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Ulises Castellanos

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July 2, 2018

La portada del Sol

Por Ulises Castellanos

Ayer vivimos una jornada intensa, histórica y fabulosa. Regsitrar esos momentos es un privilegio. Hacerlo como lo hizo ayer Pedro Pardo de la AFP es además una fantasía.

Pardo hizo la mejor foto de aquel instante en el Zócalo después de horas de cobertura. Se llevo al menos dos portadas, pero en donde más luce su trabajo es en la de El Sol de México. 

Para lograr esto se suman tres fuerzas básicas de una redacción, la foto como materia prima, el diseño que le da fuerza ala propuesta y la decisión editorial de hacer cosas insólitas. 

Y aquí se conjuntaron las tres. Vivimos un momento de intensidad visual abrumadora, eso ya nadie lo duda. Nos enfrentamos diariamente con imágenes de calidad en muchas plataformas, adicionalmente los medios de comunicación —en su mayoría— ofrecen un mar de opciones visuales para todos los gustos. Sin embargo, ¿Estamos preparados para decodificar el lenguaje visual de manera profesional? 

La imagen de hoy que colocan en portada jerarquiza de manera excepcional lo que vivimos ayer, la llegada al Poder de un hombre especial que arrasa como nunca entre un electorado harto. Es inusual que un Virtual Presidente Electo salga a la calle para ser vitoreado por todos. Anoche en medio del caos final, hacer la foto que hizo Pedro Pardo no era fácil, implica concentración, tenacidad, ojo y mucho esfuerzo mental y físico. Ser profesional es eso, ser profesional. 

El fotoperiodismo se ha fortalecido en los últimos años frente a la competencia ciudadana que sólo tiene de su lado un celular y la oportunidad de tomar algo insólito pero sin entender el qué o el cómo. 

Hoy en día, la narrativa visual compite contra sí misma y frente a la escasez de espacios y tiempo para la contemplación. Por eso esta foto es una delicia, porque recupera la contemplación. Ayer fui parte de esa noche caótica y lo registre todo, pero Pedro nos rebasó a casi todos. 

Gran noche. Histórica jornada del primero de Julio de 2018.

Feliz de reencontrarme con muchos colegas y esperanzado en el futuro de nuestro país. 

Felicidades a todos, y en especial a los colegas de la redacción de El Sol de México. Su trabajo conjunto se plasma en esto.

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el histórico pardo pedro portadas redacción sol

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June 25, 2018

La niña del Time

Por Ulises Castellanos

Una imagen recorre el mundo, es la portada del Time titulada Welcome to America. Se trata de una composición visual, sobre fondo rojo, en donde se contraponen por un lado la silueta de una niña centroamericana llorando con la mirada hacia arriba y del lado derecho, frente a ella y de perfil el Presidente Trump quien parece observarla con absoluta indiferencia.

Los últimos días han sido la peor pesadilla en términos de imagen para la administración de la Casa Blanca, sus indices de aprobación se fueron al piso, tanto en el interior de su país, como en Europa y no se diga ya, en el resto de América Latina.

Resulta que la foto en cuestión, es del colega norteamericano John Moore de Getty Images, quien lleva años trabajando sobre el tema migratorio en su frontera con México. 

La foto la tomó hace unos días en Texas y consigna el momento en que una madre Hondureña, de nombre Sandra Sánchez es detenida por la Patrulla Fronteriza. Desde 2010, el ha cubierto temas de migración. 

En 2013, con la reforma migratoria Moore decidió pasar la mayor parte del año registrando temas de seguridad fronteriza e inmigración en Arizona, Texas y Nueva York, donde actualmente reside. La niña que llora tiene apenas dos años de edad, su nombre es Denise Varela; según la propia información que ofrece Moore; dicha familia recién acababa de cruzar el Río Bravo desde México y una vez detenidos serían transportados al Centro de procesamiento de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos. 

Esta detención se da en el contexto de la política migratoria de "tolerancia cero" de la presente administración de Donald Trump, tan criticada por todo el mundo, dicha política para inmigrantes indocumentados exigía hasta ese momento “la separación de padres e hijos mientras se resuelven sus casos de asilo político”, un proceso que según expertos puede llevar meses o años. 

Hoy sabemos sin embargo, que esta niña en particular no fue separada de su madre ese día, así lo confirma el señor Valera desde Tegucigalpa quien se identificó como el padre de la niña. Esto dijo el presunto padre de la menor : “Mi niña ha sido símbolo de esa situación de separación de los niños en la frontera de Estados Unidos. Ha tocado, tal vez, el corazón del presidente Trump”. 

Y efectivamente, independientemente de su situación particular, esa foto se convirtió en un ícono del abuso de autoridad que ejerce la Patrulla Fronteriza en Estados Unidos. Esa niña en especial, se convirtió por un instante, en todas las niñas migrantes del mundo. 

Esta política de "cero tolerancia” ha separado a más de 2,300 niños de sus padres en la frontera entre México y Estados Unidos entre el 5 de mayo y el 9 de junio según diversas fuentes. Cabe agregar que esta imagen ayudó a recaudar alrededor de 17 millones de dólares en donaciones para “una organización sin fines de lucro con sede en Texas que brinda servicios de defensa legal a inmigrantes y refugiados”. 

Hay imágenes que están destinadas a permanecer en la memoria para siempre, y esta foto de John Moore es una de ellas. Time hace un trabajo estupendo de síntesis editorial, que resulta difícilmente comparable con ninguna otra publicación de circulación global. 

Por su parte, John Moore ha ganado merecidos premios a lo largo de su carrera. Por ejemplo, cuatro veces el World Press Photo. Obtuvo también la Medalla Robert Capa por su trabajo en Pakistán. Fue parte del equipo de AP que ganó el Pulitzer en 2005 por su cobertura en Irak y, como miembro del equipo Getty, fue finalista del Pulitzer en 2012 por Breaking News en su cobertura de la Primavera Árabe. Moore empezó su carrera en los noventa en Associated Press, primero con base en Nicaragua, India, Sudáfrica, una larga temporada en México y luego Egipto. 

Ha trabajado en más de 75 países de todos los continentes. Es sin duda uno de los mejores fotoperiodistas del mundo. Su foto no es un golpe de suerte, es resultado de años de trabajo. Finalmente, una prueba más, de lo importante que resulta el trabajo visual de los profesionales en este campo. Felicidades a Moore y a los editores del Time por esta combinación profesional tan poderosa. 

Para quien quiera seguir a John Moore en redes y conocer más sobre su trabajo, aquí su Instagram @jbmoorephoto


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donald getty john moore time trump

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June 13, 2018

Rusia y futbol en PHotoESPAÑA

Por Ulises Castellanos

Madrid, España

En las últimas horas se abrieron dos magnas exposiciones, una que recoge la mirada de Magnum sobre el juego y la otra que nos presenta parte de un archivo monumental sobre la Rusia del siglo XX. La exposición de los fotógrafos de Magnum sobre el juego, curada por Martin Parr y Cristina de Middel, pretende mostrar la parte más lúdica de aquellos profesionales a través del concepto del juego.

Platicando con Cristina en la Fundación Telefónica durante el recorrido de la expo, en medio de imágenes a muro completo y videos vintage, Cristina me confiesa que la idea era mostrar la mirada de Magnum más allá de Robert Capa o Cartier-Bresson y fuera del contexto de guerra que ha hecho famosa a Magnum alrededor del mundo. Son 92 fotógrafos los que han contribuido a la mirada de Magnum desde su fundación en 1947.

No existe agencia más emblemática en el mundo de lo documental, que lo que representa Magnum, inspiración de decenas de proyectos similares en todo el mundo. Déjenme confiarles adicionalmente que la Fundación Telefónica ubicada en la Gran Vía, es un edificio hermoso de 5 plantas que me recordó al Museo Soumaya en México, la galería es hermosa y su montaje de primera. 

La expo rescata los distintos significados de la palabra Players y reúne imágenes en las que el juego domina de diferentes modos, -soccer, beisbol y rugby entre otros- ya sea en la acción que describe la imagen o en la propia actitud lúdica del fotógrafo. 

Esta exposición tiene una gran variedad de estilos de los fotógrafos de Magnum que, con su cámara y su trabajo, dan lugar a una multiplicidad de combinaciones sobre el concepto del juego, más allá de la seriedad de su trabajo en el campo de batalla. Hay que destacar que en medio de la imagen expandida que hoy abarca toda propuesta festivalera, esta muestra es un oasis para los que amamos la imagen documental. Por otro lado, este miércoles se abrió también en el Círculo de Bellas Artes tres exposiciones más entre las que destaco la mirada rusa titulada “El siglo soviético” del Archivo Lafuente (1917-1972). 

Imágenes de la construcción de una sociedad soviética desde su revolución hasta casi finales de la guerra fría. La sala Picasso de Bellas Artes, aquí en Madrid presenta una muestra que nos permite descubrir a los principales autores de las vanguardia soviética. Esta expo deriva de una colección formada por cerca de ochocientas fotografías fechadas entre 1917 y 1972 que constituyen un testimonio fundamental para entender la historia rusa del siglo pasado. 

La colección arranca desde la Revolución de 1917, la experimentación, “las políticas estalinistas de mejora económica del país a través de la industrialización”, el progreso y la calidad de vida o la Segunda Guerra Mundial. Son las miradas de Rodchenko, Yevgeny Khaldei, Georgi Zelma, El Lissitzky y Sergei Loskutov entre otros los que llenan la sala. 

En este contexto La Fábrica editó un libro que reúne 500 fotografías de esta muestra. Ambas exposiciones con sus respectivas diferencias se enmarcan en lo poco que se presenta en esta edición desde el punto de vista documental e histórico. 

Lo demás es imagen contemporánea que se presenta en múltiples formatos, de los que por supuesto también nos ocuparemos en las próximas entregas. 

Por lo pronto acá seguimos en un Madrid lluvioso que siempre sorprende, pero ya de regreso a México.

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capa cristina de fábrica fundación la magnum middel robert telefónica

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June 11, 2018

Imagen expandida

Directivos, patrocinadores y fotógrafos de la vigésima edición de PhotoEspaña en el Real Jardín Botánico de Madrid.

Por Ulises Castellanos

Esta semana ha quedado oficialmente abierta la más reciente edición del Festival de fotografía, PhotoESPAÑA 2018; ha sido una semana de inauguraciones, conferencias, laboratorios visuales, libros, premios y descubrimientos.

Claramente la fotografía está cambiando de paradigma, la imagen se expande y lo documental ya no es el tema que domina nuestra experiencia visual.

En esta edición nos ha tocado ver los extremos de una imagen líquida que se nos escurre entre las manos, si bien pudimos ver en la Fundación Telefónica, la muestra de los fotógrafos de Magnum, también fuimos testigos de trabajos fotográficos en espacios híbridos cerca de la exclusiva zona de Serrano. 

Resulta que una tienda de moda ubicada en la calle de Lagasca, presentó una expo de Maria Svarbová, titula Swimming Pool, y un diseñador llamado Del Pozo se inspiró en dichas imágenes para presentar toda una colección de ropa, que por supuesto está a la venta en la misma tienda, transformada temporalmente en galería. 

La combinación es explosiva, la fotos en tonos pastel son una belleza estética y esa propuesta derivada en ropa y accesorios se vuelve una locura experimental. 

La fotografía contemporánea está rompiendo fronteras, y aquí en Madrid se nota, de las 90 exposiciones disponibles, habré visitado unas 25 en esta semana y puedo confirmar que lo fotográfico esta reinventándose de una manera exponencial. 

Tanto los estudiantes egresados del Máster, clavados en sus historias personales, como lo de Carmen Calvo que interviene fotografías viejitas de álbum familiar para pegarles cucarachas o peluches hasta lo que se presentó en Casa Árabe sobre Marruecos, nos habla de una imagen expandida que hoy por hoy rompe todo paradigma preconcebido. 

Por cierto en este marco del Festival, debo agregar que la muestra de Graciela Iturbide, quien fue premiada en PhotoESPAÑA, presenta una retrospectiva fantástica de su obra y se ve muy bien en los muros de Alcobendas. Cada expo montada aquí es puesta con sumo cuidado y la curaduría es de primera. 

A media semana, en el Real Jardín Botánico fue la apertura oficial con la presencia de cintos de participantes, fotógrafos y entre ellos la directora de PhE la incansable Claude Bussac y el Presidente de La Fábrica, Alberto Anaut. 

Así las cosas, para cerrar la semana de inauguraciones, los colegas del New York Times, nos presentaron una expo que rescata el valor de lo periodístico, e incluso, imprimieron su catálogo en un formato de periódico, mismo papel y tamaño que su diario para contemplar la serie de imágenes que incluye a dos premios Pulitzer en la misma muestra. 

Un trabajo que me gustó también, fue el del argentino Esteban Pastorino, quien hace un trabajo estético sobre los aviones de Iberia, muy recomendable, sus imágenes descubren una infinidad de detalles y formas que solo con un ojo educado se pueden resaltar.  

En fin, como se los adelanté desde la semana pasada, esto es una fiesta para la imagen y así seguirá hasta el 26 de agosto de este año, expos, premios, libros y encuentros. 

Texto publicado hoy en El Sol de México (Junio 10, 2018)

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alberto anaut bussac claude fotografía photoespaña

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June 3, 2018

PHotoEspaña: 20 Años a la Vanguardia

El Festival reúne para este año 90 exposiciones en donde participan más de 520 fotógrafos y artistas visuales que adicionalmente darán talleres, revisarán portafolios y promoverán sus fotolibros. (imagen de Cecil Beaton)

Por Ulises Castellanos

Ahí viene el verano y con él, el mejor Festival de fotografía en Iberoamérica: PHotoEspaña. El próximo 6 de junio se inaugura en Madrid esta fiesta para la mirada. A partir de la próxima semana y hasta el 26 de agosto tendremos un mosaico de imágenes que desbordarán nuestros sentidos.

PHotoEspaña nace en 1998 en un contexto en el que la fotografía no gozaba de un espacio propio en la agenda cultural de España, como tantas veces nos ha pasado en México, pero con la diferencia de que ellos si supieron consolidar la fuerza emergente de su talento local para crear el Festival más célebre en el mundo de habla hispana. 

Hoy, que cada mes se producen el mismo número de fotos que se realizaron en casi siglo y medio desde que se inventó la fotografía a lo largo de su periodo analógico; la posibilidad de seleccionar lo mejor en la era digital es una tarea titánica. 

PhotoEspaña reúne en distintas sedes, la diversidad de lo fotográfico, desde los clásicos, pasando por lo documental o lo periodístico, e incluso lo experimental en un contexto de reflexión y difusión absolutamente profesionales. 

Para esta nueva edición, viene una muestra que vincula la poesía con la imagen, un ejercicio que nos lleva a través de un recorrido cronológico que examina esta alianza desde principios del siglo XX hasta la actualidad, se trata de una exposición que incluye libros de poetas como Max Aub, Joan Brossa, Nicolás Guillén, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Pablo Neruda, o Nicanor Parra, entre otros, así como imágenes de Martín Chambi, Wesley Duke Lee, Bernard Plossu, Leopoldo Pomés o Gustavo Thorlichen para apreciar el diálogo entre ambas disciplinas. 

Y por supuesto en año mundialista no faltará la mirada sobre el futbol; la muestra Los fotógrafos de Magnum miran al juego reúne 150 imágenes de los fotógrafos de la agencia sobre el deporte más popular del planeta. Esta exposición contempla el trabajo de Abbas, (fallecido este año), Susan Meiselas, Alessandra Sanguinetti, y Alex Webb entre otros. 

El Festival reúne también a Samuel Fosso, la admirada Graciela Iturbide y Chema Madoz entre muchos más; incluye una retrospectiva sobre la vanguardia rusa con imágenes de Ródchenko; y se incluye también una selección del británico Cecil Beaton, reconocido fotógrafo clásico del siglo XX que se ocupó de retratar a la realeza y celebridades de su tiempo. 

Hace más de una década que asisto y colaboro de distintas maneras con este enorme Festival y siempre regreso renovado. 

En medio de tanto ruido visual, reflexionar y replantearnos la imagen, siempre nos enriquece, siempre nos pule la mirada. Fotografiar el silencio sería un buen reto para entender la imagen a partir de lo complejo e infinito de sus posibilidades. 

La muestra Territorios imaginarios es una visión del mundo desde la mirada de la fotografía brasileña actual, esta expo presenta el trabajo de los fotógrafos seleccionados en los visionados anteriores celebrados en Sao Paulo dentro de su programa de Trasatlántica que ya cumple una década. En PhotoEspaña se presentan narrativas que juegan con la realidad en un espacio repleto de preguntas, críticas y placer para la mirada. 

La muestra El Siglo Soviético, presenta más de 800 fotografías que retratan la historia de Rusia desde la primer mitad del siglo XX, su industria, su cultura, las ciudades, la guerra y retratos de líderes y los protagonistas que participaron en la construcción del bloque soviético. Una de las mejores expos de esta edición. Cada año, PHotoEspaña pone sobre la mesa un menú fotográfico que combina los clásicos con imagen contemporánea para todas las audiencias. 

Es un encuentro que busca la reflexión de la imagen a partir de propuestas innovadoras y temas consolidados entre la comunidad artística y visual internacional. PHotoEspaña presenta fotografía documental y experimental de la mano de sus mejores representantes, también es un encuentro incluyente porque comparte audiencia y espacio con las 29 galerías de Madrid que promueven la versión Off del Festival. 

Adicionalmente, el próximo viernes 8, se presenta en La Cárcel un centro cultural de Segovia una muestra de fotografía periodística titulada: “Verdades difíciles” que recoge imágenes de The New York Times realizadas por los fotoperiodistas de ese diario norteamericano. 

Por otro lado, Descubrimientos PHE, es un foro que reunirá a más de 20 expertos y fotógrafos en visionados y talleres para compartir su experiencia con alumnos y nuevos talentos a lo largo del evento, sin dejar de lado, su oferta académica con el resultado de los trabajos de colegas que cursaron el Máster en fotografía que promueve dicho Festival. 

En resumen se trata de una fiesta para la imagen que reúne a miles de personas en torno a la foto fija, de ahí su importancia. 

Así las cosas, con más de 1,400 exposiciones montadas, -según refieren los propios organizadores- en estos 20 años de existencia, el Festival ha logrado una sólida presencia internacional que hace posible en cada cita, la creación de una propuesta que mezcla exposiciones, conferencias, libros, debates y actividades para todos, incluida por supuesto su plataforma de difusión que apoya a fotógrafos emergentes de toda Iberoamérica. 

Y es, en este contexto, que la mirada mexicana también estará representada por la talentosa Graciela Iturbide, documentalista de la que ya hablaremos en las siguientes entregas. Por lo pronto estimado lector, mientras usted amablemente lee estas líneas, nosotros ya estamos cruzando el Atlántico para compartirle lo que veamos por allá en Madrid a partir de la próxima semana. 

Y para quien quiera más detalles o ver algunas de las fotografías referidas, puede asomarse a la web del Festival: www.phe.es o aquí lo mantendremos informado. 

@MxUlysses 

Texto publicado hoy en El Sol de México (Junio 03, 2018)

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May 6, 2018

Cristina de Middel

Cristina de Middel Comisaria en PHotoEspaña

Por Ulises Castellanos

El festival ha invitado para este verano a Cristina de Middel, nacida en 1975, miembro además de Magnum desde 2016 y reciente Premio Nacional de Fotografía, a sumarse a la celebración del XX Aniversario de PHotoEspaña, a través de una “carta blanca” en la que la fotógrafa ha propuesto cinco exposiciones como comisaria junto con Martin Parr. 

No olvidemos que PHotoEspaña siempre se ha caracterizado por la innovación y su capacidad de propuesta. 

Ahora bajo el título Players, Cristina invitó a distintos autores con los que comparte una visión lúdica y de exploración permanente. Cibeles se convertirá en el espacio en el que los fotógrafos holandeses y suizos se medirán en el ámbito de la creación contemporánea. 

“Empieza por el principio… Y sigue hasta llegar al final: allí te paras”, reunirá las propuestas de quienes han optado por la experimentación y que fusionan la fotografía con otros lenguajes. 

Cristina de Middel quien estudió fotoperiodismo en Barcelona, hizo un Máster en Fotografía en la Universidad de Oklahoma y otro en Bellas Artes en la Politécnica de Valencia explica así su visión : “Para salir de la veneración y la norma que han marcado el ritmo del pobre desarrollo de la fotografía desde su creación son necesarios la transgresión lúdica, el ingenio, el coqueteo con la libertad”. 

“En los últimos años, con las nuevas generaciones y las nuevas escuelas, parece haber brotado una nueva especie que transgrede la norma sin reivindicar nada, sólo por curiosidad, por mezclar en laboratorio en busca de nuevos materiales. Esta selección de autores y exposiciones pretende reunir un máximo de juegos con los que autores y autoras de todos los continentes han experimentado, mostrando por otro lado que no es una tendencia occidental sino un verdadero cambio de paradigma.” 

Cristina de Middel y Martin Parr son los comisarios de Players. 

Cristina radica actualmente en Londres y estará este verano en Madrid. 

PHotoEsopaña se celebrará ahora entre el 6 de junio y el 26 de agosto y tendrá 90 exposiciones con obras de más de 530 artistas y un programa de 21 actividades profesionales que se desarrollarán en 76 sedes. 

Para quien quiera más detalles o ande en Madrid para este verano aquí pueden seguir todo lo relacionado a este estupendo festival de fotografía, aquí su página web www.phe.es Y aquí sus redes sociales|Twitter: @photoespana | Facebook: PHotoESPAÑA | Instagram: @photoespana_ 

Nos vemos en Madrid para esta celebración.

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cristina de middel phortoespaña players

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April 5, 2018

Sarajevo, Juegos de Guerra

Bienvenidos a Sarajevo

Por Ulises Castellanos

Atrás había quedado el puerto Italiano de Ancona, último punto de la Europa comunitaria del primer mundo. Anochecía y el enorme ferry que me llevaba a Sarajevo cruzaba el mar Adriático, esa frontera líquida entre las paz y la guerra de finales de los noventa. 

Llegué al amanecer al puerto de Split en Croacia, un país nuevecito de apenas 4 millones de habitantes en aquel entonces. La vieja Yugoslavia se había partido en seis Repúblicas: Croacia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y lo que quedó de la Yugoslavia Serbia; sólo queda pendiente hoy, por reconocer internacionalmente la independencia de la provincia Serbia de Kosovo que sigue en disputa. 

La disolución de la antigua Yugoslavia arrancó en 1991 y concluyó más o menos en 2006, yo viajé al corazón de aquel infierno en el verano de 1998; ahora justo se van a cumplir 20 años de aquel viaje que hoy les cuento y en donde tomé una de las fotografías más representativas de mi trabajo. Entre Split y Sarajevo me separaban 17 horas de viaje en autobús, 28 retenes de la OTAN y revisiones en todo momento a una velocidad máxima permitida por los militares de 60 kmh. 

El trayecto era contrastante: un cielo azul intenso y la belleza del paisaje rodeaban decenas de pueblos destruidos. Nada quedó en pie. Pueblos enteros fueron arrasados por soldados serbios para acabar con los musulmanes; ahí sólo quedaron escombros, ruinas, cementerios, minas y un penetrante olor a muerte. 

Aquel autobús estaba lleno de civiles y militares bosnios. Reinaba el silencio. Por las ventanillas solo se veía destrucción y soledad. Así eran los Balcanes. Recuerdo que nuestro chofer solo ponía música árabe. En el rostro de todos se veía la muerte y el rencor. Pasadas las 9 de la noche llegamos a Sarajevo, la terminal desolada, una ciudad sin luz, sin gente. Nos recibe una ciudad devastada. Ahí nadie espera a los que llegan. 

Cuando ya no quedaba gente, ahí solo, de pronto un bosnio me ofrece un taxi, intenta hablarme en inglés, pero toma palabras prestadas del italiano y el alemán, al final nos entendemos en francés y acepto. El sujeto vuelve a bordo de un Mercedes negro balaceado pero que funciona. La ciudad sin hoteles, el chofer me lleva a casa de una familia me rentará la habitación a precio del Marriott. 

Todo en efectivo, me recogen pasaporte y ahí comienza mi estancia en Sarajevo. Aunque para entonces Bosnia ya no estaba en las noticias de primera, los combates habían cesado y su población estaba cansada y diezmada, se respiraba un aire denso. 

Nadie sabe con exactitud cuanta gente murió ahí, pero sus muertos se contaron por cientos de miles. En ese momento el mundo solo seguía un balón de futbol que rodaba en Francia. Era el último Mundial del siglo XX. Sarajevo era una ciudad devastada por la guerra, sus calles y fachadas estaban marcadas por ráfagas de metralla. Las calles estaban llenas de boquetes que dejaron las granadas que recibieron durante la batalla. Las ventanas solo tenían plásticos de la ONU. 

El vidrio en Bosnia era un lujo. 

Mientras recorría sus calles, me encontraba con decenas de militares de la OTAN o cascos azules de la ONU. Los únicos extranjeros, eran soldados o periodistas. Por las calles se apreciaba una mayoría femenina y niños por todos lados, los hombres eran escasos y los que paseaban por las plazas o trabajaban en el mercado, estaban lisiados o en muletas. Ese era el rostro de la posguerra en Bosnia. En ese contexto, los niños jugaban a las escondidas entre escombros y tumbas, se escondían detrás de lápidas y se apuntaban con armas inservibles o de plástico. Ahí tomé esta imagen. 

Los cementerios se visitaban a diario. Los adultos que deambulaban entre sus lápidas, regaban con agua su dolor. Sarajevo se rompió en mil pedazos. Aquella ciudad que visité hace 20 años era más bien un albergue de la Cruz Roja, un cuartel de la OTAN o una oficina de la ONU, su tejido social e institucional era inexistente. 

Todo era un inmenso cementerio. Se respiraba odio, rencor y un dolor inmenso. La ciudad gritaba su angustia. Era verano y el frío ya mordía, el invierno se adivinaba mucho peor. 

Así recuerdo aquel viaje lleno de historias, cuando salí de allá nunca volví a ser el mismo, tenía 30 años de edad, pero ahí perdí tres de muerte natural. Hoy que cumplo 50, celebro estas cinco décadas con una sencilla donación a la Fototeca Nacional donde depositaré este material y 90,000 mil negativos más que recorren mi mirada desde 1985 hasta el 2005 aproximadamente. 

El 12 de abril, paralelamente a la donación, presentó mi nueva expo “Memoria”, donde este tema y otros serán expuestos en los muros de la galería Nacho López de la Fototeca, en una muestra que contiene 50 imágenes sobre lo visto y vivido en esos años de fotografía analógica. Desde el terremoto del 85 hasta un viaje que hice a China en dónde hice la transición a la fotografía digital. 

Agradezco a la Fototeca Nacional su hospitalidad para ser depositaria de mi archivo en donación y para que en el futuro cualquier interesado se asome a lo fotografiado en aquellas décadas; la mayoría de esos miles de negativos los registré con NIkon F3, F90 y F4, y aprovecho para agradecer también a Nikon de México su generoso patrocinio por la impresión de las imágenes para dicha muestra. 

Siempre hice foto, para no olvidar.

Columna publicada originalmente en El Heraldo de México el 5 de abril de 2018

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March 28, 2018

De Tánger a Calais, la obra íntima de Eniac Martínez

Imagen de Eniac Martínez Ulloa

Por Ulises Castellanos

La semana pasada estuve en casa del estupendo fotógrafo Eniac Martínez en la Condesa; nos conocemos desde hace poco más de 20 años, y siempre he admirado su trabajo y estilo.

Eniac arrancó en La Jornada haciendo foto periodística y urbana con un buen sentido del humor.

“La vida es un viaje y sin duda es una manera de vivir el tiempo que nos toca”

Mañana 29 de marzo, Eniac cumplirá 59 primaveras y estará a un año de cruzar una nueva década. Lo vi reflexivo, siempre inteligente pero muy diferente a nuestras últimas charlas. Acaba de regresar de un viaje largo por África y Europa que lo dejó agotado. 

Tan sólo en 2017, quizá el año más duro de su vida, perdió a su madre en febrero y al padre en octubre. Y por si esto fuera poco, una ruptura amorosa se le cruzó entre ambas muertes, peor imposible. En ese contexto nos reunimos para platicar de su último libro, el más íntimo “Tánger a Calais 2017” una edición de tan sólo 100 ejemplares que no está a la venta y que fue realizada sólo con iPhone. 

Se trata de una pieza que contiene 33 imágenes de aquellas ciudades y que gira en torno al duelo interno. Todos pasamos por inumerables retos emocionales en la vida y cada quien los canaliza como puede o quiere. 

Eniac estaba de viaje y mientras atendía un asunto profesional entre Marruecos, España y Francia, colateralmente se desgarraba haciendo estas fotografías. 

El viaje duró menos de tres meses, pero las imágenes de su libro dialogan entre si, como si Eniac llevara décadas sumido en la pérdida. Son fotos de calle, dispersas, donde de vez en vez aparecen mujeres, sombras, pájaros y muros infinitos. 

Sin duda, este libro de Eniac es un libro absolutamente sincero, sin maquillaje, en él nos revela el enorme talento de su mirada, pero también el costo de sus pérdidas. 

La foto de portada estremece; allá en medio del viaje recibió esa llamada de pesadilla que todos tememos, suena el celular y del otro lado su hija le dice: “Papá, el abuelo está muriendo, te lo paso” …. en dos minutos, Eniac se convierte en huérfano. Algo alcanzó a decirle a su padre pero ya no sabe si al final él lo escuchó. 

Abatido, el continúa su viaje -no le ve sentido a asistir a un funeral- y con el recuerdo de su padre en los párpados, hace en Dunkerke la foto de portada de este libro, con decenas de pájaros recortados en el horizonte, donde finalmente evoca a su padre, por el gusto que le provocaba siempre contemplar el vuelo de un ave. 

Eniac Martínez Ulloa es fotógrafo y traduce sus sentimientos en imágenes, en este libro incluso él juega a las escondidillas con el espectador, hay imágenes donde el aparece sin aparecer, pero su silueta lo delata. 

Al final Eniac escribe en su libro : “Voy a extrañar toda la vida a la gente que perdí en este trayecto … “ Y sí, su libro es testimonio de lo anterior, fueron tres mil kilómetros de viaje; es una obra que recorre sin rumbo las calles de los barrios musulmanes en Marruecos, donde los perros no pueden faltar, pero es un libro donde su narrativa visual también nos lleva por pisos de aeropuertos, estaciones de tren en Europa, niños, miradas y reflejos estéticamente encantadores. 

Es un libro que gira en torno al duelo, pero que al mismo tiempo celebra la vida y pone a prueba nuestra capacidad para enfrentar el dolor. 

Hoy, su peor pesadilla, es un sueño recurrente en donde suena el teléfono de madrugada y del otro lado escucha la voz de su padre. Al final, ya saben, se corta la llamada y el siempre despierta aturdido. Se trata de un sueño que sin duda evoca ese diálogo roto al saberlo muerto del otro lado del mundo. 

Reto a quien tenga este libro en sus manos a que encuentre la silueta de Eniac en al menos una docena de sus imágenes. A mi en lo personal me impactó una foto donde se ve una brújula rota en medio de cristales astillados. Creo que esa imagen resume su viaje. 

Al final, gracias a la mirada, los fotógrafos siempre sacamos a nuestros demonios y les damos alas a nuestros ángeles.

PD. Eniac Martínez tendrá nueva Expo en el Museo Archivo de la Fotografía en el centro de la ciudad el próximo 14 de junio, los tres pisos del recinto se llenarán con su mirada. Abajo presentará “Basura” que es lo más nuevo, y en el resto del museo podrán ver lo mejor de Litorales, Ríos y Camino Real. Eniac es un fotógrafo documental que pertenece a la generación de Marco Antonio Cruz, Francisco Mata, Antonio Turok, Patricia Aridjis, Elsa Medina y Pedro Valtierra entre otros.

 Gracias Eniac por compartir tu mirada.

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archivo calais de eniac fotografía la martínez museo tánger

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January 19, 2018

Migración 2.0

Nueva York, de Alan Carranza

Por Ulises Castellanos

Francisco Mata es incansable, hace tiempo convocó por redes a un nuevo trabajo colaborativo; la invitación era sencilla, enviar imágenes sobre la migración hacia el norte, así fue como recibió miles de propuestas, que de la red pasaron a este libro editado por la UAM: Migración 2.0 

Esta obra consta de 119 páginas y participan en ella 53 fotógrafos, que reflejan la diversidad de miradas que sobre un tema tan complejo se pueden producir. El libro presenta retratos, recopila objetos que los migrantes transportan con ellos, congela espacios y paisajes de la frontera que son únicos y traspasa fronteras conceptuales. No todas las fotos son maravillosas, pero el conjunto es bueno y poderoso. 

El libro incluye imágenes en color y blanco y negro, son piezas que dialogan entre lo documental, lo periodístico, el concepto de autor y el collage. 

Abre con un amanecer y cierra con máscara de Trump. Entre los autores hay imágenes de Alan Carranza, Juan Carlos Reyes, Benjamín Alcántara, Anilú Hinojosa, Nikola Okin y el propio Mata. Los retratos de Nikola son un poema visual, su iluminación y mensajes estremecen a cualquiera. La serie de objetos retratados por Juan Carlos Reyes, evocan la fuerza del objeto como último testigo de un fenómeno social imparable. 

Este es un libro que recoge el peregrinar del migrante, pero también nos muestra su destino y matiza el choque de culturas. Se nota el espíritu latino de quien lo deja todo para fundirse en otro universo que nada o casi nada tiene que ver con él. Estas imágenes nos confrontan con la narrativa convencional; aquí vemos gente que migra, pero que también sonríe, personajes demuestran su coraje sin renunciar a sus sueños. Su meta es vivir mejor. 

La vida siempre presenta retos y busca descarrilar nuestras metas, la tenacidad es un valor humano que nos llena el tanque de alegría sin darnos cuenta. Los protagonistas de este libro abandonaron su barrio para buscar nuevos horizontes. Su enorme desafío: cruzar la frontera más larga del planeta, que a diario nos recuerda la incomprensible diferencia que separa nuestros mundos. Nada más arbitrario que el trazo de una frontera que divide al ser humano, sin mayor justificación que la presunta diferencia cultural o económica. 

Al final, la línea fronteriza deriva en drama cuando separa sueños y familia, en un mundo tan desigual. La edición y narrativa visual corrió a cargo de nuestra colega Camila Mata Lara, joven promesa de la fotografía mexicana, que se estrena con este libro, en el complejo reto de jerarquizar la fuerza y diálogo visual que cada imagen nos provoca. Enhorabuena pues a los participantes, al querido maestro Francisco Mata por su iniciativa y a la Rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana por apoyar estos esfuerzos editoriales que dejan huella en nuestro universo visual.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 13 de Enero de 2018.       

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December 20, 2017

El Payasito Heroico

Superhéroe a la mexicana, fotografía de Valente Rosas / El Universal

Por Ulises Castellanos

No se trata de una película de terror o comedia mexicana, tampoco es una imagen derivada de ninguna pesadilla; es una imagen real y su nombre es Efraín Hernández, mejor conocido como el “Payasito Bomberín”, tiene 16 años como bombero y 14 como payaso en las heroicas fiestas infantiles. Es un superhéroe de carne y hueso. 

Resulta que en octubre de este año, nuestro colega Valente Rosas, autor de esta increíble imagen, acudió a una orden de nota roja, derivado de un incendio en el municipio de Melchor Ocampo allá por el Estado de México. 

Según me cuenta Valente, -experimentado fotoperiodista del diario- un tremendo incendio se registró en 2 mil metros cuadrados en un sitio que al almacenaba combustible al parecer de manera irregular, en donde se quemaron varios tráileres cargados con diésel, lo que provocó el inevitable desalojo de unos 300 vecinos. 

Pues bien, mientras aquello se prendía cerca de las 4 de la tarde y los rios de fuego inundaban las calles del vecindario; nuestro payaso heroico divertía a un grupo de niños, como actividad extra para completar su gasto familiar; y estando ahí en la fiesta, al tiempo que inflaba globos, se enteró del incendio y acudió al llamado de auxilio de sus compañeros bomberos; cual Superman a la mexicana, no lo pensó dos veces y sin tiempo para desmaquillarse, fue por su casco y se unió a combatir el fuego.

Tres horas después, aquello estaba controlado. 

Pienso en este personaje y creo que de alguna manera, resume la vida del mexicano promedio; en el fondo todos llevamos un héroe en el interior que surge en el momento preciso, los terremotos en México dan testimonio de eso; pero mientras acudimos al llamado del héroe, nuestras vidas transcurren entre la vocación del deber ser y la realidad económica de un país que nos obliga a ser multitareas, si queremos sobrevivir. 

México es un país generoso en muchos aspectos, pero no parece serlo con sus mejores personas; un bombero debería poder vivir perfectamente bien y con soltura económica suficiente para no tener que ser payaso los fines de semana; debería alcanzarle perfecto para hacerle su fiesta de cumpleaños a sus hijos y ser él, quien contrate a los payasos para sus fiestas. 

En este país roto, polarizado, con la mitad de su gente en la pobreza y repleto de activistas tuiteros; tiene entre sus filas a un bombero que cuenta chistes a los niños para sobrevivir y apagar incendios el resto de la semana, arriesgando la vida en cada ocasión. Ya ni hablemos del cuadro completo que nos habla de un almacén que presuntamente era ilegal y que representaba claramente un peligro para las 20 casas de alrededor. 

Al final somos rehenes de un Estado fallido en diversos sectores; un Estado que no sabe quién roba gasolina, mientras sus bomberos que ganan una miseria tienen que ser payasos el fin de semana para sonreírle a los niños y además salvar la vida de otros mexicanos en peligro. Carajo. 

¿Qué sería de México sin sus héroes?

Anuncios parroquiales: Con su permiso, este humilde junta letras se tomará el primer descanso en tres años de columna. Nos veremos de nuevo, en enero de 2018. Felices fiestas.

Columna publicada originalmente en el diario El Universal el 16 de Diciembre de 2017     

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