Los Fotógrafos del Horror
Charla con fotógrafos de nota roja en el marco de los 90 años de La Prensa
Por Ulises Castellanos
Nada sintetiza mejor el horror de la muerte, que una buena toma, oportuna, fuerte, clara y contundente. Nadie lo hace mejor que los profesionales sobre el terreno, y esto a pesar de las redes sociales y los millones de celulares que circulan entre la población en general.
Hoy los fotógrafos profesionales salen a diario con una mochila cargada de cámaras, lentes y harta adrenalina.
Son fotógrafos de nota roja a los que les han roto los dientes, les han zumbado las balas o los han atropellado. Nada los detiene. Son los herederos de la mirada de Enrique Metinides, fotógrafo de esta misma casa editorial que transformó la fotografía de Nota Roja con todo su drama, en una auténtica obra de arte visual que ya cruza nuestras fronteras.
Y así, mientras usted lee esto, alguien está por morir en las próximas horas. Él no lo sabe, pero ellos sí. Son los fotógrafos de La Prensa. Luis Barrera, es fotógrafo de este diario desde hace 30 años. Su primer orden fue asistir a los preparativos de la canonización de Juan Diego.
Hoy son seis los fotógrafos de La Prensa especializados en Nota Roja. Sus nombres son: Rogelio Tinoco, Sergio Vázquez, Jaime Llera, David Deolarte, Luis Manuel Acevedo y Luis Barrera, y aquí conversamos con un par de ellos, el más veterano y uno de reciente ingreso.
A Luis Barrera le pregunto: ¿Cómo has visto la evolución de la violencia en la Ciudad de México? ¿Qué ha cambiado de finales de los 80s a nuestros días, según tu experiencia? - “A mi todavía me tocó trabajar con el señor Enrique Metinides, le aprendí mucho, cubríamos desde la Cruz Roja, en la famosa ambulancia - (los fotógrafos que ocupaban esa ambulancia eran conocidos como los 11s)”. Barrera afirma que básicamente en aquel entonces cubrían muertos por choques de auto o asesinatos pasionales.
Él mismo añade que desde el año 2000 hacía acá, los muertos los pone la delincuencia organizada, son los ejecutados, los secuestros o las balaceras, o las disputas por el tráfico de drogas lo que más azota a la ciudad y zona metropolitana. ¿Cuáles son las características para ser un buen fotógrafo de Nota Roja?, pregunto. Barrera responde sin titubear: “Pues para empezar hay que tener valor y que te guste mucho este trabajo. Sin embargo, los principales retos en nuestro desempeño son enfrentar la reacción de la gente frente a sus muertos, además de la renovada agresividad que ahora detentan los policías que no quieren que tomes nada de nada”.
En el contexto contemporáneo, el desarrollar este trabajo bajo el acoso de las redes sociales, tiene ventajas y desventajas según el propio Barrera, por un lado te enteras pronto de los que sucede afuera, asesinatos o accidentes, pero al mismo tiempo, las fotos más frescas las tienen los testigos, víctimas o incluso rescatistas. Lo que afecta la oportunidad del trabajo para los profesionales.
Sin embargo, se le puede dar la vuelta a esos retos, y para muestra, aquí la foto de Barrera, “El último beso”, imagen que fue portada hace un año en el diario y que se tomó en el corazón de Tepito, cuando un “halcón” ejecutado es besado por última vez por su novia aún ensangrentado. La imagen se tomó a ras de suelo y fue posible gracias al ojo de un profesional y años de experiencia, Barrera considera que ésta es su mejor foto en 30 años.
Ahora bien, Luis Barrera dice que nada le ha provocado más tensión que quedar en medio de enfrentamientos y operativos policiacos alrededor de Tepito, porque siempre que hay granaderos o manifestantes, alguien saldrá herido. “Las balas me han zumbado los oídos en varias ocasiones”. “Me han llovido piedras, he caído de la moto, me han atropellado, también me han dado tubazos, tengo varios huesos rotos, me han descalabrado, me han tirado los dientes y hasta me he fracturado los dedos de los pies”. - Dice Barrera. “Lo más terrible que he visto, fue un accidente en carretera con saldo de 28 muertos, entre mujeres y niños, al caer un autobús en una barranca, allá por Oaxtepec.” Barrera ha sentido miedo pero jamás se ha derrumbado. Su mayor temor es llegar a una asignación, ver un muerto y que sea un familiar.
Antes hacían guardias en el plaza de la Revolución, intervenían las frecuencias de la policía, cosa que hoy ya es muy difícil; pero ahora básicamente se organizan con otros colegas reporteros o incluso socorristas a través del whatsapp y así andan pendientes de la nota. Asegura que jamás ha faltado un sólo día a la chamba en tres décadas. Se casó a los 32, hoy ronda los 51 y tiene una hija de 15. Asegura que es feliz en este trabajo y que la Nota Roja nunca desaparecerá.
David Deolarte, tiene un año en La Prensa pero seis en la OEM y casi 18 años como profesional. A David lo conozco desde que trabajó conmigo para la agencia Procesofoto a donde nos enviaba ya sus primeras postales del terror. Colaboró más tarde también con nosotros en el diario El Centro y ha trabajado también en otros medios.
Es un fotógrafo de Nota Roja, puro y duro. David lo dice: “Todos los días salimos a buscar una foto cargados de adrenalina”. Deolarte empezó en el año 2000 cuando cerró un estudio de foto donde empezaba a trabajar, del estudio pasó a la ambulancia de los onces, la primer foto que vendió se la dio a la agencia EFE y fue derivado de un accidente de helicóptero que terminó en la portada de distintos medios.
Coincide en que la violencia en la CDMX se ha recrudecido del 2000 para acá. “Antes teníamos más posibilidades de acercarnos a los muertos, la policía era más flexible, hasta los familiares te daban permiso de destapar a sus muertos y tomar un par de imágenes” Eso se acabó. “Hoy llegas hasta el cordón y los familiares andan muy agresivos, incluso te amenazan”, es el ambiente del crimen organizado que lo trastoca todo.
“Al principio de mi carrera, era muy escaso fotografiar ejecutados o embolsados, hoy es lo de todos los días. Antes un ejecutado había sido asesinado de un balazo, hoy te los encuentras calcinados y con 20 tiros en el cuerpo”. David Deolarte afirma: “Una de las zonas más “calientes” de la zona metropolitana es Ecatepec y en la Ciudad de México sin lugar a dudas, el territorio más peligroso es Tepito.
Asegura Deolarte que a pesar de contar con motos, cada vez es más difícil llegar “a tiempo” a la escena de un crimen, porque cuando llega la policía ya lo recogió todo” Antes de la llegada del alcoholímetro, el mayor número de muertos lo ponían los accidentes en auto, hoy los ponen las bandas del crimen organizado, por venganza, traición o rivalidades entre ellas. Deolarte dice estar contento, asegura que duerme perfecto, también es casado y tiene dos hijos universitarios.
Ellos representan a diario la mirada del terror, estos fotógrafos son una muestra del talento visual que cobija sus páginas, son la prueba irrefutable de la entrega y adrenalina que hay detrás de cada imagen que a diario se publican en La Prensa.