, y usted podrá verla aquí en cualquier momento y en cualquier dispositivo, sin cortes comerciales.


Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 21 de Octubre de 2017          

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October 3, 2017

S 19 Las imágenes del desastre

Lindavista, CDMX. Imagen de Drone de Santiago Arau

Por Ulises Castellanos

El terremoto del pasado martes 19 de septiembre, no tomó de nuevo por sorpresa y en un contexto muy diferente al de 1985. Ahora no salió del aire Televisa ni se cayeron los teléfonos fijos. Hoy por redes todos los que sobrevivimos estábamos viviendo en tiempo real los primeros reportes de daños. Los rumores duraban poco. 

En minutos circulaban por Twitter y otras redes decenas de videos e imágenes del desastre, el mundo se enteraba en vivo de los primeros saldos del temblor. 

Entre las novedades de comunicación de las que ahora fuimos testigos, se incluye una selfie, tomada por un sujeto atrapado en los escombros que alcanzó a difundir antes de ser rescatado. 

En 2017, pasamos de la brillante crónica que hizo Jacobo Zabludowsky hace 32 años desde su celular, (pegado al auto) por cierto, insólito recurso que prácticamente nadie tenía en aquel entonces; a las miles imágenes que se subieron a Facebook o Instagram. 

Sin embargo, tampoco fue una actividad arrolladora tomando en cuenta los millones de dispositivos que se podrían haber utilizado. Cosa rara. 

Claro que por ahí circulan videos escalofriantes de los estudiantes del Tec que documentaron el derrumbe de sus propios edificios, o las imágenes de las trajineras en Xochimilco entre muchos otros testimonios; pero tampoco inundaron las redacciones de prensa o las pantallas de televisión, insisto cosa rara, o al menos insospechada. 

Por otro lado, los fotoperiodistas de diversos medios demostraron porque nuestro trabajo sigue siendo valioso y relevante. El fotoperiodismo profesional hizo la crónica visual mejor lograda según yo. Pasado el susto y el momento “decisivo” del desastre, vinieron los retratos, las crónicas, las imágenes de los voluntarios y empezaron a volar los drones. 

Aquí en El Universal toda la semana difundimos diferentes trabajos y fotografías precisamente de profesionales que documentaron por tierra y por aire el saldo del desastre; desde el primer día publicamos imágenes de Francisco Mata, así como un especial de Daniel Aguilar y otro recuento de Santiago Arau a vuelo de drone; además claro, del estupendo trabajo que desplegaron nuestros fotógrafos en el diario. 

Entre todos, se documento un ángulo catastrófico del paisaje urbano de la Ciudad, así como las increíbles muestras de apoyo y solidaridad de decenas de miles de voluntarios que entraron en acción desde los primeros minutos del sismo. 

Entonces a partir esto, preguntaría: ¿qué pasó con en el fotógrafo ciudadano? ¿La gente no quizo fotografiar el desastre? ¿Se conmovió? ¿No pudo registrar el dolor en ese contexto?¿Estaban ocupados en el rescate? ¿O simplemente enmudecieron? 

En fin, no es momento de sacar conclusiones, pero si de poner en la mesa, el hecho de que, el tsunami de imágenes improvisadas a las que nos tenían acostumbrados en las redes sociales, paso a segundo plano, frente a la mirada profesional de nuestros colegas. ¿O ustedes que opinan? 

Por cierto, Francisco Mata, convoca a un nuevo proyecto colaborativo para una pieza multimedia, que incluye video y fotografía fija, con lo mejor de este último terremoto para evitar que la desmemoria nos gane; si ustedes están interesados en participar, pueden enviar sus imágenes a tomarlacalle@gmail.com y ser parte de esta nueva iniciativa que apenas se construye y que se lanza desde la coordinación de difusión cultural de la UAM. No se queden fuera. 

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 30 de Septiembre de 2017    

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