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Ulises Castellanos

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November 23, 2020

Maria Paula, un talento emergente

El personal de radiología ha jugado un papel elemental en esta pandemia ya que las tomografías de tórax han sido importantísimas para saber el estado y evolución de la infección en los pulmones. En esta foto, dos camilleros colocan a una paciente en el tomógrafo para que le realicen los estudios que mostrarán la evolución de la enfermedad en sus pulmones. Hospital Regional 1 de Octubre del ISSSTE, 12 junio 2020.

Foto de Maria Paula Martínez.

Por Ulises Castellanos 

Hoy les presento el trabajo documental de Maria Paula Martínez Jáuregui (37), una fotógrafa mexicana que se sumergió en el infierno del primer frente de batalla contra el Covid_19. Cinco meses sin descanso. Diez Hospitales y más de 18,000 imágenes sobre el tema. Un libro con 250 fotografías en camino. 

Hace unos días hablé con ella y su voz refleja un torbellino de emociones, se trata de una joven fotógrafa que lleva a penas tres años con la cámara al hombro. Egresada de la Activa de Fotografía en México y con estudios de fotoperiodismo en París y Londres. Maria Paula nación en 1983 en el Hospital de México, es egresada de la carrera de Literatura y Divulgación de la Ciencia por la UNAM. Jamás ha estudiado periodismo y qué bueno. Su mirada, su talento y la sencillez de su propuesta visual es contundente. 

Se trata de un talento emergente que teníamos fuera del radar, porque su pasión fotográfica comenzó con fotografíar volcanes y tiburones. Pude hablar con Maria Paula, regresando apenas de una visita al volcán de la “Mujer Dormida” y horas antes d que tomará un vuelo a Estados Unidos. Es una mujer incansable y que s confiesa realmente feliz, desde que su papá le regaló una Canon T6i y aprendió dominarla. 

En los últimos tres años que lleva apenas tirando fotos ha estado en África registrando el problema de drogas y alcoholismo en ciertas zonas; antes anduvo en Mongolia fotografiando a familias nómadas; Pasó por Ucrania para fotografiar personas LGBT y su problemática en la región; estuvo en Armenia dando testimonio del machismo que viven las mujeres en aquel país; en la India también trabajo el tema femenino y en Brasil se acercó a la pesadilla de la Prostitución infantil. 

En México trabaja con el nadador Antonio Arguelles (récord Guinness) y como tarea personal se la vive fotografiando volcanes, cráteres y al tiburón Blanco. El tema Covid como todos, la tomó por sorpresa y se metió de lleno. Pasó cinco meses en el INER y otros hospitales Covid, como el “0 de Noviembre, el Juárez, Nutrición y el Centro Banamex entre otros, desde principios de mayo hasta finales de octubre. Aquí pueden ver el trabajo que publicó en pie de página https://piedepagina.mx/pandemia-viaje-a-la-epopeya-de-los-hospitales-mexicanos/ que fue editado por Duilio Rodríguez y que forma parte de sus 18,000 tomas sobre el tema. 

Ella pone el foco en el trabajo de los médicos, enfermeras y personal sanitario de estos hospitales, sus imágenes reflejan un escenario de guerra, donde vemos el rostro de la impotencia, la incertidumbre, el desvelo y el sufrimiento de los pacientes. Maria Paula fue testigo de varias muertes por Covid en esos hospitales pero también registró a los que sanaban; mujeres, hombres, niñas y niños, bebés y personas de la tercera edad. Ella tienen un encuadre intuitivo, fresco, liberado de escuelas de foto, de la presión del tiempo, de lineas editoriales o grillas del gremio. 

De hecho, no se considera fotoperiodista y claramente no lo es. Su preparación académica es un soporte que le permite valorar el mundo de otra manera. 

En el Diplomado que tenemos ahora en la Fundación Poniatowska sobre el tema, lo hemos hablado con los alumnos en distintas ocasiones, si no tienes nada que decir, tus fotos no hablarán por ti, y claramente Maria Paula tiene mucho que decir y que aportar al mundo de la fotografía documental. Se trata de una chica que e suerte candidata a llevarse un premio en el próximo World Press Photo si logra armar una edición fuerte y contundente del océano d imágenes que tiene. Por lo pronto ya tiene terminada la maqueta de un libro, ya tiene patrocinador y fechas para el arranque de 2021 y su presentación. 

El libro contiene 250 fotografías y 30 entrevistas con doctores, médicos, enfermeras y enfermeros. Su sitio tare esta pieza que la describe perfecto: “De pequeña le encantaba salir a explorar el mundo, aunque no fuera más allá del jardín de su casa, subir a los árboles, descubrir nuevas perspectivas y realizar nuevas hazañas. 

Este espíritu aventurero formado entre libros, historias, insectos y plantas, la llevó a desarrollar cierta inquietud por explorar el mundo, los volcanes, las montañas, la vida marina, y asimismo la vida humana, acercarse a la gente y entablar ciertos lazos con ella, maravillada siempre por lo que sus ojos le permitían sentir.” Si quieren saber más de ella visiten su página en https://www.maripomartini.net Ella es parte de la red canadiense de fotógrafos “Fotógrafos Sin Fronteras", con quienes viaja alrededor del planeta “apoyando a comunidades en situaciones delicadas”. 

Pueden asomarse a su cuenta de Instagram en @maripomartini y su cuenta de Twitter es @maripomartini No le pierdan la pista. Tiene un ojo privilegiado. 

Imagen Líquida 

Este viernes vamos por la quinta sesión de nuestro diplomado en la Fundación Poniatowska, y hoy contaremos con la presencia del Doctor Oscar Colorado (Cd. de México, 1969) es Académico, crítico, analista y promotor de la fotografía. Doctor «cum laude» en Ciencias de la Documentación por la Universidad Complutense de Madrid y máster en en Narrativa y Producción Digital por la Universidad Panamericana (Ciudad de México). El maestro Óscar Colorado cuenta con más de 20 años de carrera como docente universitario. Es Titular de la Cátedra de Fotografía Avanzada en la Universidad Panamericana donde dirige la Academia Audiovisual y el Departamento de Fotografía; profesor/investigador de tiempo completo. Docente de posgrado de Nuevas Narrativas. Conductor del programa de radio Imagen Líquida (que hacemos en conjunto) y que ya se ha ubicado como un espacio de diálogo sobre la fotografía que se escucha en toda Iberoamérica. Asómense a su sitio en www.oscarenfotos.com 

Y ya para terminar, les cuento que al cierre de esta columna se dieron a conocer los premios de periodismo “Rostros de la discriminación” de Conapred, donde destaca el premio en la categoría de fotografía para Ximena Natera, (IG @menanatera) otro talento emergente que ganó con una serie de retratos publicados en la página del Mother Jones en este Link https://www.motherjones.com/politics/2020/07/photos-kids-protesting-racism-george-floyd-new-york-city-inspiration/ Felicidades a Ximena y mucha suerte en lo que venga.

Columna publicada en La Silla Rota (Noviembre, 13, 2020)

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November 23, 2020

Fotografía Documental, un planteamiento disruptivo

Cementerio Covid / México Imagen de Duilio Rodríguez

Por Ulises Castellanos

La semana pasada hablamos en este espacio sobre los antecedentes y desarrollo de la fotografía documental desde sus inicios, y hasta nuestros tiempos. Y ese fue justo el tema de la última sesión de nuestro Diplomado de Fotografía Documental impartido por quién esto escribe desde la Fundación Poniatowska. 

Así las cosas, en la sesión del viernes pasado, nuestro invitado fue Francisco Mata, fotógrafo mexicano de larga trayectoria. Pues bien, en esa misma charla hablamos y debatimos sobre el devenir de la fotografía documental y aquí les presento una síntesis de lo expuesto por él. Mata comenzó diciéndoles a los alumnos que el había sido invitado para mostrar su trabajo, sus las series, o proyectos en los que andaba trabajado; pero a el le pareció que se aprovechar mejor el tiempo compartiendo algunas ideas en las que estaba pensando, y que después si quedaba tiempo veríamos algo de su trabajo. Cosa que no sucedió porque la charla se extendió por casi tres horas y los alumnos quedaron encantados. 

Francisco Mata señaló que: “mi campo de trabajo siempre ha sido, o fue... con mis inicios en el documentalismo; esa fue la manera como yo arranqué, yo fui fotoperiodista”. Dijo. Y se siguió para exponer un tema disruptivo, para él la fotografía documental, ya sólo es fotografía y debajo de ese gran paraguas podemos clasificarlo todo lo demás, Mata siguió: “Ulises ya hablaba de aquellas épocas donde nos conocimos (1994) pero ahora, ahora vale la pena preguntarnos si el documental, y si la fotografía documental, o lo documental, sigue siendo una categoría válida en la sociedad, o si sigue siendo algo que realmente funcione o si eso sigue siendo lo que entendemos por documental” 

Entonces Mata se arrancó cuestionando el concepto de fotografía documental -“¿eso existe?,y citó al profesor Steyerl de una universidad Alemana: “Cuanto más rápido se transforman, menos hay que ver en ellas —se refiera las imágenes— cuanto más cerca de la realidad estamos, menos la entendemos. Lo llamaremos en principio la incertidumbre del documentalismo moderno.” Y eso pone en jaque lo que hasta hace poco creíamos de la fotografía documental y su fuerza de verdad. Mata continúo : “Cuanto más intentamos localizar la esencia del documental menos capaces somos de comprenderlo. Se debe a que los conceptos usados para describir los documentales están tan mal definidos como las imágenes mismas. Términos como verdad, realidad, objetividad y otros, se caracterizan tanto por una falta de interpretación válida como una definición inequívoca, así pues, nos enfrentamos con la primera paradoja: la forma documental, que supuestamente transmite conocimiento de una forma clara y transparente, tiene que ser investigada con herramientas conceptuales que no son ni claras y transparentes”. 

“Cuanto más real consigue ser un documental, más perdidos estamos conceptualmente; cuanto más firme es el conocimiento ofrecido por las articulaciones del documental, menos se puede decir de éstas con seguridad. Todos los términos utilizados para describirlas se vuelven dudosos, peligrosos y sujetos a debate. Dudar de la representación documental no es, por supuesto, algo nuevo, es tan viejo como la propia forma documental. Sus pretensiones de verdad siempre han sido cuestionadas, deconstruidas o tachadas de arrogancia”. La verdad es que para no reinterpretar a Francisco Mata, les comparto aquí una transcripción de los que nos dijo en la Fundación. “Generalmente, la relación con las propiedades de lo documental siempre han sido las de un inpass no reconocido que oscila entre la creencia y la incredulidad, entre la confianza y la desconfianza, entre la esperanza y la desilusión. 

Por esta razón, la forma documental siempre ha planteado problemas filosóficos a sus audiencias, siempre se ha cuestionado no sólo si representa la realidad sino la manera cómo la representa. El principal argumento se mueve entre los defensores del realismo y los de el constructivismo: mientras que los primeros —los defensores del realismo— creen que las formas documentales reproducen los hechos naturales, los segundos las ven como una construcción social. Los realistas creen que la realidad está ahí afuera y que una cámara puede capturarla; los constructivistas se centran en la función de la ideología y la comprensión de la verdad como una función del poder”. Ufff Así la clase magistral de hace unos dias. 

Por supuesto no puedo desarrollar en este espacio todo lo que charlamos, pero si decirles que su participación en el Diplomado los revolucionó a todos. Presentó imágenes y ejemplos que decontruyen lo que entendíamos todos por fotografía documental, siempre con humor y un toque provocador. “Michael Foucault acudió a la construcción “política de la verdad”; según los constructivistas la forma documental no representa la realidad sino lo que representa es la voluntad del poder de quien la produce. 

En esta época de ansiedad generalizada, (Covid_19 por ejemplo), de incertidumbre general y de pánico e histeria provocada por los medios, se debilita nuestra creencia en las demandas de verdad articuladas por cualquiera, por no hablar de los medios y sus producciones documentales pero al mismo tiempo, nuestras condiciones de vida, más que nunca, dependen de acontecimientos remotos sobre los que tenemos muy poco control.” 

La omnipresencia de la cobertura de noticias corporativas que soportamos diariamente sostiene la ilusión de control de nuestra parte, mientras que al mismo tiempo, demuestran que estamos reducidos a un papel de mirones pasivos; mientras nosotros ensayamos actitudes de respuesta racional ellos nos transmiten miedo a un nivel básico, afectivo, así, las fórmulas documentales articulan un dilema fundamental en la sociedades del riesgo contemporáneo. Los espectadores se sienten abatidos entre falsas certidumbres y sentimientos de pasividad y exposición, entre la agitación y el aburrimiento, entre su papel como ciudadano y su papel como consumidores”. 

Como verán, la charla fue magnífica, interesante y demoledora. Mata seguía : “Vamos a hablar de la actualidad, ya no me gusta hablar de la fotografía documental como un género, a mí me parece que los géneros están desapareciendo. Me refiero no sólo a los géneros fotográficos: todos los géneros están desapareciendo o se están mezclando o están hibridando y están creando nuevos géneros, pero en particular, en fotografía, debemos entender que lo que está sucediendo con la producción de imágenes actuales es un conjunto de convergencias y de hibridaciones no sólo tecnológicas: la mezcla, la idea de mezcla de imagen en movimiento con imagen fija, sino que también conceptualmente hablando”. Aquí Francisco Mata fue contundentes: “La fotografía llamada “construida” o “fotografía artística” utiliza temática documental para desarrollar arte contemporáneo y la “fotografía documental” utiliza estrategias de la fotografía construida para informar o documentar. 

Entonces, partiendo de la idea concédanme esa libertad de plantear la idea de que la fotografía documental ya no existe como género. Entonces vamos hablar de fotografía con intención documental, o sea, imágenes fotográficas, producción de imágenes cualquier tipo, que tengan una intención documental, fotografía con lectura documental, ¿esto que quiere decir? Imágenes que aunque provengan de otro ámbito, de otro espacio, nosotros como consumidores les podemos dar una lectura documental. Fotografía con perspectiva documental, fotografía con —o en— un entorno documental y el gesto documental, ¿sí? Entonces estas categorías nos hablan de un acercamiento distinto a este tipo de fotografía y no más, ya, como un género establecido, como un campo particular de conocimiento”. 

Tomen aire. Porque además sembró una serie de preguntas. “Hay otra línea, otra línea muy interesante, otra teoría contemporánea que habla de todo esto, que es el Documental Especulativo. El Documental Especulativo nos pregunta ¿cómo podemos repensar el documental en términos de contenido forma y método?, ¿cómo podemos estar inspirados por la paradoja de que tan pronto como intentas acercarte a la realidad de forma documental, se vapora y muta inmediatamente?, ¿cómo podemos sacar el documental de sus divisiones disciplinarias y desarrollar estrategias que escapen el pensamiento de mercado formateado?, ¿cómo podemos asumir nuestra responsabilidad por los mecanismos que determinan lo que puede o puede ser observado visto, oído, dicho, pensado, hecho y cómo los documentalistas mismos tratan con sus propias posiciones de poder y puntos ciegos?” “Debemos plantearnos todo esto porque la relación que existía antes, entre la fotografía documental y el mundo exterior era muy sencilla: la realidad ocurría, ocurría frente a nosotros y el fotógrafo la captaba. 

En la actualidad entendemos este proceso como muchísimo más complicado que tiene matices políticos, matices filosóficos, matices ecológicos, matices emocionales y esto no lo plantea. Estos son los entornos actuales en los que estamos planteando estas ideas: la convergencia, la hibridación, fronteras porosas, los cruces y la mezcla o el ensamble. Esto tiene que ver, insisto, no sólo con cuestiones técnicas, tiene que ver sobre todo con cuestiones conceptuales o filosóficas”. “Los lenguajes: la fotografía en la actualidad, la la fotografía en general, la imagen en general, la fotografía con intención documental cruzada, está atravesada, ahora, por los lenguajes del cine, de la televisión, del cómic, de la ilustración, de los videojuegos, de las artes plásticas, de la literatura, de la realidad virtual, la realidad aumentada; entonces aquí podemos ver cómo este concepto de fotografía expandida adquiere todas estas formas. La fotografía ya no es un campo único de producción de imágenes o de pensamiento, sino que está atravesada por todos estos lenguajes”. 

Lo voy a resumir muy rápido: el metamodernismo trata de explicar la situación actual, donde estamos oscilando entre dos campos, donde la cultura contemporánea oscila entre el modernismo y el posmodernismo, donde esta explicación nos habla, por ejemplo, de cómo la generación actual, la generación llamada Millennial, ¿sí?, donde nos dice que la cultura que va a prevalecer en las próximas décadas tiene que ver con la cultura hipster, los hackers y la cultura hippie, entonces, en esa oscilación entre pasado, futuro, presente, filosofía, ciencia, religión, etcétera, etcétera, es en la que nos estamos moviendo”.

“El documental liberal, el documental del siglo XX, el documental del modernismo, mitiga los cargos de conciencia de quien lo contempla, del mismo modo que rascar, alivia. Las imágenes se pueden soportar si te dejan atrás, “son ellos, no nosotros”, podemos concluir. La televisión, los periódicos y la pantalla de la computadora permiten esa distancia; no sentimos a salvo de no ser nosotros, al menos por ahora. Nuestras paredes, nuestro techo, nuestras pertenencias y sobre todo, nuestra familia, nos protegen y nos ponen bajo buen resguardo; creemos que no compartimos mucho con ellos, los vemos pero no nos leemos, los vemos pero no los olemos. Las huellas de las que habla Roland Barthes en estas fotografías, nos resultan lejanas”. 

“Los fotógrafos —y en particular los documentales— constituyeron una clase privilegiada, sobre todo en el siglo XX. Estaban donde nadie más quería estar, tenían el coraje la valentía que son atributos ampliamente reconocidos por la sociedad, eran una especie de portadores de la verdad. Su imagen —de los fotógrafos documentalistas del siglo XX— se volvió y idílica en algunas novelas y películas: eran los nuevos aventureros, los nuevos conquistadores del mundo, la punta de lanza de una sociedad ávida de información, de catalogación y con una insaciable necesidad de conocer el mundo”. Y con esto terminamos de contarles un pedacito de la charla con Mata: “La nueva generación de fotógrafos ha dirigido el documental hacia unos fines más personales; su objetivo no es ya, reformar la vida sino conocerla, su obra delata compasión, casi afecto por las imperfecciones y debilidades de la sociedad; el mundo real —y no sus horrores— no deja de maravillarles, fascinarles y para ellos es una fuente de valor no menos preciada por ser irracional. Comparten la creencia —los jóvenes fotógrafos— de que merece la pena mirar lo común y de que existe un valor en mirarlo común. Al mismo tiempo, como decíamos, la frontera entre los géneros se ha diluido o disuelto, de plano”. 

Así las cosas, como verán, queda mucho por reflexionar sobre el presente y el futuro de la fotografía documental en el mundo. Por lo pronto par ala sesión de hoy tendremos como invitado a Duilio Rodríguez, de quien les presento la foto que encabeza esta enorme columna y que él tomó en un Funeral COVID, en el panteón Civil de Iztapalapa, aquí en la Ciudad de México durante esta pandemia, para debatir hoy sobre las Fake News y su impacto en el periodismo moderno. Por acá la cuenta de Duilio por si quieren seguirlo en twitter @Duiliorodriguez. Actualmente es fotógrafo y editor de fotografía y vídeo en el portal Pie de Página (www.piedepagina.mx) y trabajó 15 años como editor en grupo Expansión, pero arrancó su carrera como fotoperiodista en el diario La Jornada en los noventa.

Columna publicada en La Silla Rota (Noviembre, 06, 2020)

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November 8, 2020

Fotografía documental, sus antecedentes y retos del presente

Imagen de Francisco Mata, Centro Histórico, CDMX, 2020.

Por Ulises Castellanos

La difusión y desarrollo de la fotografía documental en el presente, es quizá lo único que salve a la fotografía social en la era post pandemia. Si bien el fotoperiodismo está acorralado frente al embate de las imágenes y videos que circulan en redes, hacer trabajo visuales de largo aliento, agregando audios y video, puede ser una tabla de salvación para muchos colegas que hoy andan sin trabajo y en la búsqueda de un estilo personal. 

Pero vayamos por partes para comprender el desarrollo de la fotografía documental y revisemos algunos antecedentes. El quehacer profesional que rodea el trabajo documental, consiste en términos generales en levantar un testimonio visual con propósitos de difusión para acercarnos a los problemas sociales de nuestra comunidad. Desde que la fotografía mejoró técnicamente, con películas más rápidas y cámaras más compactas, los fotógrafos pudieron paulatinamente escudriñar más y mejor en los distintos temas del acontecer social. 

Una vez dominada la capacidad de registro de la fotografía a finales del siglo XIX, la mirada de los nuevos fotógrafos del siglo XX, concentró su mirada en conflictos sociales y condiciones de vida difíciles que experimentaba nuestra sociedad en todos los rincones del planeta. Así las cosas, por ejemplo, la Revolución Mexicana es uno de los primero hechos registrados por la fotografía documental, destacando el trabajo de los Casasola y el equipo de fotógrafos que lo acompañaban en aquella época.   

Sin embargo, según el portal de ÓscarEnFotos “Apenas un año después del debut de los primeros procesos fotográficos creados por Daguerre en Francia y Talbot en Inglaterra, los fotógrafos escoces David Octavius Hill y Robert Adamson documentaron mediante calotipos la forma de vida de los pescadores en Newhaven, villa cercana a Edimburgo. Fue una de las primeras muestras de la aplicación antropológica y sociológica de la fotografía, aunque sus autores no tenían mayores pretensiones activistas.” Y así se registran los primero pasos de la fotografía documental. 

Un clásico que se usa de referencia en la historia de la fotografía documental es el trabajo de Jhon Thomson quien se asoció con el escritor Adolphe Smith, en 1877 para publicar Street Life in London. “Estas imágenes son uno de los ejemplos más tempranos de auténtico documentalismo social e inspirarían a otros creadores” según el doctor Oscar Colorado aquí citado. En cualquier caso aquí les comparto un bloque de cronológico de lo que sido el desarrollo de la fotografía documental hasta nuestros días. 

Entre los años 1880 y 1899 Las imágenes realizadas por los fotógrafos Jacob Riis (fue un fotoperiodista y reformador social danés nacido en Ribe (Dinamarca, y emigrado a los Estados Unidos en 1870) y Lewis Hine, (En 1932 publicó su famosa colección Men at Work, documento fotográfico que da testimonio de la construcción del Empire State, en Manhattan y su obra fue donada al Museo de Fotografía George Eastman House.) ellos dos establecieron los “cimientos de la fotografía documental”, su trabajo inspiraría a los fotógrafos emergentes del siglo XIX 

Entre 1905 y 1950, en la primera mitad del siglo pasado la fotografía que más se realizaba d manera documental, era la antropológica y de viajes, era la época dorada de los descubrimientos, para muestra los trabajos publicados en ese periodo en National Geographic y la revista LIfe durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora bien, a partir de 1950 y hasta finales del siglo XX, la fotografía documental tendría su época de oro, para los años cincuenta y sesenta, publicar en las grandes revistas ilustrada de aquel entonces, era una validación total del trabajo documental, aunque hacia 1980 las revistas de entonces fueron perdiendo la batalla por la irrupción de la televisión, la fotografía documental continuó desarrollándose en otros espacios, grandes exposiciones, concursos, y libros comenzaron a propagarse por todo el mundo. 

Sin embargo, la aparición de la televisión en cada hogar de nuestra sociedad, desplazo la necesidad de ver esas revistas y esas fotos, se volvió un tema de expertos o estudiosos y público muy selecto. Aquí en México podemos documentarlo con la historia del maestro Héctor García, Nacho López y otros que fueron pioneros con su mirada. Más adelante vendría le llamado nuevo fotoperiodismo mexicano, surgido en los ochenta y ampliamente difundido por los diarios más progresistas. Ejemplos de ello, tenemos a Pedro Valtierra, Elsa Medina, Marco Antonio Cruz y Francisco Mata por mencionar algunos. Es con la llegada del internet, la cámara digital, las redes sociales y el dispositivo móvil de alta gama, que la fotografía en general volvería a ser sacudida. 

Hoy, su debacle en el espacio editorial y la devaluación de salarios, derivado también de la presente crisis económica que nos dejó la aparición del Coronavirus en el mundo, lo ha sacudido todo. Entonces ¿Qué hacemos? Pues como siempre, superar el reto, sumar habilidades (nuevas narrativas, video, audio, texto y foto fija de calidad) sumando valores de contenido para las nuevas audiencias. 

De eso y más hablaremos en nuestra tercer sesión de hoy en el Diplomado de Fotografía Documental, en dónde para esta sesión nos acompañará Francisco Mata, (Twitter @matarosas) uno de los mejores exponentes de su generación y quien sin duda, más ha estudiado este fenómeno, siendo el mismo un extraordinario fotógrafo documentalista. 

Y ya de salida, les dejo un fuerte abrazo a Patricia Aridjis y Gabriel Figueroa por su merecida medalla al Mérito otorgada en estas horas por el Sistema Nacional de Fototecas en la edición 2020 de su encuentro fotográfico anual. Enhorabuena a los galardonados en este año de terror.

Columna publicada en La Silla Rota (Octubre, 30, 2020)

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November 8, 2020

La edición fotográfica informativa, una conspiración prometedora

Imagen de Federico Gama, CDMX 2020.

Por Ulises Castellanos

Es un hecho, frente a la debacle de medios impresos -diarios y revistas- la fotografía documental se queda sin espacios, esto, más la reducción de personal en los departamentos de fotografía en México, la producción se contrajo un 75% de la propuesta visual que se tenía hace apenas dos años. De la devaluación en los salarios de mis colegas, ya ni hablamos. En términos reales, la cosa está así, sobran fotógrafos y hacen falta editores, y cuando digo editores, pienso en un perfil profesional que prácticamente no existe hoy en ninguna redacción de prensa en México. 

El editor de fotografía informativa debe saber de foto, conocer estilos, entender de un fino sentido de oportunidad periodística, contra con valores jerárquicos para tomar decisiones en la puesta en página y estar bien pagado. No veo a nadie. Pero quizá quede uno en activo y ese es Federico Gama, el editor de foto de El Heraldo de México y viejo colega nuestro hace años en la redacción de El Universal. 

Justo de él es esta foto que hoy les comparto de su serie “Los Iluminados” tomada aquí en la Ciudad de México. Federico Gama ha sido jurado en distintos concursos de foto y ha impartido cursos y conferencias en universidades como Stanford, la UNAM, la UAM y el Tec de Monterrey entre otras. Es autor de los libros Historias en la piel (Artes de México 2011); Mazahuacholoskatopunk (IMJuve, 2009) Cholos a la Neza, otra identidad de la migración (IMJuve, 2008), Tinta y  Carne (Cultura Contracultura, 2009) y Migración procesos productivos, identidad y estigmas sociales (UAEM/Juan Pablos Editores, 2010). Cuenta con casi 40 exposiciones individuales y 67 colectivas en México, Italia, Argentina, Brasil, Alemania, China, Estados Unidos, Canadá, España, Portugal, Turquía, Polonia y Bélgica. 

O sea, si le sabe pues. Gama es un auténtico documentalista. Lo conozco desde al hace menos unos 25 años y ha sido parte del Sistema Nacional de Creadores en los periodos 2015- 2018 y 2010-2013. Según su propio sitio www,federicogama.com.mx Federico “ha sido editor de fotografía de diarios y revistas de circulación nacional como El Universal y Diario Monitor, así como colaborador freelance de diversos medios”. Federico Gama ganó la X Bienal de Fotografía y el premio especial del público en 2002. En 1998 obtuvo el primer lugar en la Bienal de Fotografía de Puerto Rico y en 1999 el Premio Nacional de Periodismo Cultural, Fernando Benítez, y en 1997 fue becario Jóvenes Creadores del FONCA cuando varios andábamos en esas becas. Así las cosas, Federico tiene precisamente el perfil al que me refiero, es un personaje culto, tiene proyectos y un estilo especial. 

Recuerdo perfecto que con él inauguramos un suplemento semanal de fotografía que editábamos en el diario El Centro allá por 2007 cuando yo era editor de foto de aquel periódico. Fue justamente con su trabajo de Mazahuacholoskatopunk que le dimos la bienvenida a aquellas páginas que editábamos entonces. Es por ello, que para nuestro Primer Diplomado de Fotografía Documental lo invitamos a participar con una clase maestra para nuestra segunda sesión de hoy, vía zoom desde la Fundación Elena Poniatowska. Y el tema no podía ser otro, que precisamente revisar con los alumnos el valor de la edición de fotografía informativa y sus múltiples conspiraciones. 

Es indispensable que exista una relación de confianza entre los directivos de un proyecto periodístico, su editor y los fotógrafos a su cargo, para que el diario en cuestión tenga la propuesta visual que por ejemplo, hoy tiene El Heraldo de México. Gama es quizá el último de los que quedan en activo, una pena pues por lo demás diarios que optaron por cortar esas posiciones o encumbrar a improvisados. Síganle la pista en Twitter en @FedericoGama o como @federicogama en Instagram 

Imagen Líquida 

Por cierto, en otros asuntos, un artículo de opinión que publicó el NY Daily News provocó indignación entre los fotógrafos de calle. Jean Son, su autora, calificó a la fotografía de calle como "un vehículo de violencia de género en lugares públicos". La autora cree que toda fotografía "sin consentimiento" de mujeres debería ser prohibida y está tomando medidas para fomentar esa ley en Manhattan. Ella afirma que “Nueva York no puede ser un lugar seguro para las niñas y las mujeres cuando cualquier hombre puede apuntarnos con una cámara y alejarse con nuestras caras y nuestros cuerpos en sus archivos”.
 Para la mayoría de los fotógrafos documentalistas, el derecho legal a tomar fotos en lugares públicos es sacrosanto. Si bien una ley de este tipo parece extremadamente improbable, como señala la propia Son, la fotografía en lugares públicos se ha defendido en los tribunales varias veces, incluso cuando el fotógrafo estaba siendo claramente inapropiado, pero sin duda, esto apunta a ser tema para un futuro debate sobre la ética de la fotografía y su relación con la sociedad. ¿Ustedes qué opinan? 

Columna publicada en La Silla Rota (Octubre, 23, 2020)

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November 8, 2020

Fotografía documental, (una conclusión futurista)

Imagen de Pepe Jiménez, CDMX 2020.

Por Ulises Castellanos

Hoy arrancamos el Diplomado de Fotografía Documental que diseñamos en la Fundación Elena Poniatowska, (aún hay lugares, vía zoom). Es por ello que hoy quiero hablarles de la fotografía documental, sus retos, características y diferencias con el fotoperiodismo clásico. 

Aunque se considera que la fotografía documental se limita a temas sociales relacionados con los seres humanos, su entorno y problemas de desarrollo, también puede ocuparse de temas económicos, étnicos, vida silvestre o cualquier otro aspecto del mundo natural. Las imágenes de fotografía documental, incluyen una narrativa visual también de “carácter emocional” y generalmente se ocupan de “intereses universales”. 

Para muestra un botón, lo que les compartí en la entrega anterior sobre el trabajo de Tamara Merino por ejemplo. 

Según el blog Fotonostra “El concepto de documento normalmente se asocia a algún tipo de escrito con el que se pretende comunicar algo. Sin embargo, la fotografía también permite contar hechos o acontecimientos y, por lo tanto, es posible hablar también de la fotografía documental. La fotografía documental pretende representar “fielmente” y congelar un fragmento o momento de la realidad. Se centra en las personas y en los grupos sociales para mostrar aspectos de su vida cotidiana”. Y esto es esencialmente cierto a reserva de matizar ciertos aspectos. Ahora que la industria de los medios se encuentra en franca crisis económica y de vinculación con las audiencias fragmentadas, vale la pena señalar, que hacer buena fotografía documental, con una investigación sólida y una mirada original es una de las mejores apuestas que puede hacer cualquier redacción que quiera presentar contenidos relevantes y atractivos, para una sociedad cada vez menos impresionable. 

¿Y en este contexto, cómo entender el fotoperiodismo? 

Según Vilches es “una actividad artística e informativa, de crónica social y memoria histórica” Esto es importante registrarlo, para cualquier colega que pretenda iniciar un ensayo de cualquier asunto de interés público. Si atendemos lo que dice Vilches, debemos contar con las herramientas suficientes para hacer de un asunto informativo una propuesta atractiva, imagen de alta calidad, que al mismo tiempo que nos narra un asunto, pueda también ser considerado un trabajo testimonial clave para entender un hecho noticioso. 

Para Marco Antonio Cruz, fundador de La Jornada y jefe de fotografía en la revista Proceso, es “documentar una historia, la historia de los hombres”. Y así fue citado en el “Manual de fotoperiodismo” que publicamos en 2001 con apoyo de la Universidad Iberoamericana. Se trata pues de narrar lo que nos pasa, lo que nos duele o lo que nos importa. Gisele Freund, plantea que “la fotografía es un medio que llega a las masas y ayuda a entender la realidad de manera instantánea gracias a que una imagen no oculta detalles (sic) que una nota escrita sí”. Esto en el contexto de un ambiente intelectual que le daba un valor “verdadero” sin cortapisas a la fotografía periodística del siglo XX. 

El fotoperiodismo es pues el registro puntual de un hecho que atrapa una tragedia o tema de actualidad que se comparte en los medios y que dura lo que dura la nota. Para Pepe Baeza “El fotoperiodismo es un recurso dentro de la producción periodística que ayuda a romper la monotonía del texto y permite convencer al lector de lo que está leyendo.” Claramente esto planteado en el filo del año 2000 cuando el fotoperiodismo gozaba de cabal salud. 

Hoy en día las redes y la inmediatez de la noticia a la que ya estamos acostumbrados, el ciudadano de “calle” le compite con fuerza extrema a su sentido original. Tomando en cuenta estas definiciones, el fotoperiodismo es una actividad visual informativa que documenta gráficamente los acontecimientos de interés social. Pero aún coincidiendo con esta idea, el fotoperiodismo esta bajo presión, es caro y las redes son un componente de competencia real. Sin embargo, siempre hará falta la validación de un medio para darle “credibilidad” a lo que se ve. 

En este sentido el fotoperiodismo se realiza para un uso inmediato (Difusión en medios) y no para crear un estudio profundo. Una definición muy extendida y aceptada acepta que "una fotografía periodística nace con la intención de plasmar la realidad en imagen fija”. Y por lo general ésta se publica o premia a partir de una fotografía aislada. 

Pero, entonces ¿cuáles son sus diferencias, con la fotografía documental? Pues bien, más allá de su extensión y temporalidad, Creo que el fotoperiodismo claramente cumple una función de alerta y difusión de lo que nos pasa en el día a día; pero la fotografia documental soporta una resolución de largo aliento que materializa y expone a profundad un hecho determinado. 

Así las cosas, existen dos tipos de fotografía documental, la que se considera de carácter Social y se presenta como reportaje de largo aliento y la fotografía de Noticia, la que vive y muere en horas. Pero aunque no son independientes uno del otro, sí pueden ser diferenciados hasta cierto punto. En la Documentación social de investigación las fotografías se producen para el estudio y comprensión de un tema específico. 

Este tipo de trabajo documenta visualmente los problemas que enfrenta una comunidad para tratarlo a profundidad y darlo a conocer. Por ello, la fotografía documental bien realizada, es una apuesta al futuro. Así las cosas, comencemos por entender su diferencias y su desarrollo en México. Por ello les comparto parte del trabajo documental de José Manuel Jiménez quien nos acompañará en la primer sesión de nuestro Diplomado y juntos compartamos conocimiento y experiencia para validar o no lo antes expuesto. 

La foto que abre nuestra columna es de José Manuel Jiménez, (Oaxaca, 1972) y es parte de su trabajo documental en medio de la presente pandemia, que pronto se publicará en un libro que él está preparando. Pepe es un fotógrafo y periodista independiente que trabajó en la revista Proceso durante cinco años. Su experiencia en coberturas en Medio Oriente, Africa, México y América Latina desde el año 2000., lo precede. Actualmente él es director de Bajo Tierra Media, medio independiente de periodismo de profundidad. 

Así las cosas el Diplomado de Fotografía Documental que hoy arrancamos y al que aún se pueden integrar, consiste en ocho sesiones y contaremos con ocho invitados de lujo, además de Pepe (@_ppjimenez), estarán Federico Gama, fotógrafo documentalista y actual editor de foto en El Heraldo de México; Francisco Mata; el fotógrafo Duilio Rodríguez (@Duiliorodriguez) ; Óscar Colorado (@oscarenfotos), autor del Blog oscarenfotos.com y Pedro Valtierra director de la Agencia Cuartoscuro; adicionalmente nos acompañarán también el director de la Fototeca Nacional, Juan Carlos Valdéz y cerraremos con la documentalista Gabriela Olmedo. Apúntense en contacto@fepa.org.mx y mencionando esta columna tendrán un buen descuento, hay becas disponibles también. 

Columna publicada en La Silla Rota (Octubre, 16, 2020)

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November 8, 2020

Tamara Merino, una mirada bajo tierra

Por Ulises Castellanos

Tamara Merino, se convirtió en la fotógrafa de su familia desde los 9 años de edad, heredó el espíritu “trotamundos” de su abuelo materno y hoy a sus casi 30 años de edad es una de las jóvenes fotógrafas más relevantes de América Latina, con fuerte exposición en el circuito europea y los Estados Unidos. Hija de una mujer colombiana y padre Chileno, ella combina una mirada latina que le ha dado originalidad y belleza a su trabajo.

Sus imágenes se han publicado en National Geographic y The Washington Post entre otras importantes publicaciones internacionales. Su fotografía seduce y su mirada nos atrapa. Tamara es una fotógrafa documental con un estilo especial, único, su trabajo de gente viviendo en cuevas, es extraordinario y la llevo a registrar esa peculiar manera de vivir en Australia y España, donde hizo imágenes muy poderosas. Claramente ella conecta fácilmente con sus personajes desde una perspectiva íntima. Tamara se enfoca sobre todo en temas socioculturales, historias de identidad y pone lo “humano” como el centro de su narrativa. 

En 2015 fue seleccionada en el World Press Photo Masterclass y también fue finalista en la agencia Magnum en 2016. Sin embargo, a pesar de su increíble mirada, ella es poco conocida en nuestro país y en general en el resto de Latinoamérica, hoy radica en Chile y desde ahí planea sus viajes, talleres y futuras exposiciones. Seleccionada en el Portafolio del New York Times. Tamara ha cosechado una infinidad de premios y distinciones como el premio Inge Morath de la Fundación Magnum o el Programa de Talento Global de World Press Photo. Según su propia página web ella ha recibido el premio Chris Hondros Fund Award y el premio Young Leader Award de El Mercurio allá en Chile. 

Merino es miembro de la International Women’s Media Foundation y ha expuesto sus fotografías en Photoville en Nueva York, en el Bronx Documentary Center también en Manhattan; en el Lumix Photo Festival de Alemania, en el Athens Photo Festival en Grecia; en sudamérica en el Foto Prensa de Chile y en el Salón del Sur de Argentina, entre otros sitios. Esta semana hablé brevemente con ella, pero la encontré en medio de una semana complicada y quedamos de charlar más ampliamente en próximos días. Sin embargo, no puedo esperar a contarles sobre ella y su talento. Prometo traerles por acá más adelante, lo que ella conceptualiza como parte de su tarea documental, sus referencias fotográficas y la ruta de su trabajo para entender lo que la motiva a fotografiar con esa belleza estética, en un contexto siempre áspero. 

Ella estuvo en México hace algunos años, y vino a fotografiar la frontera de nuestro país con los Estados Unidos para National Geographic, reafirmando su estilo y profundizando en cada toma. Tiene una técnica y manejo de la luz natural en forma excepcional. Tamara realizó un trabajo espectacular que desarrolló en la India, en el sector de Aghor donde cuenta con una serie espectacular de ese ritual indio donde se quema a los muertos que arden en madera durante horas hasta convertirse en ceniza antes de arrojarlos a un río sagrado. Asómense por aquí a su sitio web en tamaramerino.com y verán de que les hablo. 

Esta incansable fotógrafa también ofrece talleres de fotografía documental en distintos países, incluso para parte del staff de National Geographic en diversas ocasiones. Esperemos que pronto pueda volver a visitarnos en México y contar con su trabajo, mirada y experiencia en nuestro territorio. Le seguiremos la pista. Su Instagram es : @tamaramerino_photography donde cuenta con más de 40,000 seguidores. 

Imagen Líquida : Por cierto, en otros asuntos, les cuento que el próximo viernes 16 de octubre arrancamos el Diplomado de Fotografía Documental que diseñamos en la Fundación Elena Poniatowska. Serán 8 sesiones y contaremos con 8 invitados de lujo, Pepe Jiménez fotoperiodista de muchos años; Federico Gama, documentalista y actual editor de foto en el Heraldo de México; el querido y talentoso Francisco Mata; el fotógrafo Duilio Rodríguez; el doctor Óscar Colorado, autor del Blog oscarenfotos.com y el legendario Pedro Valtierra director de la Agencia y revista Cuartoscuro; nos acompañarán también el director de la Fototeca Nacional, Juan Carlos Valdéz y cerraremos con la documentalista Gabriela Olmedo para finalizar el diplomado en Diciembre de este 2020. Escribanos a contacto@fepa.org.mx y mencionando esta columna tendrán un buen descuento. Todo será por Zoom los viernes de 5 a 8pm y recibirán su respectivo Diploma de la Fundación Poniatowska. No se queden fuera de la conversación, hay becas disponibles también.

Columna publicada en La Silla Rota (Octubre, 09, 2020)

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August 1, 2020

RECLUSOS

Por Ulises Castellanos

Mientras nos preparamos para un “sano retorno” en México, y derivado de lo que hemos vivido en los últimos 130 días, desde la llegada del Coronavirus a nuestro país; un pequeño grupo interdisciplinario nos dimos a la tarea de registrar el confinamiento de nuestros amigos y colegas, en 15 ciudades de 10 países a lo largo de América Latina y Europa para conocer de viva voz sus emociones desde el encierro. 

Así nace nuestro documental “RECLUSOS: HISTORIA EMOCIONAL DE UN CONFINAMIENTO” Un proyecto audiovisual apoyado y financiado por la Fundación Elena Poniatowska, en donde me desempeño como su director académico desde hace dos años. En la presente pandemia, un fenómeno social e inédito se extendió por el planeta, la necesidad del aislamiento, la cuarentena global. 

¿Pero cuáles fueron sus efectos emocionales en todos nosotros? ¿Cómo lo vivieron ustedes? ¿Cuáles son las consecuencias psicológicas de habernos guardado durante meses? ¿Cuáles serán los efectos psicológicos del confinamiento? ¿Qué sucederá con nuestra estructura psíquica una vez que termine esta anormalidad?, ¿Lo que estamos viviendo nos enfermará emocionalmente hablando?. 

Estas son algunas de las interrogantes que nos hicimos y que quizá con el tiempo, podamos responder. Más allá de salvar vidas y adicionalmente al desastre económico que se viene, existe ya un daño emocional irreversible. Y como lo he planteado en este mismo espacio, en entregas anteriores, los periodistas y productores audiovisuales estamos obligados a diversificarnos y encontrar nuevas herramientas para documentar y dar testimonio de lo vivido. Imagen líquida pues. 

Así, a lo largo del mes de mayo y junio de este año, un grupo diverso, nos enfocamos en documentar el encierro. Es por ello que de la mano de Gustavo Mota, psicólogo y periodista mexicano, se diseñó un breve guión y marco referencial a partir de su conocimiento de la mente humana para detectar las emociones más sentidas y marcadas durante la presente cuarentena. Con orgullo les presentó aquí el avance en exclusiva de nuestro trabajo, para compartir lo recogido en los últimos meses. 

La edición y su realización trae el toque de un colega colombiano radicado en Madrid que le puso ritmo y textura a lo registrado vía zoom. Su nombre es Moisés Cabrera y es un colega que lleva años trabajando en la televisión española dándole forma a reportajes y entrevistas que se difunden en aquella nación. Al final, cerramos le trabajo el 20 de Junio después de levantar 23 testimonios que libremente nos contaron de su vida en confinamientos. Desde Argentina, pasando por Perú y Colombia hasta llegar a México. Mientras que otros amigos periodistas, editores, escritores y cineastas nos hablaron desde el viejo continente, ya fuera encerrados en Milán, Madrid o Reino Unido en medio de la pesadilla. Así pues, desde sus casas y solos frente a sus pantallas, este grupo de personas nos confiesan sus peores miedos, alegrías, tristezas y sorpresa por lo vivido durante el encierro. 

El proyecto final, será un documental presentado en cinco cápsulas fragmentadas de cinco minutos, emoción por emoción. Pero mientras tanto, aquí les adelanto un avance de lo que verán y que por ahora ya colocamos en las redes sociales de la Fundación Poniatowska, estamos convencidos en que es vital apoyar siempre el diálogo, el debate y la creación inteligente que sin duda este documental propone. 

Es por ello, que como productor ejecutivo de este proyecto, hoy les presentamos un avance de este trabajo en el siguiente link https://vimeo.com/436520036 Y si me lo permiten, agrego aquí mismo el texto que nos preparó el psicólogo y periodista Gustavo Mota Leyva que sin duda explica mejor que yo, el laberinto emocional de nuestros protagonistas: Algo murió. Todo cambió. 

Nada es lo de antes y lo de ahora es turbulencia, que lleva el sello de lo descomunal. No entender es el principio para sortear el caos que envuelve una forma en formación. Gritar, temblar, vomitar, huir, llorar, reír o golpear son actos que expresan una emoción. El miedo nos hace temblar; la ira nos hace gritar e incluso golpear; la alegría nos hace reír; el asco, vomitar; la sorpresa, quizá, huir y la tristeza, llorar. Detrás de cada sentimiento late una necesidad, y detrás de cada enfado siempre hay un dolor. Las emociones no son enfermedades, son la respuesta frente a un estímulo. Si se prolongan o profundizan entonces sí, estaríamos frente a psicopatologías. Hoy, debido a la pandemia del Coronavirus, vivimos un espacio existencial único que nos obliga a una re-actualización; nos enfrentamos más que nunca a ese conflicto constante entre el yo ideal y el yo real. 

Parte de la estructura psicótica de la personalidad tiene cabida en el desajuste entre suceso, pensamiento, emoción y conducta, por ello las perturbaciones emocionales provienen siempre de creencias irracionales. El método catártico como poder terapéutico de la palabra ha permitido asociar, liberar y nombrar lo que vamos sintiendo, pensando y haciendo, en medio de éste suceso inusual, inédito y total. De ahí nace y se entiende “Reclusos: historia emocional de un confinamiento”. 

“Reclusos” es un proyecto documental que relata audiovisualmente las seis emociones básicas del ser humano: alegría, tristeza, sorpresa, miedo, ira y asco. Todas éstas personas corresponden a un nivel socio-económico, cultural y laboral semejante entre sí, equivalentes a la clase media en occidente, con edades que van de los 30 a los 58 años de edad. Recordemos que sentimos lo que pensamos y en situaciones particulares se pueden experimentar pensamientos intrusivos, que conllevan a una distorsión cognitiva que nos hace percibir dichos estímulos de una manera exagerada, porque se presenta una alteración en la energía psíquica debido a una experiencia traumática, que nos puede llevar a generar una conducta disruptiva. Como se podrá comprobar en el corto documental, el Coronavirus ha servido como una suerte de catalizador de procesos neuróticos. 

Encerrados, todo se aumenta y potencia, generando una vida anímica donde se presentan desordenes emocionales como ansiedad, depresión, trastornos del sueño y/o alimenticios, violencia, euforia, o disforia; alteraciones donde la conducta, memoria, percepción, pensamiento, lenguaje, atención, sentimiento y cognición se ven involucrados en el universo psicológico de una persona que compromete, sobre todo, a su sistema límbico, regulador de las emociones. 

La emoción es una respuesta bioquímica, el sentimiento es la interpretación que damos a esos estímulos a través de nuestro aparato senso-perceptual. Interrogantes a las que ha dado lugar este encierro y que se desvelan en este documento audiovisual son: ¿Por qué obedecemos? ¿Cuáles son los riesgos de una adaptación ? ¿Qué se aprende?, ¿Qué cambia?, ¿Qué aumenta?, ¿Qué se descubre?, ¿Qué se reafirma?, ¿Cuánto de algo es capaz de soportar el ser humano? 

La posible experiencia traumática del confinamiento ha estado presente a través de elementos como: Riesgo de contagio/muerte; desilusión de perfección; exposición de la fragilidad humana; interrogación de nuestra existencia; y pulsión de muerte implicada. En algunos casos podremos ser testigos de testimonios que tienen que ver con una visión narcisista, como aquel que cree que no se va a contagiar, o al contrario, aquél que está seguro que se va a infectar y que proyecta su visión paranoica de la existencia. 

El objetivo de este documental es dejar testimonio de lo que hoy en día está viviendo la gente a nivel global, sin pretender juzgar, tan sólo como una muestra de lo acontecido, con la esperanza de que nos ayude a regresar con algún aprendizaje, sabiendo que volvemos a la nueva normalidad distintos, pero no necesariamente, mejores. Hasta aquí, las palabras de Gustavo Mota, espero que este breve trabajo contribuya a entender mejor lo que no ha pasado, y los invitamos a estar pendientes del estreno de la serie más adelante. 

Ahora mismo, por falta de recursos, derivado de la propia crisis sanitaria, le hemos puesto pausa a su desarrollo final y salvo que alguien por aquí quisiera ser nuestro nuevo aliado económico, con gusto estamos abiertos a la posibilidad de aceptar patrocinadores que nos ayuden a terminar con la edición final de este trabajo. 

Aquí la ficha técnica de nuestra producción. Gustavo Mota Leyva. Director. Moisés Cabrera. Realizador. Ulises Castellanos. Productor Ejecutivo. Ciudad de México. Junio 2020. “Reclusos” es un proyecto documental en desarrollo, financiado con el apoyo de la Fundación Elena Poniatowska. Gracias por su confianza.

Columna publicada en La Silla Rota (Julio, 10, 2020)  

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November 27, 2016

Nota Roja

Por Ulises Castellanos

Hace días tuve la oportunidad de ver en el IFAL, un documental sobre los colegas que trabajan la Nota Roja; se trata de un interesante trabajo de la francesa Alice Colomer-Kang. 

Hemingway decía que "lo único que nos separa de la muerte es el tiempo” y tenía toda la razón. Por ello, este trabajo tiene su mérito en el hecho de que nos acerca a la muerte sin ser tocados por ella. Narrar es el arte de contar historias. 

Los elementos claves de este documental radican en la relación que se establece entre los personajes y su mirada. Toda trama implica una transformación y aquí el detonante es la muerte. La pieza arranca en un cementerio. 

El documental dura casi 25 minutos y combina observación con testimonio directo de distintos fotógrafos; participan ahí personajes como Fernando Ramírez, de El Universal, mejor conocido en los bajos mundos como “el torito”; Luis Becerra del diario La Prensa; y los colegas Luis Vargas Reyes y María Eugenia Martínez de Pásala, ésta última, una de las poquísimas mujeres que andan a la caza del terror. 

Mención aparte merece la participación de David Fuentes, reportero incansable que cuenta con una experiencia de más de 15 años, cubriendo asuntos de seguridad y crimen organizado, como casi nadie en este país. Desde Ciudad Juárez y hasta Tepito, nadie conoce mejor las redes de la muerte como este admirado colega. Sus testimonios estremecen. 

Toda narrativa audiovisual es un acto donde la imagen experimenta un cambio de estado, se pasa de una determinada potencialidad a un estado de ser. 

El género documental tiene la facultad de disponer de contenidos visuales y sonoros que relatan historias. Es decir, al final se transmite con ello un discurso que trastoca. Este corto tiene una mirada experimental creativa. Toma distancia, pero retrata bien el ambiente sórdido entre luces rojas, cintas amarillas y familiares destruidos en torno a un cuerpo sin vida. 

Es tridimensional, porque incluye experiencia, reflexión y trabajo de campo. 

El documental costó $ 2,000 euros y se rodó en dos semanas, pero toda la producción les llevó poco más de cuatro meses. Lo malo, es que por supuesto no alcanzan esos minutos para profundizar en el tema y lamentablemente faltan muchos colegas que a diario se desvelan en esa fuente del horror.

Además, al final resulta ser un documental focalizado sólo en lo que sucede aquí en la Ciudad de México, que como sabemos no es ni por mucho, la peor ciudad en términos de seguridad y crimen. Los colegas de Veracruz, Tamaulipas, Juárez, Tijuana, Guerrero o Michoacán por mencionar algunos, podrían dar cuenta de ello. 

Sabemos que fuera de nuestra zona metropolitana, es donde más se visibiliza este infierno alimentado por la falta de oportunidades, la impunidad y la ambición desmedida de muchos. También faltan algunas referencias básicas como lo hecho por el maestro Metinides y otros muchos que han dejado la piel en este difícil y siempre incomprendido género periodístico. Pero eso sí, quiero destacar la propuesta visual de Alice, quien se arriesga a combinar foto fija con imagen en movimiento y eso genera una sensación tan extraña y surrealista como las imágenes que se dan en el contexto de la muerte. 

Y finalmente, si consideramos a la Nota Roja como un indicador social sobre la salud colectiva de una comunidad, claramente nuestro país no supera la prueba del ácido. 

México es un país violento, cruel en muchos sentidos, con una sociedad enferma y muchas veces sin piedad por el otro. Reflejo de ello, es este documental que da fe del trabajo de mis admirados colegas de la noche.  

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 19 de Noviembre de 2016

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April 10, 2016

Transmedia

El lado B de la imagen documental  

Por Ulises Castellanos 

En estos días salió al aire una investigación periodística muy original. Se trata de una iniciativa del colectivo Cuadernos Doble Raya, quienes con el apoyo de Oxfam lograron retratar y documentar en imagen fija, video y datos, la dramática pobreza en México: “Los 12 Mexicanos más pobres, el lado B de la lista de los Millonarios” 

El grupo multidisciplinario lo integran reporteros, fotógrafos, editores, diseñadores, y expertos en redes; Salvador Frausto, su 
coordinador general, los reporteros Óscar Balderas, Karla Casillas, Témoris Grecko, Sandra Romandia y María Luisa López; acompañados en la imagen por Joselo Rueda, Héctor Osnaya y Prometeo Lucero quien es el autor precisamente de la foto que aquí se publica. El trabajo lo editaron Mael Vallejo y Andrés Tapia. 

Aunque el trabajo general ya está disponible en web, usted puede verlo en http://cuadernosdobleraya.com estos inquietos periodistas editaron además un libro, que justo se presenta la próxima semana. Permítanme detenerme en un par de reflexiones que me parece, son el futuro de buena parte de nuestra profesión. ¿Cómo se financia una iniciativa cómo ésta, en medio de la crisis global que enfrentan medios tradicionales? ¿Quién le paga a más de 30 periodistas para viajar, investigar y producir lo ahí documentado, durante meses? Pues quién más, una ONG Internacional. Y así fue. 

Y ¿Quién dispone de espacios para su difusión y circulación? Pues obviamente sólo las plataformas sobre Internet, independientemente de su formato en libro. Entonces el futuro del periodismo de investigación está en las plataformas Transmedia, que es precisamente lo que ellos usaron para desarrollar este trabajo. De ahí la importancia de asimilar que hoy en día los periodistas en general debemos contar las historias con mayor profundidad y entender las ventajas de las nuevas plataformas; redes, video, datos, infografías y síntesis, en un océano de información que parece abrumador. 

Sólo a través del análisis, los datos duros y el testimonio de los protagonistas, se pueden explorar las posibilidades de la información y su vinculación con redes sociales para generar comunicación Transmedia directa para el ciudadano, sin pasar por medios tradicionales. 

 Hoy en día la imagen es movimiento, es audio y son datos, el contenido se puede compartir sin fronteras y en tiempo real para difundir con éxito casi cualquier investigación. 

El periodismo ha cambiado para siempre, el video ha tomado fuerza y todos debemos dominar su lenguaje. 

Por ello felicito en general a este equipo de periodistas y en especial a Prometeo Lucero, quien asume así, sus retos para documentar la pobreza bajo el “principio de preservar siempre la dignidad de las personas sin forzar clichés ni aspectos denigrantes” definiéndose el mismo como un creador visual, más allá de su trabajo con imagen fija. Por eso, éste es el futuro para todos, siempre que prevalezca la ética y el talento por encima de todo. 

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 9 de Abril de 2016   

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October 25, 2015

La Sal de la Tierra

Sebastián Salgado en París

La Sal de la Tierra

Esta semana tuve la fortuna de asistir al lanzamiento en México de una película documental emocionante, inteligente y conmovedora, que gira en torno a la vida y obra de uno de los fotógrafos más talentosos e importantes de nuestro tiempo, el brasileño Sebastián Salgado. 

Durante la función de gala en el Auditorio Nacional, el trabajo dirigido por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado resultó ser una explosión de imágenes, voces, miradas y momentos memorables en la vida personal de Sebastián y su ojo privilegiado. Salgado ha sido y seguirá siendo una inspiración para generaciones de fotógrafos documentales contemporáneos; colaborador de El País Semanal, Le Monde y el New York Times, éste increíble fotógrafo recién cruza los 70 años de edad y de éstos, poco más de la mitad de su vida, -comenzó a los 33- la ha dedicado a recorrer el Mundo para fotografiarlo todo o casi todo, fundamentalmente el rostro del dolor humano, la migración, los trabajadores, la infancia y recientemente la fuerza de la naturaleza en todo el planeta. 

Literalmente de polo a polo. 

A Salgado lo conocí hace más de 20 años en París y tuve la oportunidad de verlo de nuevo a finales de los noventa cuando vino a hacer fotos a México, para la producción de su libro Éxodo. Años más tarde nos encontramos de nuevo en Madrid, ahí en el Círculo de Bellas Artes, sobre la Gran Vía en una edición más de PhotoEspaña donde él participaba por supuesto. 

Sin duda, un privilegio escucharlo, conversar y verlo trabajar. Salgado es un profesional que comienza con la luz del amanecer y no descansa hasta que se pone el Sol, solo suspende sus tomas durante el cenit porque no le gusta la luz de medio día. 

Es un apasionado de la imagen y un ejemplo de profundidad visual y talento intelectual irrepetibles. Sebastián Salgado es un personaje enorme de la fotografía mundial y como todos los grandes, un ejemplo de sencillez y sensibilidad en cada encuentro. 

El y su esposa Lélia son un binomio espectacular. La Sal de la Tierra, distribuida por Cinépolis y :ND Mantarraya, se estrena pronto en México, concretamente el próximo jueves 30 de abril con 22 copias en cinco ciudades. El documental de 109 minutos, dirigido por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, ha ganado espacio en la crítica internacional, tan solo el año pasado obtuvo el Premio César de la Academia francesa y el Premio Especial del Jurado de la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes 2014. 

La narrativa visual y la colección de imágenes realizadas por Wenders y Juliano Ribeiro son soberbias. 

Con la presencia en México del propio hijo de Salgado se inauguró también en esta semana, la exposición fotográfica realtiva al documental con imágenes del propio Sebastián en el Auditorio Nacional y estará abierta al público con acceso libre hasta el 14 de junio de este año. 

Creánme, no se lo pueden perder.   

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 19 de Abril de 2015                  

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